English Son bien conocidos los riesgos para la salud del consumo regular de cigarrillos. Pero un informe publicado el 6 de febrero por la Tax Foundation afirma que el exceso de regulación de productos de nicotina también puede tener un efecto negativo en la economía, estimulando un floreciente mercado negro, a expensas de los contribuyentes.
El documento del think tank con sede en Washington DC muestra que la variación de precios de los cigarrillos entre los estados —en algunos casos, un tercio del precio de los que se venden en el estado vecino— proporcionan una oportunidad de oro para los contrabandistas, que saltan por encima de las fronteras interestatales y llevan consigo cientos de cajas de cigarrillos para revenderlas a los fumadores que buscan reducir el costo de su hábito.
Los incentivos para este mercado ilícito son sustanciales. De acuerdo con un propietario, citado en el informe, de una tienda en la ciudad de Nueva York (que tiene las tasas más altas de la nación en impuesto a los cigarrillos) “un amigo hace un viaje semanal a Carolina del Norte con US$100.000, compra cigarrillos, luego vuelve a Nueva York. Gana un millón de dólares al año”.
Las autoridades no han respondido mediante la armonización o la reducción de las cargas reglamentarias, sino con “la prohibición de la entrega de transporte público de cigarrillos, leyes más rígidas en las carreteras interestatales, y con medidas enérgicas contra las reservas tribales que venden cigarrillos libres de impuestos”.
El comercio ilícito de cigarrillos toma otras formas, además del contrabando simple, que van desde marcas y sellos fiscales falsificados, hasta robos y corrupción, dice la Tax Foundation, lo que sugiere que el mercado ilícito de cigarrillos, por su parte, contribuye a la financiación de una serie de actividades delictivas.
Según el jefe de la división de tabaco de la Dirección de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EE.UU. (ATF), los estados están perdiendo cerca de $5 mil millones anuales como consecuencia del contrabando de cigarrillos.
Favoreciendo a los contrabandistas
El informe sugiere que los estados con las tasas más altas de impuestos inevitablemente tienen una tasa más alta de contrabando. Utiliza a Nueva York como uno de los principales ejemplos, con nada menos que el 58% de los cigarrillos contrabandeados ilegalmente. La organización también sugiere que “las tasas de contrabando generalmente aumentan en los estados después de que se adoptan grandes aumentos de impuestos a los cigarrillos”.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos se ha hecho eco de tales conclusiones, señalando que “el incentivo de enriquecerse aprovechando la evasión del pago de impuestos se eleva con cada alza de impuestos por parte de leyes federales, estatales y gobiernos locales”.
De los 31 estados que aumentaron los impuestos del tabaco desde 2006, 19 estados vieron un aumento de la tasa de contrabando. Sin embargo, las tasas de contrabando sí cayeron en algunos estados, en los que “los estados vecinos tienen mayores tasas de impuestos de cigarrillos,” lo que sugiere que los contrabandistas simplemente mueven sus actividades a las jurisdicciones más rentables.
El informe de la Tax Foundation también argumenta que “los altos impuestos de cigarrillos… equivalen a una “prohibición de precio” del producto en muchos estados de Estados Unidos, “que golpea más fuertemente a los fumadores más pobres”.
Autoridades estatales, como las de Nueva York, sostienen que los aumentos de precios están diseñados para frenar la principal causa evitable de muerte, señalando que el “número de adultos fumadores diarios en la ciudad de Nueva York se ha reducido de 1,3 millones en 2002 a 850.000 en 2012”.
Pero como sugiere el informe, esta reducción probablemente ha tenido efectos en cadena imprevistos, estimulando las economías ilícitas a través de las fronteras estatales y la entrega de beneficios fáciles a criminales subterráneos.
Editado por Laurie Blair.