Este jueves se llevó a cabo una protesta internacional de los trabajadores de las cadenas de comidas rápida. Los manifestantes pidieron un aumento de sueldo y el derecho a sindicalizarse sin sufrir represalias.
El movimiento internacional tuvo como epicentro la ciudad de Nueva York, pero la ola de protestas llegó a otras 150 ciudades dentro de Estados Unidos y 33 países. Los activistas se encontraron en la esquina de la calle 17 y la novena avenida de Nueva York para exigir un salario por hora de US$15, en medio de un contexto de protestas nacionales por el aumento del salario mínimo y contra la inequidad salarial que existe en ese país.
En su mayoría, los que participaron en la manifestación son empleados de las principales cadenas de comida rápida del mundo: McDonald’s, Wendy’s, Burger King, Domino’s y KFC, acompañados de líderes religiosos y comunitarios.
Las protestas podían seguirse en directo por Twitter y a través de Fast Food Forward, uno de los grupos que promueven el movimiento por las mejoras salariales.
Linda @McDonalds worker has arrived at NYC's Herald Sq.
"Im striking for $15 and a union" #fastfoodglobal pic.twitter.com/DcSGVS6axH— Fast Food Forward (@FastFoodForward) May 15, 2014
La huelga en Manhattan se replicó en Miami, Minneapolis, Orlando, Filadelfia y Sacramento, y en otras 80 ciudades del mundo, incluidas algunas en Brasil, Panamá, India, Japón, Marruecos, Alemania, Malawi, Nueva Zelanda y Reino Unido.
Kendall Fells, líder del grupo Fast Food Forward, expresó a Al Jazeera que “esto es un símbolo del tiempo en que vivimos y que las personas están pasando por un momento difícil“. Añadió que si queremos poner a la economía de nuevo en marcha, tenemos que conseguir que la gente tenga más dinero en sus bolsillos. Muchas personas de todo el país pensaban que estábamos locos por pedir US$15 la hora, pero ahora Seattle lo está proponiendo”.
Los argumentos a favor del aumento de salario resuenan con las razones que recientemente esgrimió el presidente Barack Obama en cuanto a su propuesta de incrementar el salario mínimo de los empleados del gobierno federal a US$10.1 por hora. A través de una gacetilla de prensa oficial en la que exhorta a extender el cumplimiento de la propuesta a los empleados de los contratistas del gobierno, explicó que la compensación de $10.1 la hora redundaría en una reducción de gastos gubernamentales.
“El aumento de la remuneración de los trabajadores de bajos salarios aumenta su moral, su productividad y la calidad de su trabajo, reduce la rotación de la fuerza de trabajo y los costos que ésta conlleva, y también reduce los costos de supervisión. Estos ahorros y mejoras de calidad darán lugar a una mejora de la economía y a la eficiencia en la contratación pública”, dice Obama en la gacetilla.
Patrick Belser, un economista que trabaja en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), apoya el aumento del salario mínimo para la industria de la comida rápida. Le explicó a la cadena Al Jazeera que un salario justo es una herramienta importante para dejar atrás la disparidad y la desigualdad en los salarios. Para él, el acuerdo entre los sindicatos y los empleadores debe estar en concordancia con el crecimiento de la economía.
Muhammed Malik, un líder activista en la comunidad de Miami, afirmó su respaldo a esta iniciativa en declaraciones para el PanAm Post. “Como activistas de la comunidad apoyamos esta causa, porque creemos que los salarios de pobreza deben ser reemplazados por salarios dignos. Creemos que cuando a los trabajadores se les pague más y sean tratados con dignidad entonces nuestras comunidades mejorarán. Los trabajadores deben ser respetados y se les debe pagar más, porque valen más”.
El activista comparó la huelga desatada ayer con la batalla de David contra Goliat. Dijo que en esta pelea David ganará. “Yo creo que McDonald’s paga a sus trabajadores poco porque cree que eso no traerá consecuencias. También creo que McDonald’s ve —arrogantemente— a sus trabajadores como ‘demasiado débiles’ para enfrentarse a la empresa y hacer algo al respecto”.
Muhammed Malik adivirtió que el movimiento sindical de los trabajadores de comidas rápidas está aumentando. “Los trabajadores se están organizando, su movimiento está creciendo, y en algún momento en el futuro creo que los trabajadores usarán su poder para hacer que les paguen más”.
Florida: @ForRespect leader Vanessa out today support fast food workers. #FastFoodGlobal pic.twitter.com/EyxUkM1cf8
— United for Respect (@forrespect) May 16, 2014
En un comunicado oficial, la Directora de Comunicaciones Externas de McDonald’s, Heidi Barker Sa Shekhem, se pronunció sobre la sindicalización de los empleados: “Respetamos el derecho de los trabajadores a elegir si desean o no sindicalizarse”.
Añadió que en McDonald’s ofrecen un salario competitivo basado en el mercado local y el nivel de empleo. “McDonald’s y nuestros propietarios-operadores están comprometidos a ofrecer a nuestros empleados oportunidades para tener éxito, y tenemos una larga y probada historia de proporcionar oportunidades de progreso para aquellos que lo deseen. Invertimos en la formación y el desarrollo profesional que les ayuda a aprender habilidades empresariales prácticas que pueden usar en McDonald’s, pero que también son transferibles a otro lugar”.
Añadió que la discusión es de suma importancia porque las empresas de comida rápida emplean a trabajadores de salario mínimo por la naturaleza altamente competitiva del negocio.
En México también hay debate en torno al el salario mínimo
Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de Ciudad de México, expresó que su administración está trabajando en una nueva política para elevar el salario mínimo de los mexicanos y para ello llamó a conformar un debate a nivel nacional.
En una reunión con líderes sindicales y patronales a principios de mayo, Mancera se preguntó: “¿Podemos pensar que la economía mexicana puede crecer sobre la base de salarios mínimos tan castigados? ¿No será que la economía mexicana no crece porque el nivel de ingresos de los trabajadores es muy bajo?”.
Por su parte, Isaac Katz, investigador y catedrático del Instituto Autónomo de México, explicó que la política del aumento del salario mínimo no va a influir en el poder adquisitivo real del salario.
“Mancera debería saber, o alguien decirle, que el gobierno puede controlar el valor nominal de algunas variables, en este caso el salario, pero nunca puede controlar el valor real de las mismas. Un incremento de 175% en el salario obviamente se traduciría en un aumento en los precios de los bienes, erosionando rápidamente el aumento nominal. El valor del salario real, nunca el nominal, es el que equilibra el mercado laboral”.
Explicó que es esencial que los salarios reales aumenten, pero que eso no puede lograrse por decreto. “Para ello se requiere que la economía crezca, por lo que es indispensable eliminar todas las trabas que ahora lo impiden. Sin una mayor y creciente productividad no será posible lograrlo, no importan los buenos y populistas deseos de Mancera”.