Un informe de la Fundación Ideas para la Paz demuestra que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) causaron problemas de alto impacto entre durante los cerca de dos meses que estuvo suspendido el cese el fuego unilateral.
El seguimiento que hizo la FIP da cuenta de 109 ataques de las FARC, que en confrontaciones con el Ejército, causaron el desplazamiento de 500 campesinos.
De las 133 acciones violentas registradas en este período (en las restantes 24 participaron las Fuerzas Públicas y las FARC) hubo 30 civiles heridos y dos muertos, 62 integrantes del Ejército heridos, 34 muertos y 24 guerrilleros muertos.
Según el informe, hubo 48 hostigamientos, 2 ataques a personal militar, 1 bloqueo de vías y 54 ataques contra la infraestructura y bienes. Estos últimos se distribuyen así: 18 contra la infraestructura petrolera, 16 contra la infraestructura energética, 12 vehículos quemados, y 8 contra la infraestructura vial.
Este ha sido un evidente escalamiento de los atentados, si se tiene en cuenta que durante los cinco meses y dos días que duró la tregua, solo se registraron 18 acciones violentas cometidas por el grupo guerrillero.
Los 109 hechos de violencia se concentraron en las zonas donde tienen mayor presencia y capacidad de cometer acciones de bajo y mediano esfuerzo, a pesar de que son sus zonas de retaguardia, como Putumayo, Catatumbo y Norte de Santander.
Sin embargo es de resaltar que varios de los actos se perpetraron en Nariño, específicamente en Tumaco, donde la Columna Móvil Daniel Aldana, cometió 11 hostigamientos y 5 ataques contra la infraestructura (4 contra la petrolera y 1 contra la energética).
Según la FIP, los atentados en este departamento específicamente obedecen a un patrón histórico que se ha venido dando al menos desde el año 2000.
“Las acciones armadas de bajo y medio esfuerzo militar son el mecanismo utilizado por la guerrilla para frenar el ingreso de la fuerza pública a territorios de cultivos ilícitos, desmoralizar a las tropas con los constantes ataques a instalaciones de policía y emboscadas a patrullas, hurtar combustible con atentados contra la infraestructura petrolera y afectar a la población con el derribo de torres de electricidad”, se lee en el informe.
Además hay que tener en cuenta que fue en esta zona del país donde se llevó a cabo un el vertimiento de petróleo más grande de los últimos años, que dejó sin agua a los pobladores por más 18 días, ocasionó una terrible mortandad de peces y que seguirá teniendo consecuencias ambientales por varias décadas.
La organización también resaltó que estas acciones (55% de bajo esfuerzo y 45% de medio esfuerzo) reflejan la actual capacidad táctico-militar de este grupo guerrillero, la misma con la que iniciaron los diálogos en La Habana, en 2012, cuando ya estaban notablemente debilitadas.
El informe también advierte que aunque la capacidad táctica de las FARC no es la misma de hace años, y que ahora está más enfocada a evitar la penetración del Ejército en sus zonas para cuidar los cultivos de coca, es importante tener en cuenta que durante este tiempo “enviaron señales costosas de lo que significaría continuar un escalonamiento limitado con acciones de bajo y medio esfuerzo militar”.