EnglishLas calles de Brasil nuevamente se volvieron a llenar, aunque en menor cantidad, de personas que manifestaron su indignación por la corrupción del Gobierno. El 15 de marzo asistieron cerca de 2 millones; en esta ocasión se estima un total de 1.500.000.
Muchos brasileños que han decidido salir a protestar, lo hicieron por el estancamiento económico que sufre el país, además del escándalo de Petrobras. Acusan, principalmente, a la presidente Dilma Rousseff.
Durante las manifestaciones, también exigieron reformas, inversiones en salud y educación, y combatir la corrupción.
Asimismo, muchos de los brasileños que marchan contra la situación actual, han pedido en varias ocasiones la destitución de Rousseff. Para destituir al Dilma Rousseff, el Congreso debería llevar a cabo un juicio político contra ella.
De acuerdo con una encuesta reciente, 63% de la población apoya la destitución de la actual mandataria. El sondeo realizado por la firma Datafolha, una de las más prestigiosas del país, también detalla que 57% asegura que la presidente sabía de los desvíos de la petrolera.
Aunque la convocatoria no logró alcanzar una cantidad mayor de manifestantes, pues se esperaba que asistieran más personas que el 15 de marzo, las calles de igual forma se pintaron con los colores verde y amarillo, característicos de la bandera de Brasil y de estas protestas.
“Fuera Dilma”, “Fin de la corrupción” y “Fuera el Partido de los Trabajadores”, se escuchaba.
El megaescándalo de la petrolera estatal, en los últimos días, ha sido dado motivos para que se abran investigaciones contra 5o políticos brasileños, muchos de estos oficialistas. Ellos, se presume, habrían recibido millones de dólares desviados de Petrobras.
Por otro lado, la popularidad de Rousseff continúa en deterioro ante la situación. La mandataria asumió por segunda ocasión en octubre pasado, luego de derrotar por un mínimo 51,64% contra 48.36% a Aécio Neves.