EnglishEl Salvador está viviendo su momento más sangriento en los últimos 15 años: el pasado mes de marzo se registraron 481 homicidios y un promedio diario de 15,52 asesinatos.
Aunque el país centroamericano no está en guerra, es como si lo estuviera, y entre marzo con cifras de muertes tan altas, y abril —en el que se mantiene la tendencia— el sistema de justicia se ha puesto en alerta.
El presidente Salvador Sánchez Cerén rompió su silencio este lunes 13 de abril, después de habérselo autoimpuesto el pasado 26 de marzo, cuando habló por última vez sobre la violencia en El Salvador en un discurso realizado para la marcha por la paz, la justicia y convivencia social en el país.
El mandatario alegó que “el Gobierno no ha negado que haya un incremento de la actividad del crimen en el país” y que lo que ocurre actualmente es una “reacción violenta de las pandillas a una respuesta a la acción represiva y efectiva del combate a la delincuencia por parte del Estado”.
En una conferencia donde se rindió un informe de la participación del Gobierno en la Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, el mandatario expuso que “nosotros valoramos que esta actividad de las pandillas obedece a una operatividad mayor de la Policía Nacional Civil. Dentro de esos 481 homicidios que se cometieron en marzo, más de 140 son de pandilleros que murieron en enfrentamientos o murieron en combate con la Policía, esa operatividad hace que haya una reacción, además de que ellos quieren dañar a la institucionalidad, dañar a la sociedad, están respondiendo a una mayor operatividad de la Policía Nacional Civil”, todo esto lo dijo en alusión al repunte de homicidios en las primeras dos semanas de abril.
Asimismo, anunció que el pasado lunes se reunió con los presidentes de la Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia, con el Fiscal General, y con el ministro de Seguridad; se tomaron medidas para “combatir las pandillas”. Entre ellas están “la búsqueda de más recursos para tener la suficiente capacidad de armar a la Policía, de darle el mejor armamento, de darle la mayor movilidad a la Policía y de darle mayor presencia en las comunidades”.
Fuente: El Faro.