EnglishEl libro Por qué la libertad transmite un mensaje sencillo: Presenta una visión alternativa de la política, una política que se ejerza por acción de la voluntad y no por medio de la fuerza.
La política es uno de los aspectos más importantes de la vida social; genera muchísimos debates y afecta a cada persona del planeta, le guste o no, ya sea por medios pacíficos o a través de la fuerza del estado.
El libro nos narra por qué la libertad es un enfoque sencillo que no deja de ser sofisticado a la vez, ya que las normas simples de las ideas libertarias generan órdenes sociales muy complejos.
Escritores de renombre como Tom Palmer, John Stossel, Clark Ruper, James Padilioni, Alexander McCobin y Aaron Ross Powell nos hacen meditar sobre preguntas fundamentales de la política y nos invitan a considerar a la libertad como respuesta.
Tom Palmer inicia esta colección de ensayos mostrándonos con argumentos claros cómo en nuestro día a día ya incorporamos las ideas de libertad en nuestras acciones. Ante alguien que actúa de mala manera, nadie le agrede gratuitamente, sino que creemos en la persuasión como la mejor manera de obtener lo que deseamos. Al pensar así, nos señala el autor, ¡actuamos como liberales sin darnos cuenta!
Entonces Palmer nos plantea, ¿qué distingue a una persona que abraza la libertad del resto? La respuesta es sencilla: Los liberales, como en gran medida la mayoría de las personas, no sólo no violentan a los demás, sino que también reconocen que existen derechos de otros que no pueden infringir. Aquéllos que aceptan la libertad como el fin político por excelencia entienden que los derechos sólo están a salvo si el poder del estado tiene límites claros.
Lo que nos lleva a leer la opinión de John Stossel. El destacado periodista estadounidense explica cómo la gran mayoría piensa que los problemas pueden arreglarse por medio de una ley. En realidad, el análisis erróneo de esta suposición no es que el estado, o mejor dicho, los políticos, no resuelven los problemas sociales por falta de voluntad, sino porque el Estado es una máquina pesada e ineficiente por su propia naturaleza.
El espectro estándar de idelogías políticas para muchos se reduce a izquierda y derecha. Pero Clark Ruper nos muestra que más allá de esa dicotomía, está el liberalismo como una continua lucha en contra del poder sobre las personas. Esta tradición ha ganado en los últimos 200 años tantas batallas que nos permite ver de manera distinta cosas que antes eran considerados paradigmas evidentes. Un componente integral de la forma de ver el mundo hasta hace relativamente poco era la esclavitud, tema que James Padilioni, candidato a doctorado en Estudios Americanos, expone en el libro. Padillioni muestra cómo los primeros abolicionistas lucharon para que el principio liberal según el cual cada quien es dueño de sí mismo pasara a formar parte de las instituciones políticas.
Las ideas de la libertad han cambiado al mundo en formas que hoy se dan por sentado. Para explicar estas transformaciones, Palmer nos narra el surgimiento de la filosofía liberal. El autor afirma que este movimiento germinó con la defensa de formas de vida pacíficas contra las doctrinas del estado absolutista. Si bien la primera manifestación clara apareció en Inglaterra, las ideas de la libertad no son exclusivas de una sola cultura.
Para dar una visión amplia de los principios subyacentes, Alexander McCobin, cofundador de Estudiantes por la libertad, nos explica que esta corriente se compromete con el principio de presunción de la libertad. Y que difiere de la mayoría de otras filosofías políticas en que no exige que las personas que creen en ella estén de acuerdo en una serie de principios estrechamente definidos, sino tan sólo aceptar que todos tienen el mismo derecho a la libertad.
Sarah Skwire enlaza la libertad y el arte. Fue uno de mis ensayos favoritos: Me ayudó a comprender cuál es el rol de las expresiones artísticas en cuanto a la crítica del poder. Deja muy claro el enorme poder que tiene el arte para fomentar la libertad, y exhorta a no olvidar los sacrificios artísticos en nombre de ella que se han llevado a cabo a lo largo de la historia.
Aaron Ross Powell hace un humilde llamado a absternos de imponer nuestras ideas a los demás, recordándonos que todos somos mayoritariamente ignorantes, incluso en cuanto a nuestra propia vida. ¿Cómo podemos presumir que sabemos qué es lo mejor para otras personas?
Slone Frost, en su ensayo “La dinámica confusa del intervencionismo estatal: El caso de la salud”, narra uno de los casos más importantes de intervención gubernamental en Estados Unidos, y cómo una gran cantidad de regulaciones establecidas desde la Segunda Guerra Mundial han obstaculizado gravemente la capacidad de las personas para escoger libremente qué es lo mejor para su salud.
En un ensayo conjunto titulado “¿Cómo lo sabe? El Conocimiento y la presunción de la libertad”, Lode Cossaer y Maarten Wage apelan a las ventajas de las sociedades libres respecto a las autoritarias. Las personas, al comerciar en mercados libres, conjugan dos principios que aparentemente suenan adversos entre sí: La competencia y la cooperación social. Pero en realidad el comercio busca lo mejor para todos, creando valor para uno mismo y para el resto. ¡Ése es el verdadero libre mercado! En cambio, si fuera el Estado el oferente de todos los servicios requeridos por una población, se darían transacciones de la forma “tómalo o déjalo” que perjudicaría a los consumidores.
Tom Palmer vuelve a participar con un ensayo titulado “Los orígenes del estado y del gobierno”, exponiendo cómo es el origen del gobierno y del estado. Nos insta a ver más allá de lo acostumbrado y no olvidar que el estado jamás es el responsable del éxito honesto de una persona. Nos invita a meditar sobre el hecho de que el estado no es el que nos confiere nuestra identidad ni nuestros derechos.
Como editor del libro, Tom Palmer, nos sugiere que no leamos de corrido el libro. Aunque no hice caso a su sugerencia, la apliqué al escribir este ensayo y dejé para el final el que más me conmovió: “La promesa de libertad en África”.
Escrito por Olumayowa Okediran, miembro del Directorio Ejecutivo de Estudiantes por la Libertad y miembro fundador del mismo grupo en su continente, nos narra brevemente la historia del colonialismo en África, pero expone el colonialismo aún existente que más le preocupa: El colonialismo mental. Alega que el mercado y el comercio son parte esencial de África. El carácter emprendedor de los africanos está en la médula del continente y es el cimiento del África del futuro. Okediran tiene fe en las personas de su generación que no están dispuestos a tolerar los gobiernos corruptos.
Y es la misma fe que yo comparto para América Latina, desde México al rincón más alejado de Chile. Es hora de que abracemos las ideas de la libertad, que dejemos de satanizar al capitalismo, que reconozcamos su moralidad, y que dejemos de hacer caso a los discursos bonitos pero ineficaces de los políticos. Exijamos menos promesas y más oportunidad de acción sin el estado diciéndonos cómo vivir, qué comer, qué ver y qué leer.
¡Aprendamos a vivir como personas libres!