English¿Es por la velocidad o por la avaricia? De acuerdo con un nuevo informe del Centro Fronterizo de Políticas Públicas (FCPP), la razón por la que las muertes han disminuido en los últimos 40 años en Canadá obedece principalmente a los avances en la ingeniería automotriz, y no por un incremento en las multas por exceso de velocidad o el uso de sensores electrónicos o cámaras.
El Centro Fronterizo para las Políticas Públicas es una instituto de investigación y educación con actividades en Canadá y Estados Unidos. El informe, publicado en diciembre de 2015, destaca que las muertes en accidentes de tránsito bajaron por un factor de 3 puntos en las últimas cuatro décadas, a pesar de que la población en Canadá se duplicó.
Los autores del documento, Hiroko Shimizu y Pierre Desrochers, explican que en la actualidad la tasa de muertes es tan baja que casi el doble de los canadienses mueren por caídas que por accidentes de tránsito. Como ejemplo, plantean que entre los años 1994 y 2009 “el número de lesiones graves y del total de lesiones relacionadas con accidentes de tránsito ha disminuido drásticamente, pese al crecimiento en el número de autos y conductores registrados”.
Los autores argumentan que basándose en la retórica de que la “velocidad mata”, y el supuesto costo social de los accidentes de tránsito, las autoridades y grupos activistas creen que el número de accidentes podría reducirse aún más con medidas tecnológicas “más extendidas”.
El informe cuestiona la idea de que disminuir los límites de velocidad, incrementar las multas y una “rigurosa aplicación” de la ley mejorará la seguridad pública. Los autores aseguran que contrariamente a lo que se piensa, “poca evidencia creíble apoya este argumento”.
“Hay evidencia de que la implementación de prácticas de ingeniería probadas (tales como una mejor señalización, el establecimiento de límites de velocidad más en sintonía con las prácticas reales de conducción, y un ligero mayor tiempo de la luz amarilla) son las formas más efectivas de reducir las infracciones y los accidentes de tránsito”.
Además, el FCCP argumenta que los programas de sensores automáticos generan “incentivos perversos” y conflictos de intereses sobre la generación de ingresos, “especialmente cuando los presupuestos municipales y policiales enfrentan déficit”.
Cuando los oficiales electos se enfrentan a un déficit en su presupuesto, el informe deja en evidencia como frecuentemente se tientan a incrementar “impuestos, multas y honorarios”.
[adrotate group=”7″]Aunque en la mayoría de los casos solo una pequeña fracción de los ingresos municipales proviene de estas multas, el FCCP sugiere que “uno debe preguntarse sobre la ética de las multas y sanciones como fuentes de ingresos normales cuando a menudo son impuestas por ofensas muy leves y justificadas como medidas de seguridad pública”.
También, aseguran los autores, el objetivo de las autoridades sobre la seguridad pública puede ser alcanzado utilizando “ingeniería basada en hechos (por ejemplo, el diseño y mantenimiento de las rutas, un adecuada señalización, definición de límites de velocidad), educación y una aplicación sensata (que podría incluir la operación de sistemas automatizados).
En 2010, entre 20 y 50 millones de personas alrededor del mundo resultaron heridas por accidentes de tránsito, y aproximadamente 1,24 millones fallecieron, de acuerdo con un reporte realizado en el 2013 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el caso de Canadá, el país registró un total de 242.074 fallecidos en 2011, según el reporte del FCPP. De esas muertes, solo un 0,8% (aproximadamente 1.937) fueron causadas por accidentes de tránsito.
“En otras palabras, el canadiense promedio, que conduce unos 50 km por día para viajar a trabajar, podría recorrer la distancia equivalente a 232 viajes ida y vuelta a la luna antes de esperar verse involucrado en un accidente de tránsito”, señala el reporte.
Los autores incluso sugieren que los políticos deben considerar observar a las “contribuciones beneficiosas de los nuevos modos de transporte alternativo”, como Uber y Lyft.
Explican que un estudio elaborado en California sugiere que la llegada de UberX llevó a una disminución de la tasa de coaliciones fatales de vehículos por trimestre en ese estado.
“El estudio [de California] va más allá y sugiere que una combinación de costo, disponibilidad, y facilidad de uso, es la fuerza detrás de la disminución de muertes relacionadas con conducir en estado de ebriedad”.
En resumen, el FCPP concluye que “a pesar de ser vendidos como programas de seguridad, los sistemas automatizados realmente son para generar ingresos para el beneficio de municipios y las arcas de las fuerzas de seguridad”.
El reporte añade que muchas infracciones de tránsito ocurren debido a la cuestionable disposición de la infraestructura, y los avisos sobre la introducción de sistemas automatizados suele ser escasa e inadecuada. “La innecesaria aplicación estricta apunta contra una mayoría de buenos conductores, en vez de enfocarse en la pequeña minoría que conduce peligrosamente”.
Finalmente, los autores argumentan que la evidencia sugiere que los operativos con sensores electrónicos son usualmente implementados “por motivos emocionales, en lugar de motivos de ingeniería, y que su capacidad de generar ganancias los hacen irresistibles para un largo número de oficiales electos”.
Con la contribución de Guillermo Jimenez.