EnglishPara quienes están prestando atención, hay algo completamente surrealista sobre las autoridades que hacen poco por aspirar al símbolo por el que fueron elegidos en primer lugar; para el resto, esto es más de lo mismo.
Ted Cruz, un senador Republicano de Texas, recientemente introdujo un proyecto de ley que expandiría el poder del Ejecutivo al permitir al Gobierno federal quitar la ciudadanía a cualquiera que supuestamente apoye al terrorismo.
El proyecto, que los Demócratas postergaron en septiembre, es como la Ley de Expatriación Terrorista. La legislación propuesta es simple y llanamente asombrosa. Cruz busca enmendar la sección 349(a) de la Ley de la Inmigración y Nacionalidad, que ya contempla que los ciudadanos estadounidenses pueden perder su ciudadanía si formalmente declaran lealtad a un Estado extranjero o si sirven en un ejército extranjero que enfrenta a Estados Unidos.
Considerando el cariño que Cruz ha demostrado hacia la Constitución en varias oportunidades, incluyendo su famoso debate sobre la Segunda Enmienda contra la senadora Dianne Feinstein (D-CA), uno se pregunta si queda algún rastro del candidato que alguna vez pareció ser.
Terrorismo: ¿Qué significa?
La ley estatal en Estados Unidos es clara: el asesinato es un crimen.
Considerando el cariño que Cruz ha demostrado hacia la Constitución en varias oportunidades, uno se pregunta si queda algún rastro del candidato que alguna vez pareció ser.
La ley federal también rechaza la idea de que proveer asistencia material a organizaciones terroristas está bien. Entonces, ¿por qué Ted Cruz está intentando expandir los poderes del Gobierno federal al permitir a Obama escoger quién debería perder la ciudadanía por acusaciones de apoyo al terrorismo?
¿Acaso confía tanto en el Gobierno federal?
Consideremos el caso controversial de dos ciudadanos estadounidenses que nunca pudieron enfrentar en una corte a quienes los acusaron: Anwar al-Awlaki y su hijo de 16 años, Abdulrahman al-Awlaki.
Una investigación del FBI realizada entre junio de 1990 y marzo de 2000 contra el presunto líder de Al Qaeda no tuvo éxito. Los investigadores federales escudriñaron presuntos vínculos de Anwar al-Awlaki con Hamas, Osama bin Laden y uno de los terroristas del 9/11, pero no encontraron ninguna evidencia. Awlaki nunca fue acusado de un crimen.
Reclamando un “clima de miedo e intimidación”, Awlaki dejó los Estados Unidos hacia fines del 2002 con su esposa e hijos, incluido Abdulrahman. En Yemen, Awlaki protagonizó videos en Youtube que preguntaban a sus correligionarios musulmanes de Estados Unidos: “¿Cómo puede su conciencia permitirles vivir coexistiendo pacíficamente con una nación que es responsable de la tiranía y los crímenes cometidos contra sus propios hermanos y hermanas?”
En julio de 2010, el FBI acusó a Awlaki de amenazar a caricaturistas que dibujaron imágenes del profeta Mahoma después de que él escribiera un artículo para la revista de Al Qaeda, Inspire. “Es mejor apoyar al profeta atacando a los que lo calumnian, que es viajar a la tierra de la Jihad como Irak o Afganistán”, escribió.
Si bien Awlaki puede haber demostrado odio hacia los no-musulmanes en varios de sus videos, el FBI y otras agencias federales nunca fueron capaces de conectarlo a cualquier actividad criminal. El 30 de septiembre de 2011, la CIA eludió su debido proceso de protección y lo mató en un ataque con aviones no tripulados.
Si bien Awlaki puede haber demostrado odio hacia los no-musulmanes en varios de sus videos, el FBI y otras agencias federales nunca fueron capaces de conectarlo a cualquier actividad criminal.
El ataque aéreo también mató a su hijo de 16 años, Abdulrahman, el 14 de octubre de 2011, mientras comía en un restaurant en Yemen con su primo y otros civiles.
Para reiterar, ni Anwar ni Abdulrahman fueron alguna vez acusados de un crimen antes de sus muertes. Su condición de ciudadanos no fue suficiente para garantizarles el debido proceso —un derecho que se supone que la Constitución debe garantizar a todos los estadounidenses.
El proyecto de ley de Ted Cruz efectivamente terminaría con este tipo de protección, otorgando al Ejecutivo la facultad de revocar la ciudadanía por vagas acusaciones de “vínculos terroristas”.
¿Están dispuestos los estadounidenses a apoyar los esfuerzos de Ted Cruz por facilitar el trabajo de la CIA?
Se aprovechan de las concesiones
Al analizar la Constitución, es importante centrarse en lo que el documento en realidad establece.
Cuando Cruz y Hillary Clinton afirman que la ciudadanía estadounidense es un privilegio y no un derecho, claramente descartan la Decimocuarta Enmienda —y ese no es el único problema con el proyecto de Cruz.
Los estadounidenses no deben dejar que el miedo du jour ofusque las lecciones del pasado. Es el Gobierno federal el que tiene que ser restringido, no las libertades individuales.
De acuerdo con el columnista de Reason, Steve Chapman, el proyecto de Ted Cruz podría incluso violar el derecho a la libertad de expresión, que también garantiza la Constitución.
La Corte Suprema ya ha afirmado que el discurso de apoyo también podría considerarse como asistencia material a grupos terroristas. En virtud de la Ley de Expatriación Terrorista, tales afirmaciones serían suficientes para que el Gobierno federal revoque la ciudadanía estadounidense de alguien, aumentando así el poder sobre el individuo y no restringiéndolo.
Es difícil de creer que Ted Cruz, quien estuvo junto a Rand Paul durante el filibusterismo del senador de Kentucky en 2013, es el mismo hombre que ahora apoya la Ley de Expatriación Terrorista en 2014.
Cuantas más leyes los legisladores aprueban, más difícil se hace frenar al Gobierno. Los estadounidenses no deben dejar que el miedo du jour ofusque las lecciones del pasado. Es el Gobierno federal el que tiene que ser restringido, no las libertades individuales, para que una sociedad se mantenga libre y segura.