En Brasil, la situación se complica cada vez más para la presidenta Dilma Rousseff. El pasado martes 2 de diciembre, el presidente de la Cámara de Diputados del Congreso, Eduardo Cunha, accedió abrir un procedimiento de juicio político en contra la mandataria, mientras que Michel Temer, vicepresidente de Brasil, recibió a siete senadores opositores en su residencia oficial antes de que se conociera esta decisió.
Cunha aceptó el inicio de este proceso tras la denuncia de más de 2000 páginas presentadas por dos juristas brasileños, Helio Bicudo, fundador del Partido de los Trabajadores (PT), y Miguel Reale Jr., ex ministro de Justicia durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
La causa del juicio político contra la presidenta de Brasil, sería por su presunta responsabilidad en la comisión de un delito fiscal, cometido tanto el año pasado como el actual, por demorar la transferencia de fondos a bancos públicos con los que se financiaban programas sociales, y por ende se aduce que el Gobierno trata de maquillar el déficit fiscal.
Para tratar este procedimiento se creará una comisión especial con miembros de todos los partidos, la cual decidirá los méritos del pedido, que posteriormente necesitará los dos tercios de los votos de la Cámara para suspender a la presidenta mientras se lleva adelante el juicio de alrededor de 180 días en el Senado.
Mientras tanto, el diario, Folha de Sao Paulo, señaló que Michael Temer se había reunido con representantes de la oposición para tratar una eventual destitución de Rousseff del poder.
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Temer se reunió en su residencia, Palacio de Jaburu, en Brasilia, con siete senadores de la oposición, quienes le pidieron que apoyara el avance del pedido de juicio político contra la presidenta brasileña.
“La evaluación realizada en la mesa del Palácio do Jaburu fue que la crisis política había paralizado al país y necesitaba de un desenlace rápido”, dice la nota del diario brasileño.
Algunas fuentes del diario paulista le señalaron que el funcionario habría escuchado el diagnóstico realizado en la reunión, pero no se comprometió personalmente con ninguna articulación.