Matar a una res que está bajo tu cuidado es ilegal en Cuba y por ese “delito” el artículo 282 del Código Penal cubano establece una pena de cuatro a diez años de prisión. En el régimen de los Castro, en el cual toda propiedad es colectiva, el Ministerio de Agricultura anunció recientemente un “conteo nacional de ganado vacuno” para que las autoridades actualicen el inventario del rebaño nacional.
Esta iniciativa prevé realizar un ceso a cooperativas, fincas y empresas estatales bajo las categorías de sexo, raza y edad. De esta manera, el Estado cubano busca comparar la evidencia en el terreno con la información brindada por los campesinos.
“Una ternera no declarada es una mina de oro”, le dijo un ganadero al medio cubano 14yMedio, en el sentido que si nadie sabe si existe ese animal, entonces no sabrán de sus crías; y la leche que produzca podría venderse en el mercado negro.
“El que (…) sacrifique ganado mayor es sancionado con privación de libertad de cuatro a diez años”, establece el artículo 241.1 del Código Penal.
Ovidio Martin, miembro del grupo de coordinadores del disidente partido político Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), le explicó irónicamente a PanAm Post que las reses en Cuba son sagradas, como en la India, “por que es imposible que un cubano tenga acceso a una res y mucho menos para comer”.
Indicó asimismo que los campesinos son complemente supervisados por el Gobierno, en los nacimientos y en general en todos los conteos que realicen. Precisó que a los ganaderos los monitorean constantemente.
“El campesino si tiene hambre no la puede matar. Sino solo las cuidan y les pueden sacar solamente un poco de leche. Cuando ya no les sirve o no la pueden cuidar deben vendérsela a otro campesino por medio de una cooperativa o deben vendérsela al régimen a precios puestos por el régimen mismo”, sostuvo.
Aseguró que conoce varios campesinos que están intentando “sacarse de encima” las reses, ya que en el caso de que ella se pierda o algún bandido las robe ellos mismos deben hacerse responsables y pagar una multa por su desaparición.
Asimismo, indicó que la carne de res no se ve tampoco en la cartilla de racionamiento que tiene cada cubano: “Llega solo el picadillo o la mortadela, pero lo que es la carne de res llega solo en ocasiones a los niños, solo unas onzas a los niños pequeños”.
¿Para qué esta el ganado entonces? Martín explica que están para abastecer a los hoteles donde tiene acceso el turismo internacional, para exportación, para el Ejército o para los ministerios.
En el mercado negro, un kilogramo de res puede costar no menos de US$9, apenas menos que un salario mínimo.
“Es imposible que un cubano compre carne con un salario ganado honradamente”, destacó.
Finalmente, exhortó que “a quien cojan con una vaca puede obtener una condena en prisión de 15 o 20 años de privación de libertad por consumir o sacrificar reses”.
Por esto, aseguró que conoce varias personas que han tenido que sufrir penas de prisión y multas por simplemente haber comprado res en momentos determinados.
En perspectiva, antes de la revolución comandada por Fidel Castro, en Cuba había seis millones de cabezas de ganado. Algo así como un animal por cada habitante. Tampoco se necesitaba una autorización especial para criar ganado ni se establecían límites a la cantidad de animales por persona. De igual manera, no se limitaba la cantidad de kilogramos de carne de res que podía comer un individuo.
La proporción es hoy, en cambio, de cuatro millones de reses para 11 millones de cubanos, según estimaciones extraoficiales de la disidencia antillana.