Este lunes 28 de septiembre es el aniversario 55 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), una organización populista más que popular, fundada a gritos en 1960 por el propio Fidel Castro, y a la que, por desgracia, el 99% de los cubanos se sumó, en una orgía de lealtad sin límites al Líder Máximo.
Durante demasiadas décadas, los cubanos, más que ciudadanos, en la práctica fuimos sólo CeDeRistas. Léase, agentes sin sueldo de la paranoia del Estado —y de la represión de la policía revolucionaria.
El slogan original no podía ser más sincero, con aquella cancioncita escalofriante que paradójicamente muchos hoy evocamos con olor a infancia pobre pero todavía con Patria:
En cada cuadra un Comité, en cada barrio Revolución. Cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha: ¡Revolución!”.
Fidel Castro recién había regresado a la isla en una aeronave soviética tras una auto-provocación en la ONU, que retardó en Nueva York al avión presidencial de Cubana de Aviación (aunque Castro no era el presidente del país, siempre se comportó como tal). Y, por supuesto, en La Habana ya lo esperaba un conveniente “baño de masas” en las afueras del Palacio Presidencial.
Entonces Fidel nos explicó a su rebaño cómo sería la cosa de ahora en adelante en el antiguo paraíso del lujo y la lujuria en libertad:
Vamos a implantar, frente a las campañas de agresión del Imperialismo, un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva (aplausos). Y que todo el mundo sepa quién vive en la manzana (aplausos). Y qué hace el que vive en la manzana (aplausos). Y a qué se dedica (aplausos). Con quién se junta (aplausos). En qué actividades anda (aplausos). Un comité de vigilancia revolucionaria en cada ventana para que el pueblo vigile (aplausos). Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo (ovación)”.
Tenía ciento por ciento de razón el entonces flamante comandante en Jefe —hoy un nonagenario sin cargos que se hace caca en la cama, pero que así y todo le ha estrechado la mano a tres Papas—; el pueblo cubano ignoraba de lo que era capaz el pueblo cubano.
Ahora Raúl Castro podrá ser todo lo hijo de puta que sea, pero es el hijo de puta que pacta con la élite empresarial que mueve los títeres en Washington
En efecto, aplaudíamos a nuestro propio Telón de Hierro, que después de más de medio siglo sigue sometiéndonos, en una nación cuya soberanía está secuestrada por un único partido político legal: el Comunista. En efecto, ovacionábamos en masa los pelotones de fusilamiento, donde después nos ejecutarían a nosotros mismos, pero de a uno en uno.
Éramos las víctimas que reclamaban en la plaza pública el derecho de convertirnos por primera vez en verdugos. El fascismo como fidelidad. La Revolución como revancha. El pueblo como patíbulo.
Este lunes 28 de septiembre de 2015, el hermano heredero de Fidel Castro es bienvenido en la Organización de Naciones Unidas. Tal como fue el teatro para la ruptura diplomática y la radicalización de la Revolución cubana, otra vez Nueva York es el escenario para representar el fin de las hostilidades entre la tiranía castrista y la democracia de los demócratas norteamericanos.
Al estilo de aquella frase apócrifa —atribuida a Franklin D. Roosevelt sobre Anastasio Somoza o Rafael Trujillo u otras lacras latinoamericanas—, ahora Raúl Castro podrá ser todo lo hijo de puta que sea, pero es el hijo de puta que pacta con la élite empresarial que mueve los títeres en los entretelones políticos de Washington, DC.
Por lo demás, como parte de la apatía política inercial, en la Cuba del 2015 ahora al 99% de los CeDeRistas ya no les importa un carajo qué ha sido de sus CDR, y mucho menos quién preside esa ONG gubernamental. Si por casualidad vas de turista a nuestro totalitarismo tropical, atrévete a preguntarle al pueblo y por ti mismo te enterarás de nuestra ignorancia desideologizada.
Los CDR han muerto. Vivan los CDR.
P.D. La respuesta correcta a este puzzle patético en los tiempos de la Raúlpolitik es: Carlos Rafael Miranda Martínez, un pinareño sociólogo que es cuadro profesional del Partido Comunista de Cuba desde hace años y funge —o finge— como Coordinador Nacional de los CDR desde el 16 de febrero de 2011.