EnglishDe las naciones que celebran elecciones presidenciales a lo largo de este mes de octubre —Brasil, Bolivia y Uruguay, los tres con mandatarios y partidos socialistas—, sólo está asegurado el triunfo electoral del actual presidente boliviano Evo Morales del Movimiento al Socialismo (MAS); no así la reelección de la presidenta brasileña Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores, ni la elección del expresidente uruguayo Tabaré Vázquez, del partido gobernante Frente Amplio.
Efectivamente, el presidente Morales se vislumbra como el próximo presidente. De mantenerse la tendencia que reflejan la mayoría de las encuestas bolivianas para las elecciones del 12 de octubre, Morales sería reelecto por tercera vez consecutiva en la primera vuelta electoral con más del 50% de apoyo, y el MAS también obtendría la mayoría absoluta en el Congreso.
Según la más reciente encuesta de la revista Poder y Placer, “la intención de voto da el 52,5% a Morales, 16,7% a Doria Medina, 8,6% a Jorge Quiroga, 2,8% a Juan del Granado (Movimiento sin Miedo) y 0,7% a Fernando Vargas (Partido Verde)”.
En contraste, en Brasil y Uruguay las candidaturas de Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño, y Luis Alberto Lacalle Pou, del conservador Partido Nacional, respectivamente, han puesto en jaque a las izquierdas tradicionales que gobiernan estos países desde hace años y que de varias formas apoyaron a la izquierda radical o bonapartista que aún se agrupa en el ALBA.
Marina Silva, la ecologista que sacudió las elecciones brasileñas
El inesperado regreso de la conocida ecologista Marina Silva a la carrera por la presidencia brasileña ha cambiado el panorama de las elecciones de este próximo domingo 5 de octubre. Si bien la presidenta Rousseff puntea en las encuestas (de hecho logró un repunte en las últimas), le será muy difícil no ir a una segunda vuelta.
El más reciente sondeo del Instituto Ibope indica que la actual mandataria sería la más votada en la primera vuelta con un 38% de los sufragios, seguida por Silva con un 29%. Sin embargo, en una casi segura segunda vuelta electoral que se llevaría a cabo el próximo 26 de octubre, ambas candidatas empatarían con el 41% de los votos.
¿Rousseff o Silva? Así van las últimas encuestas en Brasil. http://t.co/absu76MPR7 pic.twitter.com/nl4F5Fj4NW
— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) September 30, 2014
No cabe duda de que Marina Silva encarna la renovación política en Brasil, luego de 20 años de polarización entre el Partido Socialista de Brasil, de Fernando Henrique Cardozo, y el Partido de los Trabajadores, de Lula Da Silva y Dilma Rousseff.
Marina Silva es la popular exministra del Ambiente del mandatario Lula Da Silva y exsenadora de la república, quien logró ese escaño a sus 36 años, siendo la más joven y más votada del país.
Silva encuentra apoyo en las clases medias urbanas y en especial entre los jóvenes que muestran un gran descontento con el Gobierno actual por los escándalos de corrupción, y por su manejo de la economía. Brasil enfrenta en la actualidad una fuerte recesión económica, una alta inflación y el estancamiento de su modelo de desarrollo.
Lacalle Pou seduce a la juventud uruguaya
En Uruguay, la candidatura del joven político Luis Lacalle Pou, de 41 años, ha producido un vuelco dentro de la política uruguaya. El candidato es hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera (1990-1995), quien inesperadamente ganó la nominación presidencial dentro del Partido Nacional, o Blanco, al senador Jorge Larrañaga, quien ahora acompaña a Lacalle Pou como candidato a vicepresidente en la fórmula.
De tal forma, a poco menos de 20 días de las elecciones presidenciales de Uruguay, se vislumbran vientos tormentosos que ponen en jaque las predicciones hechas desde hace meses, cuando se daba por seguro el triunfo del Frente Amplio con Tabaré Vázquez, por segunda vez.
Los resultados que se desprenden de los últimos sondeos indican que el expresidente Vázquez aún mantiene un 41% de las preferencias del electorado para los comicios del 26 de octubre, pero que no las tendrá fácil para ganarle al joven político Lacalle Pou, quien cuenta con un 30% de intención de voto.
Lo que realmente cuenta en ese cambio es el desgaste natural del partido de Gobierno, de sus figuras y sus discursos, así como la cuestión generacional que está haciendo mella entre los jóvenes.
Las posibilidades electorales de Lacalle Pou aumentarían con el casi seguro apoyo del Partido Colorado, el cual mantiene una aprobación del 14 %. Las encuestas también muestran que el oficialismo perderá la mayoría parlamentaria y que una segunda vuelta electoral —pautada para el 30 de noviembre— es irreversible, en virtud de que ningún partido obtendría la mayoría absoluta en la primera vuelta. Ello implicaría nuevos reacomodos y acuerdos entre las toldas políticas en disputa.
En este lento pero evidente cambio en las preferencias electorales uruguayas no cuenta tanto la situación socioeconómica, como sucede en Brasil. Desde 2005, bajo los Gobiernos de Frente Amplio, Uruguay ha registrado un constante crecimiento económico y una buena situación social.
Lo que realmente cuenta en ese cambio es el desgaste natural del partido de Gobierno, de sus figuras y sus discursos, así como la cuestión generacional que está haciendo mella entre los jóvenes, quienes se sienten más identificados con un presidente todavía dentro de la cuarentena que ante un experimentado exmandatario, pero que ya suma 74 años de vida.
Ahora bien, aun cuando estos candidatos —Silva y Lacalle— no logren finalmente imponerse en unas muy probables segundas vueltas electorales, las nuevas presidencias de Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez seguramente optarán por reformas económicas y por posiciones más hacia el centro del espectro político, dadas las nuevas realidades imperantes en sus países y en el panorama latinoamericano.