Padres de los 42 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos el 26 de septiembre en Iguala (México), protestaron el jueves frente a las instalaciones del 27° batallón de infantería, ubicado en esa ciudad, y exigieron la presentación con vida de sus hijos. Durante la protesta, los manifestantes entraron en las instalaciones militares mientras gritaban consignas.
Decenas de soldados se colocaron en fila para impedir el acceso de los manifestantes al cuartel. Una mujer gritó: Aquí estamos, sin armas, venimos a morir; ustedes están armados, ustedes nos matarían, pero ya me mataron de todos modos, ya no tengo corazón
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Vidulfo Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, dijo que con la manifestación, se reclamó la postura omisa del Ejército mexicano el pasado 26 de septiembre. Es la primera de una serie de movilizaciones que llevarán a cabo los padres de familia en la entidad y en diversas partes del país, incluso en Estados Unidos
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Rosales exigió además al presidente Enrique Peña Nieto que se abran nuevas líneas de investigación que incluyan al Ejército y en general a las fuerzas federales. “Deben explicar qué hicieron durante las cinco horas que duró la represión contra los estudiantes de Ayotzinapa y por qué no intervinieron”.
El sacerdote Alejandro Solalinde, premio nacional de Derechos Humanos de México, quien reveló hace dos meses que los estudiantes fueron asesinados, ratificó este miércoles que algunos estudiantes fueron incinerados, afirmó que la suerte de los demás “es algo muy confuso” e insistió en que es necesario seguir la línea de investigación sobre el papel del Ejército.
Solalinde reveló: “Estaban heridos y los quemaron vivos, les pusieron diésel. Eso se va a saber, dicen que hasta les pusieron madera, algunos de ellos estaban vivos, otros muertos”, afirmó basándose en confesiones de testigos.
La primicia del sacerdote hace dos meses ha sido progresivamente confirmada por las pesquisas oficiales y de los forenses argentinos que representan a los familiares de los desaparecidos.
Los investigadores solo lograron recuperar una identificación y dos bolsas con 17 restos calcinados de los ocho paquetes que los verdugos confesos lanzaron a un río cercano al basurero de Cocula.
Con respecto a la actuación de las autoridades mexicanas afirmó: “Al Gobierno lo agarramos con las manos en la masa, como dice el dicho: le tomamos la foto infraganti que es Ayotzinapa”.
Solalinde cuestionó la versión de que los restos recuperados por buzos de la Procuraduría hayan sido sacados de un río cercano al basurero de Cocula. “¿Usted le cree a la Fiscalía Federal después de tantas mentiras? ¿O los sacó de otro lugar donde los cremaron y [luego] los llevaron allí?”.
Conocer la suerte de los humildes alumnos rurales “no se supera por decreto presidencial”, dijo aludiendo al pedido del presidente Enrique Peña de “superar” el desastre.
Fuente: La Jornada, ContraPunto