EnglishUna huelga de conductores de autobuses en Río de Janeiro llegó a su fin el miércoles en la noche, luego de haber dejado a millones de personas sin transporte y causado estragos en la segunda mayor ciudad de Brasil.
Los conductores iniciaron la protesta el pasado jueves, exigiendo salarios mensuales de R$2.500 (un aumento del 40%) y el fin de su doble función como conductores y cobradores simultáneos. Más de 500 autobuses fueron destrozados o incendiados en Río de Janeiro. Dado que las negociaciones no prosperaron durante el fin de semana, los conductores luego iniciaron una huelga de 48 horas a partir del martes a la medianoche.
Solo el 40% de la flota de autobuses de Río de Janeiro —cuyas empresas son de capital privado— operaron durante la huelga, a pesar de un fallo judicial que amenazó con multar al sindicato con US$23.000 al día si no lograban mantener al menos 70% de los autobuses en funcionamiento.
A pesar de que la huelga terminó este jueves, los conductores no están de acuerdo con el aumento del 10% ofrecido por las empresas y los sindicatos, y han anunciado planes para más movilizaciones en el futuro. La mayoría de los 6 millones de habitantes de Río de Janeiro depende de los autobuses para ir a trabajar, ya que las redes de metro y tren no cubren gran parte de la ciudad.
Brasil se ha visto afectado por una serie de huelgas en este período previo a la Copa del Mundo de fútbol, incluida una de la policía, y hay temores sobre la erupción de protestas generalizadas durante el torneo internacional.