EnglishEl viernes 29 de agosto los portavoces de las cinco pandillas más poderosas de El Salvador anunciaron el inicio de la segunda fase del esfuerzo para una tregua entre grupos rivales. El denominado proceso de paz tiene respaldo del Gobierno salvadoreño, así como de instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA).
Si somos parte del problema, también podemos ser parte de la solución.
Los miembros de MSX3, Barrio 18, Mao-Mao, Máquina, y Mirada Locos 13, publicaron recientemente una declaración en la cual manifiestan sus intenciones de reconciliación para poner fin a la violencia entre pandillas que afecta a El Salvador. Como lo indicaron, “si somos parte del problema, también podemos ser parte de la solución”.
Los líderes de las pandillas involucradas en las negociaciones establecieron una lista de directivas para concretar la segunda fase de las conversaciones, las cuales básicamente sirvieron para reforzar las prácticas que acordaron en la fase inicial de la tregua en el año 2012.
Voceros de pandillas anuncian nueva fase del proceso de paz, como paso unilateral. Suspendern ataques a policías. http://t.co/ojDpvpfvvH
— Paolo Luers (@paololuers) August 30, 2014
Entre las metas que se esperan alcanzar está planteada la cesación de actos violentos entre pandillas, así como la violencia contra familiares de miembros del Ejército y la Policía Nacional Civil (PNC), empleados de las cárceles, y evitar la muerte de más civiles.
También se pactó reconocer a las escuelas públicas como “zonas de paz”, y de continuar los esfuerzos para establecer municipios completamente exentos de los conflictos. Los representantes de las pandillas declararon además que interrumpirán el reclutamiento de nuevos miembros.
Los esfuerzos de ONGs fueron igualmente reconocidos, y los líderes de las pandillas ofrecieron apoyo a los programas de ayuda para la reintegración de sus miembros a la sociedad salvadoreña. Anunciaron, de la misma forma, sus intenciones de crear un ambiente pacífico dentro de las prisiones en las cuales se encuentran detenidos sus miembros.
Llamado a la acción social
En el comunicado de prensa oficial también se hizo mención a la necesidad de apoyo por parte de la sociedad civil, específicamente pidiendo a los opositores a este proceso de paz a tener una actitud más “patriótica”. El Gobierno fue también convocado a ayudar proporcionando mayores oportunidades para que la sociedad civil sea considerada como intermediaria para esta segunda fase.
Posteriormente pidieron a la Fiscalía General y a la Policía Nacional, que no se criminalice a la juventud salvadoreña, y que se ayude más bien a crear un ambiente propicio para la disminución de los enfrentamientos entre miembros jóvenes de pandillas y sus respectivas comunidades.
Las pandillas a los detractores de la tregua, a la PNC, a los medios de comunicación y a los partidos les dicen: pic.twitter.com/0oc3OOZmSz
— Alex Pineda (@lexpineda) August 29, 2014
Pidieron además que los medios de comunicación sean más cuidadosos y que no recurran al amarillismo al reportar los incidentes violentos alrededor del país. Solicitaron que se dé mayor cobertura al proceso de paz y mencionaron la importancia del rol de los medios de comunicación para llevar a cabo el proyecto.
“La situación de violencia es también un asunto de percepción y esa la generan ustedes con sus noticias”, se lee en la declaración. “Esa es la imagen que se proyecta tanto interna como externamente […] ustedes también tienen responsabilidad en la situación del país”, agregaron.
En cuanto a los políticos salvadoreños, los líderes de las pandillas demandaron mayor reglamentación para ayudar al avance del proceso de paz, y que se acabe con las propuestas egoístas, que a su juicio, sólo persiguen sus campañas electorales.
El horizonte de nuestras vidas no puede ser la cárcel, un hospital o un cementerio.
El comunicado de prensa cierra con agradecimientos y reconocimientos a los distintos mediadores que asistieron con el proceso. Agradecieron a sus mediadores haberles enseñado alternativas a su realidad. “[…] el horizonte de nuestras vidas no se podía limitar a la cárcel, el hospital o el cementerio”, expresaron.
Más preguntas que respuestas
Uno de los aspectos que resaltó del inicio de esta tregua fue la falta de declaraciones oficiales. El periódico en línea El Faro fue el primero en hacer mención del proceso de paz en el año 2012 en una nota titulada “Gobierno negocia con pandillas la reducción de homicidios”.
La primera señal de un cambio de política ocurrió en ese mismo año, cuando 30 miembros de pandillas fueron transferidos de cárceles de máxima seguridad a instalaciones penitenciarias menos estrictas. Se especuló, en ese tiempo, que estas acciones fueron el resultado de acuerdos con una de las pandillas más prominentes del país. Conforme al acuerdo, los líderes de las pandillas se comprometieron a hacer lo posible para disminuir el número de asesinatos.
El general David Munguía Payés, ministro de Justicia y Seguridad, negó saber acerca de la tregua durante al menos dos meses, hasta que finalmente reconoció los acuerdos en una entrevista con El Faro. Munguía aseveró que la tregua era parte del plan que él mismo había previsto cuando prometió reducir el grado de violencia en El Salvador.
¿Se ha ignorado al Estado de derecho y el respeto hacia las instituciones por la epidemia de criminalidad en El Salvador?
Muchas dudas han surgido con respecto a la efectividad de un plan como este. Estas dudas se intensificaron desde el reciente arresto del sacerdote Antonio Rodríguez (Padre Toño) por el presunto crimen de contrabando dentro de las cárceles. El índice de homicidios también subió durante 2014, particularmente en el mes de mayo, cuando se registraron números comparables a aquellos de antes de la tregua; alrededor de 14 asesinatos por día.
Pasados ya dos años desde el inicio del proceso de paz, persisten las dudas respecto a quiénes están encargados de llevar adelante el proyecto, cual es el rol del Gobierno salvadoreño, y cuales serían las consecuencias en caso de un fracaso.
Claudia Umaña, presidenta de la Fundación Democracia, Justicia y Transparencia —un reconocido instituto político salvadoreño— ganó atención con su publicación “Negociando con pandillas: Efectividad vs. Estado de derecho” con la cual formuló preguntas tales como: “¿Se ha ignorado el Estado de derecho y el respeto hacia las instituciones por la epidemia de criminalidad en El Salvador?