EnglishEste sábado 22 de noviembre, Voluntad Popular (VP), el partido del dirigente venezolano encarcelado Leopoldo López, alcanzó las 640.000 firmas para respaldar ante el árbitro electoral su propuesta de refundación del Estado venezolano a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), órgano unicameral que sería conformado por 165 representantes.
Para lograrlo, el partido opositor necesita conseguir que el 15% del electorado venezolano (2.835.000 votantes) firme tal pedido. De acuerdo con el cronograma planteado en la convocatoria, cuatro meses a partir del momento en que se entreguen las firmas al Consejo Nacional Electoral (CNE), Venezuela podría tener instalada la Asamblea Constituyente.
Las bases comiciales propuestas por VP —que definen el proceso y su marco electoral— le dan al CNE 30 días para validar las firmas; a los 30 días siguientes, el órgano electoral debe convocar a un referendo consultivo para aprobar dichas bases, y de sobrevivir a la decisión de la mayoría, en 60 días se celebrarían las elecciones de los 165 diputados constituyentes. La ANC tendría luego un funcionamiento por 180 días.
VP acude a este mecanismo como si se tratase del botón de reinicio para un país en crisis. Luis Florido, dirigente de la iniciativa, explicó al PanAm Post que este es el paso urgente y necesario que Venezuela debe dar hoy día, además de la única forma de encaminar hacia la democracia a los poderes públicos, rehenes del chavismo y del Plan de la Patria, el modelo de Gobierno que dejó Hugo Chávez.
Para el equipo de VP los grandes males del país no pueden esperar. Florido cita la devaluación acelerada de la moneda venezolana —de Bs. 0,47 por dólar a finales de los 90 a Bs. 110 en el presente; la duplicación de la deuda externa desde 1998; la inflación, que supera el 100% este año; y el incremento de la tasa de homicidios —se quintuplicó entre 1998 y el 2013.
La movida del partido implica la redacción de una nueva Constitución para Venezuela, sin embargo, los de la tolda naranja no esconden que el objetivo principal de este punto de quiebre es sacar al chavismo del poder.
La Constituyente, una guillotina para el chavismo
Pero para el profesor de derecho constitucional en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) José Vicente Haro, Venezuela lo que tiene que debatir es el modelo de país que quiere. Coincide con Florido en que el Gobierno actual viola sistemáticamente la Constitución y eleva su plan de partido como el documento originario de la nación.
Sin embargo, cuestiona con dureza los propósitos de VP, y cree que apegado a la Constitución, la Constituyente “tiene una finalidad más sublime” que la de remover a los altos mandos de los organismos del Gobierno.
“En realidad lo grave es que todos esos poderes públicos están trabajando para instaurar el Plan de la Patria. El problema no son las personas que están allí. El problema es el modelo que ellos quieren imponer; lo que se debería hacer es debatir el modelo y a partir de una nueva Constitución, en sus disposiciones transitorias, y con el voto de todos los constituyentes, se sustituyen todos esos poderes públicos”, dijo en conversación con el PanAm Post.
Haro sostuvo que la Constitución venezolana necesita ciertas reformas —como reducir el período presidencial y eliminar la reelección indefinida—, pero cree que el proceso de su construcción tiene que ser más inclusivo que aquel que propone VP, el cual calificó como una “guillotina política” para el chavismo.
Explicó que el método de elección de los 165 diputados constituyentes que propone el partido opositor garantizará a la mayoría electoral una proporción mucho mayor que su correspondencia con los votos —un mecanismo que según el especialista también le sirvió a Chávez en 1999 para catapultar al sector que lo favorecía cuando pidió la Constituyente. Así, según Haro, 50 o 60% de los votantes puede terminar eligiendo a más del 90% de los constituyentes. El chavismo quedaría aplastado.
“Lejos de promover una reconciliación y ayudar a resolver nuestros problemas de forma aceptable, con diálogo, y comunicación, se va a acentuar la crisis política porque los chavistas que no se vean reflejados van a atacar. VP debe replantear las bases comiciales”, dice el experto, quien cree que por otros métodos como el voto uninominal, sin listas, combinado con la representación proporcional de las minorías (cuotas para indígenas), el chavismo alcanzaría un porcentaje cercano al 30% de los diputados en la Constituyente, que no llegaría a amenazar a la oposición.
VP va con todo, con las encuestas de respaldo
Voluntad Popular conoce esto y quiere aprovechar la coyuntura; el próximo 29 de noviembre los militantes tomarán de nuevo los principales espacios públicos municipales del país para continuar con la recolección de firmas. El partido se respalda en los resultados del Estudio Nacional del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD), que en octubre señaló que 70,2% de la población aprobaba la Constituyente, 60,3% estaría dispuesto a firmar, y solo 23,6% votaría por el partido de Gobierno en las elecciones para conformarla.
La bases comiciales que el partido planteó el pasado mes de septiembre buscan precisamente blindar a esa mayoría opositora por medio de una serie de condiciones que el Consejo Nacional Electoral estaría obligado a cumplir.
Ante la frecuente violación de las normativas, y la desconfianza creciente de los venezolanos en el árbitro electoral, las bases de la convocatoria de VP incluyen la suspensión de las cadenas presidenciales de radio y televisión por el período de campaña, el acceso a los medios del Estado en igualdad de tiempo para todos los candidatos a constituyentes, la eliminación del uso de las captahuellas durante las elecciones, la auditoría completa de las boletas de votación y la transparencia de todos los cuadernos de votación para los postulados.
“No habrá posibilidad de que el chavismo formalice por esta vía el Plan de la Patria. No estamos en 1999. Ellos van a ser minoría”, aseguró con confianza Florido.
El aplastamiento del oficialismo, que parece un problema a los ojos del constitucionalista José Vicente Haro, planteará nuevos retos. A pesar de los altos índices de aprobación hacia la Constituyente, según la encuesta del IVAD los venezolanos no están de acuerdo en los cambios concretos que quieren para su Constitución. El 37,3% de las personas quiere el período presidencial en seis años (contra 61,7%), y 33,7 apoya la reelección indefinida (contra 65%).
La juventud está dispuesta A FIRMAR POR EL FUTURO #YoFirmoxVenezuela @VzlaConstituye @JuventudesVP @UniversitarioVP pic.twitter.com/BBgHUYh5jk
— Formacion VP (@FormacionVPA) November 11, 2014
La sombra de las listas negras no abstiene a los venezolanos
Los firmazos en Venezuela tienen su precedente más lamentable en los hechos de 2003 y 2004, cuando más de 3,4 millones de venezolanos firmaron a favor del referendo revocatorio para sacar a Hugo Chávez de la presidencia. Antes de que la oposición alcanzara el mínimo necesario, Chávez señaló: “los que firmen contra Chávez, estarán firmando contra la patria […] Quedará registrado para la historia, porque va a tener que poner su nombre, su apellido, su firma, su número de cédula y su huella digital”.
Tras lograr el umbral para convocar a las elecciones, el presidente aseguró que había un fraude en la recolección de firmas y pidió al árbitro electoral exponer las listas de firmantes. El entonces diputado oficialista Luis Tascón lideró la búsqueda y exposición pública de la lista, con la cual, según se denunció repetidamente, comenzó una purga de empleados de instituciones públicas, y se le dio al chavismo una herramienta que por años le serviría para excluir a los opositores de los cargos de poder.
La después denominada Lista de Tascón fue de tal demanda que incluso vendedores ambulantes de la calle ofrecían un CD-ROM con el contenido para quienes quisieran verificar a los más de 3 millones de firmantes. Hoy día, algunas instituciones públicas siguen chequeando apellidos y cédulas en esta lista negra, y PanAm Post conoce de fuente confiable que a los firmantes se les obstaculiza el ingreso a instalaciones públicas de importancia, como las refinerías petroleras.
La poca confiabilidad del venezolano en su sistema electoral no lo ha hecho, sin embargo, desistir de participar. Tras estos sucesos, la participación de las elecciones presidenciales de 2006 fue de 74,7%, en 2012 alcanzó el 80,49% , y en 2013 se mantuvo en un 79,68%.
“Le tengo mucho más temor a Venezuela en este sistema de persecución, desabastecimiento, y colas. Yo prefiero asumir el costo y el riesgo de cualquier lista de Tascón, a que nos coloquen en cualquier apartheid político, con tal de hacer el intento por reconquistar la libertad. Venezuela lo vale todo”, sentenció Luis Florido.
Editado por Daniel Duarte