EnglishRoberto Guerra es director de la ONG Hablemos Press y Karina Gálvez es economista e integra el Consejo de Redacción de la revista Convivencia y profesora de Educación Cívica en Cuba. Ambos disidentes cubanos han enfrentado incontables amenazas por parte de la dictadura de los Castro.
Esta semana se encuentran visitando la ciudad argentina de Rosario, a unos 300 kilómetros de la capital, donde están conociendo la labor de las organizaciones de la sociedad civil en la Fundación Libertad, un think tank dedicado a difundir las ideas de la libertad en Argentina y América Latina desde hace 27 años.
Roberto Guerra ha sido detenido por el aparato policial cubano unas 180 veces. Su cuerpo tiene un sinfín de marcas por todas las golpizas que ha recibido y su familia ha sufrido abusos de todo tipo.
No obstante, Karina y Roberto han logrado crear un espacio donde se le pueda contar al mundo la verdad sobre las atrocidades cometidas por los hermanos Castro y su aparato represor.
¿Cómo es la vida de un disidente en Cuba?
Roberto Guerra (RG): Desde que me levanto a las 7 a.m. y hasta tarde en la noche, cada día recibimos en mi hogar —que sirve como oficina para la agencia de prensa Hablemos Press— entre 30 y 50 llamadas desde distintas partes de Cuba, de individuos que denuncian violaciones de los derechos humanos en la isla. Luego, con un equipo de periodistas y activistas nos encargamos de procesar dicha información y la difundimos como podemos.
Karina Gálvez (KG): El día a día es agobiante, los cubanos estamos muy agobiados y la mayoría somos disidentes. Por ejemplo, el principal problema para una cubana cuando se levanta es pensar qué va a hacer para el almuerzo, la merienda y la cena.
Una vez que ese asunto está resuelto una pasa el día menos agobiada. Nosotras no hacemos las compras de la semana, en Cuba se hacen las compras del día, y uno compra lo que se puede adquirir ese mismo día. La cotidianidad aplasta a los cubanos, y es por ese motivo que nos cuesta ponernos a pensar en las cosas menos cotidianas y por lo que hay menos cubanos comprometidos con la realidad de Cuba. Vivimos pensando en cómo sobrevivir.
¿Cómo difunden la información desde Hablemos Press?
RG: Muchas veces tenemos que programar horarios para acercarnos a las embajadas, que son las que nos prestan los servicios de internet para subir la información y el contenido a nuestro sitio web, ya que muchas veces se nos hace difícil y no tenemos conexiones libres y eficientes en Cuba.
Ha habido otras posibilidades de subir información, donde empresas estatales venden horas de internet de manera clandestina, o si no en hoteles, pero allí sucede que la hora de conexión cuesta al menos diez dólares, y el salario promedio de un cubano es de US$25 por mes.
¿Han sufrido la represión del Gobierno cubano? ¿Cómo fue esa experiencia?
RG: Desde 2003 a la fecha me han arrestado más de 180 veces. Desde el 2005 al 2007 estuve en la cárcel por realizar periodismo independiente, y en 2010 estuve nueve meses preso y posteriormente otros seis. He sido golpeado en varias ocasiones, he estado en celdas donde se me han aplicado infinitas torturas, he estado durante meses encerrado en ambientes con temperaturas de entre 35 y 38 grados .
A su vez, durante ese último período, me trasladaron a la cárcel Nieves Morejón, en la provincia de Sancti Spíritus, donde por protestar y reclamar mis derechos me fracturaron la cabeza, me pusieron puntos. Me encerraron en la celda número 17, la cual tenía un metro de ancho por un metro de largo, donde no tenía otra opción más que soportarlo.
Allí no me daban agua, y tampoco tenía lugar para hacer mis necesidades, pasé cinco días en esa celda y las veces que me daban algo de beber era en un pote que usaban para limpiar los pisos de la cárcel; jamás me curaron las heridas ni recibí atención médica. Lo peor es que esto no solo me ha sucedido a mí, sino a cientos de prisioneros y activistas en Cuba; muchos lo están padeciendo en este mismo momento.
Los extranjeros no ven la otra Cuba, aquella Cuba donde los niños no tienen un vaso de leche para desayunar
¿Cuáles son los distintos métodos de represión utilizados por los hermanos Castro?
KG: Muchos cubanos tienen miedo de perder el trabajo, o de que les saquen a sus hijos de los colegios por el simple hecho de pensar distinto. Entonces, simplemente hacen silencio ante las órdenes del Gobierno.
Nosotros hemos sido interrogados, citados y amenazados, pero yo creo que el Gobierno cubano a veces no sabe cómo actuar, no tiene una estrategia determinada con la disidencia cubana. Es simplemente una dictadura que reprime al que piensa diferente.
¿Por qué creen que el mundo se ha olvidado de los cubanos?
RG: La propaganda que se ha venido mostrando al mundo es que los cubanos somos una sociedad feliz y que allí no sucede nada malo. A nosotros en la televisión tan controlada que tenemos nos pasan las noticias y los hechos violentos que suceden en México o Estados Unidos, y nos dicen que aquí estamos a salvo.
A su vez, cuando los extranjeros viajan a la isla los llevan a través de paquetes turísticos a cientos de playas y lugares de lujo que el Gobierno tiene preparados y diseñados para engañar al mundo. Empero los extranjeros no ven la otra Cuba, aquella Cuba donde los niños no tienen un vaso de leche para desayunar. Hay cosas que vivimos a diario y que no se cuentan.
KG: A partir del gasto incontrolado en propaganda, el Gobierno ha logrado dar una imagen al mundo que a mí me gusta hacerla comprender con una frase de Milan Kundera en La insoportable levedad del ser, que dice: “en estos Gobiernos hay una pequeña mentira creíble detrás de la cual se esconde una gran verdad increíble”. Entonces el mundo se ha creído aquella pequeña mentira de una educación gratuita, de una salud pública que funciona o de un Gobierno legitimado por unas supuestas elecciones libres.
El pueblo cubano ha sufrido y sabe que la revolución nos ha llevado a un sistema que no sirve para nada. No hay ningún Gobierno que se pueda mantener en el poder con elecciones libres durante 57 años.
Para tener un sistema educativo y de salud “gratuito” tuvimos que sacrificar todas nuestras libertades económicas y civiles
¿Qué sucede con los precios en Cuba? ¿Es fácil conseguir los productos básicos?
KG: Los productos están racionados, y los que no, se consiguen quizás en un mercado paralelo pero a un precio inaccesible para la mayoría de la gente. Nunca hay nada asegurado en el mercado, hay que salir a buscar. Por ejemplo, el papel sanitario más barato nos sale a un dólar, y un dólar para una cubana que gana $25 al mes es mucho.
Si vemos la relación entre el salario y los precios, podemos decir que los cubanos deberíamos estar muriendo todos en la calle, sin embargo muchas veces por necesidad hemos tenido que rebuscárnosla de algún modo, con remesas, con el mercado negro, o con trabajos por cuenta propia. Todo el mundo en Cuba sabe que del salario no se puede vivir y por eso sobrevivimos buscando alternativas de vida o muerte, por lo que la gente llega a hacer cualquier cosa por algunos dólares.
Uno de los aspectos más destacados habitualmente en Cuba es su sistema de salud, ¿cuál es su opinión sobre esto?
KG: La atención médica aparentemente es gratuita, pero esto se comprende si vemos que el salario de los cubanos no vale nada, y es ahí de donde se paga aquella “salud gratuita”. Para tener un sistema educativo y de salud “gratuito” tuvimos que sacrificar todas nuestras libertades económicas y civiles, todo por la revolución, y eso no vale la pena. Esas conquistas de la revolución no funcionan para el cubano, pero sí para el extranjero que va y paga. Nosotros los cubanos no tenemos acceso a consultas normales, los médicos no ganan nada, y los hospitales no tienen el equipamiento necesario para atender.
Creo que podemos ser una nación próspera pero solo si se nos devuelven todas las libertades que necesitamos y que nos ha arrebatado el Gobierno
RG: La calidad de atención médica está muy deteriorada en la isla. A los cubanos se los maltrata en los hospitales, casi nunca hay guantes o medicinas para atender a las personas. Un médico que escribe para nosotros nos ha contado que en varios casos se ha tenido que operar a pacientes sin anestesia. Pero claro, los hospitales para extranjeros sí cuentan con todo tipo de atención, por eso se llevan y creen toda la propaganda de la revolución, sin embargo, esa no es la realidad de los cubanos. Esa educación gratis nos la han cobrado a nosotros y a todos nuestros antepasados.
¿Cómo proyectan el futuro de una Cuba libre?
KG: Yo creo que en Cuba se dará pronto un cambio esencial y gradual que será muy bueno para los cubanos. Las circunstancias internacionales de Venezuela o Estados Unidos, las reacciones de la sociedad civil dentro de Cuba, el descontento del pueblo, todo esas cuestiones apuntan para que en Cuba se de un cambio político muy pronto y esperamos que sea de manera civilizada.
Creo que podemos ser una nación próspera pero solo si se nos devuelven todas las libertades que necesitamos y que nos ha arrebatado el Gobierno.
Tras su visita a Rosario regresarán a Cuba, ¿cómo viven esta situación?
RG: He sentido mucho miedo por las golpizas, pero no tengo miedo de regresar a Cuba porque desde allí cuento la realidad en la que viven cientos de cubanos. Si tuviera a Fidel Castro de frente y pudiera decirle todo lo que he dicho en estos años, lo haría sin ningún temor.
KG: Mi mayor miedo sobre regresar a Cuba es ver que los cambios no sean verdaderos. Quisiera entrar a Cuba y no tener las amenazas de siempre en el aeropuerto, me daría mucho miedo regresar y tener la idea que tiene la mayoría de los cubanos de que la realidad no va a cambiar. Nosotros no estamos cometiendo ningún delito y estamos siendo transparentes, espero que el Gobierno le ponga un fin a todas las amenazas.
Editado por Adam Dubove.
Nota del editor:Esta entrevista fue actualizada el de 30 de junio a las 10:35 a.m. (EST) para aclarar el cargo de Karina Gálvez en la revista Convivencia