English¿Traerá el 2014 cambios positivos en la profundización de un modelo de Estado limitado y de mayor libertad económica en Colombia? Aparentemente, no. El contexto actual y las perspectivas político-económicas para este año no parecen significar un cambio en el actual rumbo estatista del país. De hecho, es preocupante que lo poco que se he avanzado en pos de la libertad puede estar en peligro. Tres situaciones que tendrán lugar durante este año entrante apuntan a demostrar esta hipótesis.
Movilizaciones sociales
Diferentes sectores ya han anunciado nuevas movilizaciones. Así, como sucedió el año pasado, éstas persistirán en su demanda para obtener mayores subsidios estatales, pagados por todos. Una consecuencia puede ser que, por efecto contagio, nuevos y más sectores decidan unirse a las movilizaciones y obtener beneficios a costa de los demás.
Además, como lo señalé en su momento, las movilizaciones en apoyo al alcalde Petro pueden confundir más a las mayorías sobre la supuesta conveniencia del modelo que él defiende.
Y seguramente, esta situación de inconformidad social tendrá un impacto en los dos otros hechos que mencionaré a continuación. Por un lado, afectará la percepción de los ciudadanos sobre el tipo de candidatos que deben llegar al legislativo y a la presidencia, y la percepción política sobre las demandas ciudadanas. Por otro lado, influenciará la capacidad de presión de la guerrilla, que se presenta como defensora de las causas sociales, en la mesa de negociación con el gobierno.
Elecciones y demandas ciudadanas
Por otra parte, este año se realizarán las elecciones presidenciales y legislativas. Los candidatos a la presidencia parecieran estar compitiendo por demostrar quién es capaz de hacer más promesas estatistas. No han tenido lugar ideas innovadoras para el contexto político colombiano consistentes en la limitación del Estado o de una mayor liberalización económica. Es más, el candidato con mayores posibilidades de ganar, el actual presidente Juan Manuel Santos, mantendrá su tendencia a gobernar, como es lógico, pensando en las encuestas y en buscar un legado que lo muestre como un buen gobernante en el futuro. Y, lamentablemente, la sociedad colombiana está empeñada en solicitar mayor actividad e intervención estatal, y esto es lo que dará Santos.
En la campaña de las elecciones legislativas, la principal innovación ha sido la aparición de una agrupación que se presenta como defensora de la ética, en contra de la corrupción y de alta preparación académica. Si bien estos postulados son adecuados, la mayoría de sus candidatos académicos e intelectuales tienen visiones estatistas. En consecuencia, sus propuestas no contemplan la limitación del Estado y son recelosas de una mayor liberalización económica.
No obstante lo anterior, por primera vez en la historia, un candidato a la Cámara de Representantes, Daniel Raisbeck, está haciendo campaña desde el libertarianismo. Desafortunadamente, en caso de ser elegido, tendrá un apoyo minoritario en el Congreso, además de encontrarse en un contexto que no se caracteriza precisamente por los debates reales – donde podrían plantearse los beneficios de la libertad para su consideración entre nuestros representantes – sino que éstos se limitan a la transacción de intereses políticos entre representantes de distintos partidos.
El proceso de Paz con las FARC
Por último, este año se tendrán noticias sobre el proceso de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En el mejor de los casos, se llegará a un acuerdo. Sin embargo, allí comenzará el proceso de desmovilización, el período de post-conflicto y la sociedad conocerá el contenido de lo negociado. Muchas sorpresas negativas pueden surgir entonces.
Pero también existe la posibilidad de que las negociaciones se extiendan en el tiempo o se terminen como resultado de una de las acostumbradas – e indefendibles – muestras de fuerza por parte de la guerrilla. Si las negociaciones se extienden más allá de este año, el débil apoyo social que tienen puede perderse. Si se rompen, pasará mucho tiempo hasta encontrar una nueva oportunidad para buscar el fin del conflicto.
En cualquiera de los dos casos, continuará la obsesión colombiana por el conflicto; seguramente se privilegiarán, nuevamente, las estrategias de guerra frontal y la limitación del Estado no tendrá lugar. De igual manera, una mayor liberalización económica se mantendrá como hasta ahora, de manera tímida y subordinada a los intereses de seguridad.
Como ya mencioné, los puntos anteriores parecieran indicar que la profundización de la senda hacia una sociedad abierta en Colombia deberá ser postergada. Aunque ésta no sea la manera ideal de comenzar el balance y las perspectivas hacia el nuevo año, nos resta esperar que el desarrollo de dichos temas no representen un retroceso en lo poco que se ha avanzado hasta el momento.
El Índice de Libertad Económica muestra que, aunque ha mejorado, aún le falta mucho al país para tener una economía que se pueda considerar abierta. No obstante, los beneficios de esta estrategia de apertura parcial y gradual han sido tales que casi todos los indicadores sociales y económicos del país han mejorado en los últimos años. Retroceder en este aspecto sería renunciar a la disminución en la tasa de pobreza, al crecimiento económico y al control de la inflación, por ejemplo.
Para hacer estos balances y encender las alarmas están espacios como esta columna. Por ello, mientras tanto les deseo un feliz y liberal 2014 a todos.