EnglishHoy se cumple exactamente un mes para el inicio de la Copa del Mundo Brasil 2014 con el enfrentamiento entre la selección local y Croacia en la ciudad de San Pablo. Sin embargo, a treinta días de la cita el panorama es de preocupación con respecto a las obras de los estadios que aun no están terminadas, la presunta corrupción en relación a los sobreprecios de los contratos de construcción, un aumento de la inflación, rebrotes de violencia en las favelas de Río de Janeiro, índices de crecimiento más bajos de lo esperado y un declive de la imagen de Dilma Rousseff.
El torneo más importante para los amantes del fútbol le costará al arca pública brasileña US$11.000 millones para la construcción de 12 estadios en las principales urbes del país. Cuatro de los 12 estadios siguen en obras, incluyendo el estadio inaugural en San Pablo y los restantes en Curitiba, Cuiabá y Porto Alegre.
A #Copa2014 movimenta a economia, gera emprego e torna o país um dos principais destinos turísticos do mundo! o/ pic.twitter.com/CxtKTJWYa3
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Jerome Valcke, secretario general de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), manifestó que “hemos vivido un infierno en Brasil”, en relación con el atraso en las obras de infraestructura. Explicó también que la FIFA reclamó que tuvo que negociar con políticos en los tres niveles (federal, estatal y municipal) para adelantar los trabajos. “Deberíamos haber recibido los estadios en diciembre, y vamos a recibirlos el 15 de mayo”, expresó Valcke.
Otro que condenó el atraso en la organización de los juegos fue Lamartine Pereira da Costa, profesor de estudios olímpicos y gestión del deporte de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ) y de la Universidad de East London en Inglaterra. “Pese a que Brasil tiene experiencia en mega obras, pocas veces he visto atrasos como los que se dieron en los preparativos para la Copa del Mundo”, expresó el experto.
Advierten los organizadores que muchos de los estadios presentarán problemas con su conexión inalámbrica a Internet. Mientras tanto, trabajan a contrarreloj para evitar los problemas de saturación que se presentaron en el final de la Copa FIFA Confederaciones 2013.
A la par de estos sucesos, la popularidad de Dilma Rousseff, presidenta de Brasil y precandidata para ser reelecta en octubre en las próximas elecciones presidenciales, ha bajado ocho puntos porcentuales en los últimos seis meses, aunque se espera que gane la presidencia en segunda vuelta a pesar de su paulatina baja en los sondeos.
“Brasil puede ser campeón, y yo perder la elección. Brasil puede no llegar hasta ahí, y yo ser reelecta. Una cosa no está ligada a la otra. Pero no tengan duda de que voy a hinchar mucho para que Brasil sea campeón”, advirtió la mandataria.
[FOTO] Tudo pronto para o segundo evento-teste da Arena @Corinthians. pic.twitter.com/BDEnBuBTVZ
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Otro de los temas sobre el tapete es el posible resurgimiento de la masiva protesta de junio de 2013, cuando medio millón de brasileños salieron a la calle a reclamar el exceso en gastos y lo que consideraban como “corrupción desatada” en la organización de la Copa FIFA Confederaciones 2013.
Esto, más los casos de violencia registrados en las favelas de Río de Janeiro —donde se jugarán 7 partidos mundialistas, incluida la final— harán que el gobierno tenga que poner a disposición todas las fuerzas policiales, e incluso algunas militares, para la seguridad de los turistas.
En lo que va de 2014 seis policías han sido asesinados por guerrillas presuntamente relacionadas con el narcotráfico. Por esto, el gobierno liderado por Rousseff movilizará la suma récord de 170 mil miembros de las fuerzas de seguridad durante el lapso del torneo y desplegará 30.000 soldados para custodiar las fronteras. “El Mundial implica un perfeccionamiento enorme de nuestra seguridad. Ofreceremos seguridad pesada”, advirtió Rousseff, líder del Partido de los Trabajadores.
Órgãos de segurança pública simulam escolta de delegações em Brasília. Confira como foi: http://t.co/1EPlUSR4Vl pic.twitter.com/bhvWkVsoub
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¿Inversión y crecimiento, o inflación y corrupción?
Roberto Chiocca, del Instituto Mises Brasil, expresó en declaraciones para PanAm Post su opinión sobre las consecuencias del alto grado de inversión pública que conlleva la organización de este evento: “Todo lo invertido no será recuperado, los gastos en estadios gigantes para 30.000 o más personas se hicieron en ciudades donde la media de asistencia en los campeonatos no pasa de 3 mil personas”, critica. Chiocca cree que los estadios se convertirán en elefantes blancos porque a las mismas ciudades les será imposible mantenerlos.
Por su parte, la mandataria aseguró que las obras beneficiarán a toda la población luego de que el Mundial finalice, y pone como ejemplo el transporte y los aeropuertos.
Pero el crecimiento económico que se esperaba que iba a traer la organización del Mundial no llegó del todo. En una entrevista con la revista Semana Económica, Hugo Perea, jefe de Estudios Económicos de BBVA Research comentó que “nunca se esperaba que el impacto fuera muy grande, pero ha sido menor de lo esperado”.
En el mismo sentido, Sixto Otoya, analista de estudios económicos del Banco de Crédito, explicó que como la inversión es mayoritariamente pública, el crecimiento es menos sostenible, y que el Mundial estaría causando inflación en bienes no transables (como alimentos fuera del hogar y otros servicios).
Sin embargo, cifras del Ministerio de Turismo brasileño estiman que se crearán 47.900 nuevos empleos a raíz de la fiebre mundialista (la mayoría temporales), un 35,2% más de los generados en 2013. Esto gracias a los más de 600 mil extranjeros que visitarán el país durante el mes del mundial, además de 3.1 millones de turistas nacionales.
Por último, el descubrimiento de presuntos casos de corrupción en el financiamiento de las campañas electorales parece aumentar la indignación alrededor del Mundial. Un informe de la agencia de noticias Associated Press (AP), en poder del principal tribunal electoral de Brasil, describe un aumento exponencial de las contribuciones para campañas por parte de aquellos que ganaron las licitaciones para la construcción de los estadios.