EnglishCanadá no es el primer país que le viene a uno a la cabeza al hablar de la maldición de los recursos; sin embargo, los Gobiernos provinciales no han podido eludir los problemas inherentes a las esporádicas ganancias extraordinarias. El Instituto Atlántico para Estudios de Mercado (AIMS) publicó recientemente un documento de políticas públicas instando a los Gobiernos de las provincias que miran hacia el océano Atlántico a aprender de la experiencia de las provincias occidentales cuando estas tuvieron que enfrentar una profunda caída en los precios del petróleo.
PanAm Post dialogó con Marco Navarro-Génie, presidente del AIMS y coautor del Un buen problema para tener: Lecciones para la Canadá Atlántica desde la Experiencia de Alberta con los Ingresos por Recursos Naturales, sobre las principales conclusiones del mismo. Navarro-Génie hizo hincapié en que todos los países ricos en recursos podrían beneficiarse con una mejor administración de ellos.
Ahorrar todos los ingresos en un fondo protegido de la inflación, y destinarlos a un uso predefinido; utilizar los ingresos únicamente en gastos operativos, priorizando el pago de la deuda; colocar las ganancias anuales en el banco antes de incluirlas en el presupuesto; y someter el plan de ahorro a un referéndum son algunas de sus propuestas.
¿Es correcto afirmar que la mayoría de los Gobiernos gastan los ingresos de sus recursos naturales a medida que los obtienen?
Sí, es una condición constante en aquellas economías que tienen un montón de recursos naturales y obtienen muchos ingresos cuando los precios de cualquiera sea la materia prima que comercializan están verdaderamente altos. Habitualmente lo que ocurre es que no son administrados correctamente. A medida que el dinero ingresa, lo gastan y prevén en el presupuesto abundantes ingresos, pero cuando los precios caen (que inevitablemente lo hacen) se ven envueltos en un gran embrollo económico y fiscal.
Este es fundamentalmente el problema. Decimos que es un problema agradable porque siempre es mejor que el problema sea cómo administrar tanto dinero, a no tener nada que administrar.
¿Cuál es su propuesta para resolver el problema?
Lo que proponemos es algo similar al fondo soberano de Noruega, donde se depositan los ingresos provenientes de los recursos naturales —lo administran adecuadamente y es a prueba de inflación— hasta que crece lo suficiente. Una vez que alcanza el nivel deseado, pueden comenzar a beneficiarse de los intereses de ese dinero, pero dejando el capital intacto.
El problema con llamarlo un fondo de emergencia es que es muy fácil declarar una emergencia cuando no hay ninguna
Es una medicina amarga privarse uno mismo de un ingreso continúo e inmediato; separarlo y pagar lo que haya que pagar recurriendo a la base fiscal. Una vez que crece en un fondo de tamaño considerable será mucho más fácil afrontar más cosas con lo producido por el fondo y por cualquier interés que uno pudiese obtener.
Su estudio indica que, en vez de ahorrar, las provincias canadienses han gastado miles de millones de dólares de los ingresos por recursos naturales, ¿es esto correcto?
Absolutamente. En el escenario del Canadá Atlántico, por ejemplo, nadie ha abierto una cuenta para ahorrar. En Nueva Finlandia, en Saskatchewan han ingresado por décadas miles de millones de dólares que han sido gastados apenas se obtenían.
Destacamos el ejemplo de Alberta, que es un poco el ejemplo de lo que hay que hacer y de lo que no hay que hacer. En términos de lo que hay que hacer, Alberta abrió su fondo a mediados de los 70 para ahorrar 20% de los ingresos por recursos naturales. Pero ni bien el precio de las materias primas comenzó a caer dejaron de depositar dinero en el fondo y, en cambio, comenzaron a saquearlo.
Alberta tiene ahora unos CAN$15.000 millones en el fondo, lo que parece un montón de dinero, pero cuando tomas en cuenta, por ejemplo, lo que los noruegos han hecho, que es ahorrarlo todo, han logrado acumular cerca de un billón de dólares. Se estima que para dentro de cinco años el fondo noruego alcance la marca del billón de dólares.
¿Generaría problemas utilizarlo como un fondo de emergencias?
Si, el problema con llamarlo un fondo de emergencia es que es muy fácil declarar una emergencia cuando no hay ninguna. Entonces, podríamos declarar que el fondo sea para emergencias, pero ni bien observamos que cae una gota de lluvia podemos declarar una emergencia y saquear el fondo, que es lo que ocurrió en Alberta.
¿Debería entonces configurarse el fondo de tal manera que no pueda retirarse el dinero por un capricho?
Por lo menos que sea muy difícil hacerlo. Los noruegos, por ejemplo, no permiten retirar dinero correspondiente al capital; solo pueden hacerlo con los intereses, y los políticos no tienen mucho que decir al respecto, porque está administrado de manera independiente.
En el caso de Dakota del Norte, Estados Unidos, ha ocurrido algo similar. Ahorran 30% en un fondo estatal, del cual no pueden retirar el dinero hasta 2017. Y cuando pueden hacer retiros, debe contar con la aprobación de ambas cámaras legislativas del estado. Incluso, luego de este proceso, cuando quieren tocar el capital, las reglas indican que no pueden retirar más de 15% de los fondos existentes en un período de dos años. Entonces, hay reglas estrictas de procedimiento, precisamente porque quieren desalentar que se esquilme el fondo.
¿Qué le ocurriría al fondo en un escenario de contracción económica?
El tema es que cuando la economía se aletarga, una jurisdicción particular estaría recibiendo menos dinero proveniente de derechos. El fondo no crecerá tanto o tan rápido. Pero todo este concepto está basado en el hecho de que el precio de los recursos sube y baja. Y si los servicios que se le proveen a la población son financiados estrictamente de la recaudación fiscal, una vez que el fondo crece lo suficiente pueden recurrir a él. En situaciones donde la economía se está contrayendo se puede utilizar algo de ese dinero del fondo para que actúe como una solución temporal para la oscilación de precios.
Esto no es solo sobre el petróleo: pueden ser recursos de minería, forestales. Puede hacerse con un montón de recursos naturales
¿Por qué es ahora una buena oportunidad para el Canadá Atlántico hacer estas reformas?
La oportunidad que existe es bastante significativa en momentos en los que los precios están tan bajos, y los ingresos son casi inexistentes. Estamos en un tiempo donde la gente puede planificar y decir: “lo estamos haciendo bien sin esos recursos ahora, armemos un plan adecuado para que podamos continuar funcionando sin ese ingreso y comencemos a ahorrarlo”. Es mucho más fácil hacer eso en momentos como ahora, en vez de hacerlo cuando hay un torrente de dinero ingresando y un precio político por pagar.
¿Está la oportunidad también presente para otros países ricos de recursos, como en América Latina?
Absolutamente. Bueno, Venezuela está quebrada, así que nada realmente aplica para ese país, pero ciertamente en lugares como México y otros países podría hacerse. Esto no es solo sobre el petróleo, pueden ser recursos de minería, forestales. Puede hacerse con un montón de recursos naturales que alcanzan altos precios en los mercados internacionales.
¿Por qué propone un referéndum para aprobar el plan de ahorro?
Esa es probablemente la parte más polémica y quizás peligrosa del estudio que hice. Argumentamos que el dinero que proviene de recursos naturales es dinero que le pertenece a la población y no al Gobierno. Para ser coherente con esa idea, el Gobierno por si solo no debería poder decidir quedarse con el dinero, gastarlo o ponerlo en el banco. Debería ser consultada la gente y decidir exactamente qué hacer con ese dinero. Entonces propusimos que el mecanismo para poder saber qué es lo que quieren es el de un referéndum.
¿Sería difícil obtener apoyo de la gente para un plan de estas características?
¿Quiere que dejemos de financiar las cosas que a usted le gustan y que prefiere que financiemos; y, a cambio, proponemos diferir el uso de esos, mantener el dinero en el banco, y quizás después, usted o sus hijos puedan beneficiarse de esa política? Es una ganancia a largo plazo y una privación en el corto plazo, para decirlo de alguna manera. Eso es difícil, y es difícil defender lo que es racional cuando la gente quiere que se gaste de inmediato.
¿Es la falta de liderazgo la causa del actual ciclo de administración de recursos con poco éxito?
Si. Últimamente, con todos los mecanismos tecnológicos que existen para consultar a la gente, muchos políticos gobiernan mediante encuestas de opinión. De alguna manera no están liderando sino siguiendo la opinión pública. Y si la opinión pública comienza a decir que quiere más dinero y que lo quiere ahora, nada ocurrirá.
El liderazgo se necesita para comprender la naturaleza del problema y decir “voy a arriesgar mi pellejo político con esto” e intentar llevar a la población a entender que es [ahorrar] es lo que se necesita. Entonces es en ese sentido que se necesita un liderazgo fuerte y convencido.