EnglishUna semana después de las elecciones generales en Honduras, el ambiente de desacuerdo e incerteza prevalece en el país centroamericano, uno de los más pobres, inseguros y corruptos de la región. El Tribunal Supremo Electoral del país ya declaró un vencedor: Juan Orlando Hernández del Partido Nacional, quien fue elegido con el 36,8% de los votos del pueblo. En segundo lugar, con una diferencia de apenas 250 mil votos, se ubicó el nuevo partido socialista Libertad y Refundación (LIBRE), con Xiomara Castro de Zelaya como candidata a la presidencia. Castro declaró no aceptar los resultados y denunció fraude electoral, llevando a cabo varias protestas pacíficas.
Sin embargo, el verdadero resultado memorable de esta elección es el final de la dominación bipartidista que gobernó al país por más de 30 años. Sucedió luego de la fragmentación de uno de los partidos, el Partido Liberal de Honduras. Con el recientemente formado LIBRE ubicándose en el segundo lugar, se amplió el espectro de ideas ofrecido al electorado y se reconfiguraron las fuerzas políticas.
Nunca en la historia del país, una elección había sido tan competitiva, tanto en los porcentajes como en los votos contados. Como consecuencia, el control partidario del Congreso no será tan alto como lo ha sido en el pasado. En cambio, el recién electo presidente, enfrentándose a al menos un65% de oposición, deberá gobernar con un Congreso dividido y cuyo presidente muy probablemente no pertenezca al Partido Nacional.
Dado que el Partido Nacional solo posee el respaldo de un tercio del electorado, si LIBRE y el nuevo Partido Anti Corrupción (PAC), que alcanzó casi un sexto de los votos, se alían, probablemente alcancen la mayoría en el Congreso. Por otra parte, la posibilidad de que el Partido Liberal, el cual se ubicó en el tercer lugar, se una a la oposición es muy remota, dada su animosidad con LIBRE: seguramente, estarán más alineados con las propuestas del Partido Nacional, incluso aunque hayan sido rivales históricos. Una situación similar se vivió en el año 2009, cuando los dos partidos tradicionales se aliaron al votar la destitución del ex Presidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara Castro.
Juan Orlando Hernández se enfrenta actualmente a muchas confrontaciones, por parte de PAC y especialmente de LIBRE, que rechazó las cifras oficiales y llama al pueblo a marchar en las calles. Lo hicieron a pesar del hecho de que las elecciones fueron monitoreadas por un gran número de observadores de organizaciones internacionales, incluidas la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, cuyos observadores aseguran que se desarrollaron con transparencia. A pesar de que la misiones expresaron su preocupación por el excesivo gasto electoral y la compra de votos, concluyeron que, sin embargo, los resultados eran limpios.
Además de la inseguridad que reina por los conflictos con el narcotráfico y las pandillas, el gobierno enfrentará un enorme déficit presupuestario y una economía desestabilizada. Las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, aún deben firmar el Acuerdo de Derechos de Giro con Honduras, debido al desmejoramiento de los mercados financieros, las bajas reservas internacionales (que apenas cubren 3,3 meses de importaciones) y un deterioro creciente del balance de cuenta corriente. La tarea de organizar las finanzas públicas puede tornarse tensa por la presencia de los ya mencionados tres partidos mayoritarios en el Congreso, incluyendo a LIBRE, que complicará la toma de decisiones y la aprobación de leyes.
Dados los resultados electorales, se hace evidente la necesidad de una reforma electoral. Los ciudadanos deben demandar, por ejemplo, una legislación más agresiva en lo relativo al financiamiento de campañas, pidiendo que la rendición de cuentas sea la norma. Es también necesaria una segunda ronda de votación, para que los candidatos presidenciales puedan alcanzar la mayoría de los votos – como en Chile este mes. Por último, es también necesario un cambio en la organización de las mesas electorales, para integrar la actividad con la ciudadanía y no con miembros de los partidos políticos, como ahora.
La cuestión más importante en la actualidad para Honduras es que los ciudadanos y los diversos sectores de la sociedad es asegurarse que los políticos elegidos cumplan sus promesas de campaña y resuelvan las principales demandas del país.
Traducido por Sofía Ramirez Fionda.