EnglishLuego de una semana de Gobierno bajo el mando del nuevo presidente electo, Mauricio Macri, la cordura pareciera estar volviendo lentamente a Argentina. Lo más importante es que volvieron los modales y el diálogo.
Pero más allá de esas cuestiones básicas, se han realizado por lo menos tres medidas de relevancia que vale la pena destacar. En primer lugar, el anuncio de retenciones cero a las exportaciones agrícolas, con excepción de la soja; luego, el polémico nombramiento de dos jueces despertando la queja de opositores kirchneristas y algunos radicales. Por último, la eliminación del cepo cambiario (el control de cambios que estaba vigente desde 2011), anunciada por el ministro de economía, Alfonso Prat-Gay.
Comenzando con la eliminación de las retenciones, el anuncio realizado es una gran noticia para Argentina. De esta manera, el agro ya no sufrirá la asfixia de las retenciones con la sola excepción de la soja, en donde la retención se reducirá de 35% a 30% y bajará escalonadamente.
[adrotate group=”7″]Teniendo en cuenta que el déficit fiscal ronda 7% del PIB, surge la pregunta de si esta disminución de las retenciones no agravará el preocupante déficit fiscal. Pues la respuesta es que probablemente no, todo ingreso depende tanto de los precios que se cobran como de la cantidad de bienes que se venden. Con la eliminación de las retenciones, sí los agricultores comienzan a cosechar una mayor cantidad, el Gobierno Nacional podría incluso aumentar su recaudación. Las retenciones elevadas desalentaban la inversión nacional en el agro, cuestión que ahora se revierte.
Además, en la medida que la confianza de los productores se incremente, y con la eliminación del cepo, cada vez serán más quienes deseen invertir. De esta manera, se podría contrarrestar el efecto de eliminar las retenciones por una mayor cantidad de producción, lo que además reactiva la economía.
Por otro lado, el polémico nombramiento de los juristas Rosatti y Rosenkrantz puso en jaque la confianza en la división de poderes, atentando contra una justicia independiente. Desde la oposición se hicieron sentir las válidas críticas contra el presidente electo.
El decreto ejercido por el líder de Cambiemos es constitucional (artículo 99, inciso 99 de la Constitución Nacional), pero es antirrepublicano. Por esta razón, es bueno saber que tanto el presidente electo como el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzitti, acordaron que en febrero el Poder Ejecutivo envíe los pliegos para que sean tratados por el Senado como corresponde.
Claramente, aquí se observó un gran paso en falso en donde las promesas de una justicia independiente realizadas en campaña se vieron amenazadas en la práctica mediante el “decretazo”. Afortunadamente, el desenlace fue con orientación republicana.
En cuanto a la eliminación del cepo, es una buena noticia que el país comience a normalizarse en lo económico. Lamentablemente, desde que se instauró el cepo, en octubre del 2011, la medida no hizo más que perjudicar al país y sus ciudadanos.
El objetivo del cepo era cuidar el precio del dólar y las reservas internacionales del país. No obstante, fracasó rotundamente. La devaluación del dólar oficial fue de aproximadamente del 115% mientras que la del dólar paralelo rondó el 220%. Por su parte, las reservas internacionales, desde la aplicación de la medida, han perdido más de US$ 20.000 millones.
El camino no es fácil, pero mientras se continúe recuperando la república cada día los argentinos estarán en una mejor situación
Como si todo esto fuera poco, la economía se estancó, ya que además se encontraban vigentes trabas a las importaciones. Es cierto que la eliminación del cepo va a generar un impacto en los precios, pero es más que necesario sincerar el valor del dólar, ya que ninguna economía es sostenible a largo plazo con precios ficticios.
Además, las devaluaciones realizadas por el Gobierno kirchnerista responden en gran medida a la elevada inflación del país, con una moneda que se deprecia continuamente. Ergo, parte de la eliminación del cepo consiste en reconocer una inflación heredada. Es un primer paso necesario para recuperar la actividad económica del país y volver a crecer, generando mayor empleo.
En conclusión, debe celebrarse que Argentina recupere la cordura y lentamente vuelva a ser un país normal y republicano. El camino no es fácil y hay muchos problemas por resolver, pero mientras se continúe recuperando la república cada día los argentinos estarán en una mejor situación.