La última vez que un presidente norteamericano pisaba suelo argentino fue, al menos, hace 11 largos años, cuando el expresidente George W. Bush, asistió a la IV Cumbre de las Américas en noviembre de 2005.
En el marco de aquella nefasta cumbre, bajo el Gobierno de Néstor Kirchner, se rompieron las relaciones con el país del norte. Durante aquellas jornadas, tanto Lula da Silva, como Hugo Chávez y Néstor Kirchner, promovieron las políticas de cierre e hicieron a un lado las ideas del proyecto que fomentaría el Área de Libre Comercio de las Américas –mejor conocida como el ALCA-, a la que el otrora mandatario venezolano, Hugo Chávez, respondió con su inapropiada consigna “ALCA, ALCA, Al carajo”.
Hoy en día, el contexto ha cambiado. Sin intérpretes, entre risas y con un diálogo fluido. En esos términos ingresó a la Casa Rosada el mandatario norteamericano, Barack Obama, junto a Mauricio Macri.
Respecto de la visita de Obama a Cuba, el mandatario argentino expresó: “Se han abierto puertas, se están dando herramientas a aquellos que quieren volver a elegir, y él (Obama) fue a Cuba sin dejar de levantar las banderas de la libertad, de que cada cubano pueda elegir qué hacer con su futuro (…) Hoy es necesario acelerar el debate, y esa juventud cubana que reclama libertad, necesita tener socios en el mundo entero”, aseguró Macri.
La situación actual ha cambiado estrechamente. Hoy, la nueva Argentina de Mauricio firmó acuerdos bilaterales para la prevención del crimen, y un acuerdo general para el fomento del comercio, que será responsable de generar inversiones en ambos países.
Argentina volverá al juego luego de haber estado al margen del escenario durante varias décadas.
Asimismo, se tendrán en cuenta diversos tratados referidos a temas de energía, inversiones en infraestructura, tecnología, y supresión de barreras económicas.
A partir de estos factores, de la consolidación de las instituciones políticas, del crecimiento del comercio, y de las colosales inversiones que se prevén para el país durante los próximos años, Argentina volverá al juego luego de haber estado al margen del escenario durante varias décadas.
Sin embargo, el país del sur deberá continuar con el afianzamiento de sus instituciones, bajo plena transparencia, y con reglas de juego claras. Sólo así el país podrá dar buenos pasos adelante, a partir de esta primera y crucial pisada en términos de relaciones internacionales.
“La llegada de Barack Obama es una muestra de confianza en la Argentina, a partir de una nueva visión que el mundo tiene sobre nuestro país”, expresó ayer el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio.
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Resulta indudable que esta visita formará parte de un nuevo ciclo institucional para el país del tango. Después de largos años de sobrellevar un populismo imperante, Argentina parece reingresar al sistema internacional.
En aquel sentido de populismo reinante, la exmandataria, Cristina Kirchner, firmaba tratados con países poco democráticos, mantenía su relación candente con la Venezuela de Chávez y Maduro, faltaba el respeto a sus pares, sostenía un discurso “anti-imperialista”, repudiaba las libertades individuales, políticas y económicas, y se burlaba públicamente de Estados Unidos.
La falta de diplomacia y la poca seriedad, fueron una fuerte característica de los gobiernos kirchneristas. Hoy, la situación ha dado un vuelco. El nuevo Gobierno ya ha tenido las visitas del presidente francés, Francois Hollande, del Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, y mañana concluirá la visita del mandatario norteamericano, Barack Obama.
En los primeros 100 días del Gobierno de Mauricio Macri, la Argentina volvió a aparecer en el mundo y, probablemente, el país volverá a tener un protagonismo importante en la esfera internacional.
Los vientos de cambio parecen haber llegado, pero es fundamental llevar a cabo una ardua labor para limpiar el hedor populista que ha dejado el Gobierno anterior.
Durante la conferencia de prensa brindada por ambos mandatarios desde la Casa Rosada, Macri remarcó el significado especial de la visita como “un gesto de afecto y de amistad”, en un momento en que “la Argentina emprende un nuevo horizonte”. “Este es el comienzo de una etapa de relaciones maduras, constructivas e inteligentes, para mejorar la calidad de vida de nuestra gente”, dijo Macri.
“Si me pasa algo miren hacia el norte”, expresó Cristina Kirchner en 2014. Hoy, Mauricio Macri le dijo a Barack Obama: “Muchas gracias por venir, esta es su casa”.
Los vientos de cambio parecen haber llegado, pero es fundamental llevar a cabo una ardua labor para limpiar el hedor populista que ha dejado el Gobierno anterior.