English“¡Una manga de ladrones del primero al último! ¿Entiende? (…) Ahora, no compare Argentina con Uruguay, ¿o usted es ignorante?”. Estas palabras fueron pronunciadas en 2002 por el entonces presidente de la República Oriental del Uruguay, Jorge Batlle, durante una entrevista televisiva.
El abogado uruguayo del histórico Partido Colorado gobernó este país entre 2000 y 2005. Su mandato estuvo teñido de una ríspida relación con Argentina, dada por las desafortunadas frases pronunciadas contra el pueblo vecino, por una estrecha relación con Estados Unidos, y por la férrea decisión de cortar relaciones diplomáticas con la dictadura castrista en Cuba.
Jubilado de la política, se aboca ahora a la administración de su finca, y esta semana accedió con entusiasmo a una entrevista con PanAm Post. Decidido y con el tono pausado —tan característico de los orientales—, advierte, ante mi primera pregunta sobre la administración del expresidente Mujica, que “solo habla para dentro del Uruguay, para afuera no”. Me pregunto si eso es posible en la era digital.
Nisman, la cola de paja del gobierno argentino
“Qué casualidad que todos los gobiernos de izquierda tengan a sus países fundidos”, reflexiona.
Sobre la muerte dudosa del fiscal Alberto Nisman guarda prudencia, pero aclara que va “a decir una sola cosa”: que lo único que ha hecho el Ejecutivo argentino desde que se conoció el fallecimiento de Nisman es “descalificar al fiscal”.
También aseguró que lo que expresó Aníbal Fernández, jefe de gabinete, sobre Nisman tras su fallecimiento eran una serie de “barbaridades”. “Él, como funcionario público de altísima jerarquía del gobierno, habla así autorizado por la presidente de la República. Por tanto, el empeño de la presidente es descalificar a la persona en lugar de callarse la boca y dejar que el Poder Judicial actúe”.
El hecho de que el Gobierno argentino, insiste Batlle, se haya preocupado por generar en la opinión pública un “pésimo perfil” de Nisman es para él “un síntoma de que el gobierno argentino tiene cola de paja”.
La región socialista en problemas
Se excusa también cuando le pregunto sobre la legalización de la marihuana en Uruguay, quizás impulsado por su costado conservador. “Los periodistas pueden hacer todas las preguntas que quieran, pero sobre la marihuana comprenderá que es un asunto que se votó hace dos años y todavía no se sabe si se va a implementar. Usted comprenderá. Medio ridículo. Creo que hay cosas mas importantes en la vida del Mercosur y en América que eso”.
Picante, y cómodo en temas económicos e internacionales, el abogado tira el anzuelo y espera el pique. “Qué casualidad que todos los Gobiernos de izquierda tengan a sus países fundidos”, reflexiona.
¿Le queda futuro a la Argentina?, pregunto, en relación con su conocida oposición al gobierno de Cristina Kirchner. Y me tranquiliza: “usted no se preocupe, que la señora Kirchner se va del Gobierno en 2015. Lo que viene será completamente distinto”.
Explica que el gran problema que tiene hoy es un gran atraso de inversiones y las retenciones (impuestos) que sufren los productores al exportar productos agrícolas.
“Las retenciones han sido muy malas para la producción primaria, es lo que nos ha permitido a nosotros crecer. Al no tener [Uruguay] retenciones por ley, la producción argentina vino al Uruguay e hizo de este país un país agrícola”.
Para Batlle, hoy en Argentina impera un clima de inestabilidad. “Yo le diría que con un clima de normalidad, Argentina es el país que más va a crecer de América del Sur”.
Sobre Brasil, alarma que se vienen tiempos turbulentos. Del “todo va a estar bien” en Argentina cambiamos a un panorama sombrío en la tierra del carnaval y el bosanova.
“Cuando el Gobierno controla la Justicia, el sistema electoral, los medios de comunicación, maneja la economía, se sabrá (…) que ese Gobierno está al borde del abismo”.
“Brasil ha cometido graves errores políticos, porque ha cometido graves errores económicos. En 2015 Brasil va a tener una producción negativa, el producto bruto va a bajar. En este momento, lo peor que le pudo haber pasado a Dilma Rousseff es haberse sucedido a sí misma”, aventuró.
Parece sentirse cómodo al expresarse sobre la situación de escasez en Venezuela. Para él, la clave está en que este país depende “absolutamente del petróleo” y la situación económica y política recrudeció tras el desplome del precio del barril de petróleo de US$110 a $40. “La economía no ha podido resistir ese conjunto de errores gravísimos”, indicó con una seguridad académica.
Sin lugar a dudas, Batlle, explica que “el de Venezuela es un régimen absolutamente dictatorial”; y que además “es consentido en silencio por toda la familia ideológica de estos presidentes de América”.
Asegura que con la inflación venezolana (64% hasta 2014 según cifras oficiales, más de 100% según analistas), y los varios tipos de cambio, las políticas llevadas a cabo por Maduro no benefician a la producción y a la estabilidad de los precios.
Le pregunto si cree que las políticas de centralización venezolanas son tomadas por conveniencia o por ignorancia, y asegura que a ningún presidente le conviene que su país entre en miseria.
“No hay ningún presidente que le convenga que el país no tenga leche. Prácticamente toda la leche en polvo que se consumió en Venezuela durante el 2014 venía de Uruguay. Sin embargo, eso dejó de pasar a comienzos de 2015 porque se ve que Venezuela no tiene [más] recursos”.
Reitera que “cuando un país incurre en problemas económicos, inmediatamente tendrá problemas políticos “. “Cuando el gobierno controla la Justicia, el sistema electoral, los medios de comunicación, maneja la economía, se sabrá (…) que ese gobierno está al borde del abismo”.
Editado por Pedro García Otero.