Desde hace un par de meses, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en México, viene realizando una serie de protestas debido a que rechazan la Reforma Educativa que ha propuesto el Gobierno Federal. Estas protestas han ido incrementando sus medidas, llegando al punto de bloquear el tránsito carretero en dos estados: Oaxaca y Chiapas, lo que ha causado un desabasto brutal.
Lo más preocupante en este momento es que millones de personas están carentes de víveres, combustible y otros enseres de primera necesidad, afectando tanto al ciudadano de a pie, como a grandes empresas que ocupan insumos para su producción. Entre estas está Walmart, que está considerando el cierre de temporal de sus tiendas en Oaxaca debido a que tiene detenidos 70 tráileres de mercancía, lo que los tiene desabastecidos.
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Pero, como es de esperar, la miopía de los dirigentes sindicales se manifiesta en su máximo esplendor al decir que esto es un mito, y que si está afectando a alguien es apenas a las transnacionales donde solo compra un grupo reducido de personas. Claramente, se refieren a las esferas de alto poder adquisitivo, como siempre es común en sus discursos.
Este fin de semana, el profesor y escritor mexicano John Ackerman dijo en su cuenta de Twitter que “El pueblo no necesita ni Coca Cola, ni Starbucks para vivir”, con lo que a su vez pretendía apoyar la retórica de la CNTE, desmintiendo el desabasto así como que las transnacionales no son de mayor importancia para “el pueblo”.
¿Desabasto en #Oaxaca? El pueblo no necesita CocaCola, Gansitos ni Starbucks para vivir. https://t.co/40QCKdwjJ1
— John M. Ackerman (@JohnMAckerman) July 2, 2016
Este ha sido uno de los discursos más sinsentido de quienes simpatizan con las ideas del socialismo en Latinoamérica: tratar de ver a las “transnacionales” como enemigas de la sociedad y decir que son sinónimo de burguesía, así como que son un privilegio negado a “las mayorías”.
México sí necesita a Starbucks, sí necesita a Coca-Cola, así como a cientos de empresas más que invierten en ese país y generan cientos de miles de empleos, y que en los últimos años han fortalecido la macro economía mexicana colocándola como una de las más sólidas en Latinoamérica.
¿Por qué son necesarias las transnacionales?
Hace año y medio, Coca-Cola de México anunció una inversión de USD$ 8.200 millones para desarrollarse en el período 2014-2020, lo cual se traduce en 10.000 nuevos puestos de empleo.
Sumado a eso que, hasta el 2014, la empresa en mención llevaba ya 10 años ininterrumpidos en los que invirtió un prometio de USD$ 1.000 millones por año, lo cuál generó más de 90.000 empleos directos y alrededor de 800.000 indirectos en toda la cadena de producción y distribución de los productos de la refresquera.
Por otro lado, Starbucks, la famosa franquicia estadounidense de café, anunció en 2015 una inversión en México de más de USD$ 110 millones, con lo que proyecta la apertura de 45 nuevos establecimientos por año, con un aproximado por establecimiento de 30 empleos directos. Además, México representa un mercado llamativo para esta empresa ya que le reporta el 28 % de las ventas totales de la compañía
También Walmart, otra de las empesas afectadas, realiza millonarias inversiones en el país azteca. Mismas que crecieron 17 % en el presente año, lo que se traduce en cerca de USD$ 817 millones, con lo que planea abrir nuevas tiendas, así como dar mantenimiento y remodelación a las existentes.
Esta cadena de tiendas es en México el primer empleador privado, con más de 400,000 empleos creados, y la tercera compañía más importante tras Pemex y América Móvil, considerando su volumen de ventas.
¿Se da cuenta señor Ackerman por qué su país necesita a Starbucks, Coca-Cola y todas las transnacionales? ¿Puede acaso el Gobierno generar esa cantidad de empleos que se traducen en desarrollo del individuo y de la sociedad? ¿Quienes son los mayores beneficiados de que esas compañías sigan creciendo, no son acaso ese “pueblo” que usted tanto dice defender?
Quienes se ciegan por una ideología o intereses personales no ven más allá de sus narices, y no se dan cuenta que no dañan a un Presidente, dañan a toda una sociedad boicoteando las oportunidades de crecimiento que los Gobiernos no están ni cerca de poder hacer efectivas.
Sí, México y todos los países necesitan de esas satanizadas compañías para poder crecer y consolidar sus economías que, al final del día, son de beneficio para todo “el pueblo”.