El salario mínimo como la respuesta inadecuada a los problemas de índole económica fue el principal argumento que Manuel Ferreyros, Coordinador Local en Perú para EsLibertad y estudiante de Derecho. La charla se dio en el marco del webinario “¡La pobreza está prohibida!”, organizado ayer por Estudiantes por la Libertad, al cual asistieron más de 50 personas.
Según Ferreyros, el legislador con la intención de bajar los precios en la economía lleva a cabo controles de precios, los cuales siempre fracasan. Un sueldo mínimo establecido por ley, es el equivalente a un control de precios sobre el trabajo, pues aumentar su precio (salarios) repercute en la disminución de la demanda del bien (trabajo). Y las principales consecuencias de este tipo de medidas son, entonces, el desempleo (escasez) y los empleos informales (mercado negro). En este sentido, regularizar es una ilusión pues el mercado es muy extenso, afirma Ferreyros.
Este tipo de políticas se basan en lo que él llamó “El cuento del empleador malvado”, el cual consiste en creer que el empleador siempre es más poderoso y, por ende, el empleado es el débil, y cualquier empleado debe aceptar el salario que se le sea impuesto. Lo cual es una idea errónea, porque en la medida que se procure la competencia, el empleador se convierte en un tomador de precio y no posee influencia en la determinación del precio de mercado (los salarios). Lo cual, depende de muchos factores, tales como la productividad, la educación y la tecnología en un país.
Posteriormente, se realizó el supuesto de un escenario en donde el salario mínimo impuesto por ley es superior al de mercado. Frente a esto, Ferreyros explicó que podían suceder diversas situaciones: contratar a la persona pero trasladar el costo al consumidor aumentando los precios; no contratar y buscar alternativas más eficientes ya sea mediante la tecnología u otros medios; o sí contratar pero en el mercado informal en donde el empleado no posee ningún derecho laboral. Por estos motivos, Ferreyros afirmó que los salarios mínimos son un incentivo para que el empleado permanezca en la informalidad, lo cual implica serios problemas fiscales, dificultad para la obtención de créditos por parte de los pequeños comercios y la permanencia en el mercado de bajos salarios.
Ferreyros concluyó el Webinario refiriéndose a la medida de establecer precios mínimos para el trabajo como una norma que favorece a los trabajadores privilegiados, cerrando las puertas a los más necesitados. Mencionó también los casos de los países en dónde no existían regulaciones en éste sentido, tales como Austria, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Islandia, Italia, Suecia y Singapur, destacando a éste último como el país con la más alta flexibilidad en temas laborales.
En la parte final de la sesión, los participantes tuvieron espacio para hacer consultas sobre el tema. Una duda destacable, fue la de los aspectos morales acerca de estas políticas laborales, a la cual Ferreyros respondió que la economía se limita a explicar qué funciona y qué no lo hace. También surgieron interrogantes sobre el caso de Chile , comentarios sobre el empleo en Perú y se cuestionó sobre los beneficios sociales adicionales al salario, tales como premios anuales y seguros médicos.