El crecimiento económico estancado y los recortes presupuestarios parecen ser solo la punta del iceberg de las medidas inverosímiles del actual Gobierno de Chile; las cuales, además de ser irresponsables en la función de priorizar los recursos públicos, nos han hecho perder, la capacidad de asombro a una nación caracterizada por su emprendimiento y laboriosidad.
En esta oportunidad, quiero hacer referencia a un hecho que puede pasar desapercibido para muchos: Chile tiene un canal nacional de propiedad pública, llamado Televisión Nacional de Chile (TVN), cuya misión (como la de cualquier otro canal), es comunicar e informar, y para ello se financia con patrocinantes, creando contenido cultural y elaborando una parrilla programática variada que responda a las preferencias de la audiencia.
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Sin embargo, la realidad evidencia que en los últimos dos años (curiosamente desde que la Sra. Bachelet volvió a la presidencia), la audiencia ha disminuido sustancialmente, entrando así en una crisis, con cifras rojas alarmantes. Ante este panorama, ¿cuál ha sido la decisión del gobierno? Decretar un rescate de US$70.000.000; de los cuales, 25 van a la creación de un llamado canal cultural que no necesite de patrocinantes.
Esta medida, desde cualquier punto de vista, escandalosa, ha sido justificada por el vocero del Gobierno aduciendo “el sustento y viabilidad de una empresa importante para las personas”. Bajo este argumento y considerando el costo que implica dicha medida, quiero establecer una serie de premisas, bastantes obvias para todos, menos para nuestros iluminados gobernantes:
- Si un medio es “tan importante para los chilenos”, debiera verse reflejado en el rating (audiencia). En ese sentido, “el sustento y viabilidad”, se la darán los auspiciadores, quieren verán en este, un canal propicio para la promoción de sus servicios/productos, etc. Empero, si un medio no tiene una audiencia significativa, el resultado es lógico es que los auspiciadores y con ello, su capital, se retiren.
- Una de las lecciones que deja el mundo animal, es que aquellos seres que ya no se adaptan al medio ambiente, desaparecen, se extinguen. Esta enseñanza, es perfectamente aplicable al canal: si fuera adaptable e importante para el público, no estaría en crisis y la crisis, solo es sinónimo de la pérdida progresiva de su valor (simbólico, económico, …). Infortunadamente, el gobierno de Chile (marcadamente izquierdista) dice que no se puede dejar el canal a la deriva, cosechando las malas decisiones técnicas y financieras, sino que todos los chilenos deben casi como deber nacional, acudir en rescate de la estación. Una de las preguntas que surge aquí es ¿debería el pueblo chileno “sustentar y viabilizar”, con US$70.000.000 a un canal que ha perdido su valor?
- El aporte monetario no es la única modificación que se implementaría para consolidar la gestión en el canal. Entre las medidas que se tomarán está aumentar el número de personas en el directorio de 7 a 9. Estas personas saldrán de ternas provenientes del Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura. Esto solo significa que se desea crear un directorio que no tenga posibilidad alguna de poner el menor obstáculo a las directrices que salgan del Gobierno.
Lo anterior no debería resultar extraño, ya que como es evidente, el régimen gobernante en Chile, no es un régimen de gestión, no ha venido a administrar lo que existe ni a mejorar ciertas áreas para que el país crezca un poco más o mejorar las cifras de desempleo, la percepción ciudadana con respecto a la seguridad, controlar la inflación, mejorar la salud, mejorar los espacios públicos, etc. como haría cualquier Gobierno sensato o medianamente normal y razonable.
Este Gobierno ideologizado, con una inspiración religiosa izquierdista, no ha venido para administrar y gestionar, sino a cambiar los paradigmas culturales, la Historia (tal como lo han manifestado en numerosas ocasiones) y a crear conciencia bajo el esquema Gramsciano y como todo mensaje religioso necesita un púlpito para predicar, ¿qué mejor escenario que la televisión para hacerlo?
Cada punto de rating equivale aproximadamente a 80.000 personas. La mayoría de las tasas de rating en Chile se manejan por sobre los 5 puntos y TVN opera con estos mínimos y menos, pero aun así, son muchas personas las que ven televisión, por lo cual un medio de comunicación masivo y en este caso, una estación de televisión, es la plataforma ideal para replantear la conciencia nacional, para acabar y barrer con las instituciones al modificar las percepciones de las personas, para construir sobre nuevas bases, eliminar “el modelo” desde los corazones de la gente, refundar el sistema, promover la equidad, la justicia social, los derechos sociales, etc. Por eso para el gobierno de Michelle Bachelet es esencial salvar el canal nacional mientras escasean los recursos para otros asuntos evidentemente más importantes.
La construcción de hospitales públicos está completamente estancada: ¿Cuántos consultorios de mediana capacidad se podrían construir con el dinero asignado a TVN? Como dato curioso, una de las primeras cosas que tuvimos con el ascenso de este Gobierno fue la prohibición a las concesiones en el área de la salud o su equivalente, impedir la creación de hospitales y clínicas administradas por privados. Lo anterior, como regalo de los partidos de izquierda a la nación chilena en el Congreso, que solo puede ser comparable a la historia del perro que no come ni deja comer.
Estos sencillos ejemplos reflejan las lógicas de los regímenes de izquierda, cuya prioridad no es evitar la quiebra o retroceso económico de un país, sino mantener y concentrar el poder. Mientras el Gobierno de la Sra. Bachelet deja de hacer lo esencial, asegura su púlpito e intervención en los medios (TVN) que históricamente ha sido conocida y padecida por nuestro continente latinoamericano,
Prioridades y caprichos, conceptos que el Gobierno de Chile aún no parece diferenciar y solo queda la amarga lección para la ciudadanía que sufre su irresponsabilidad cívica sobre un Gobierno que fue elegido por un 24% del padrón electoral porque los chilenos prefirieron seguir de vacaciones que ir a votar, dejando al país en una ruta antes recorrida hacia la ruina y el absolutismo de izquierda, que prefiere lanzar un salvavidas a un barco que hace rato está hundido, como lo es TVN, que priorizar las verdaderas necesidades de la población.