El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil y principal impulsor del impeachment a Dilma Rousseff, Eduardo Cunha, presentó este jueves 7 de julio la renuncia a su cargo.
En mayo el Tribunal Supremo de Brasil lo suspendió provisionalmente de su cargo, por considerar que ha dificultado las investigaciones del caso de corrupción en Petrobras y presionado a congresistas. Desde ese mes lo sustituyó de forma interina el legislador Walter Maranhao, quien también es investigado.
Cunha renunció a la presidencia de la Cámara pero no a su escaño como legislador. Sin embargo, podría perder este puesto si las investigaciones por supuestas cuentas en paraísos fiscales prosperan.
“Es público y notorio que la casa (Cámara de Diputados) está acéfala, fruto de un interinato bizarro, que no coincide con lo que el país espera del nuevo tiempo tras la suspensión de la presidenta de la República, y solo mi renuncia podrá poner fin a esa inestabilidad”, dijo entre lágrimas el diputado al leer su dimisión.
“Tengo la conciencia tranquila (…) Contribuí a que el país esté mejor y a librarlo de un gobierno criminal que hundió en el caos a la sociedad brasileña”, declaró en alusión a la gestión de la suspendida presidenta Rousseff.
“Sufrí y sufro muchas persecuciones en función de las pautas (de votación en la Cámara). Estoy pagando un alto precio por haber dado inicio al impeachment. La principal causa de mi alejamiento reside en ese proceso de impeachment“, dijo Cunha.
Cunha lideró desde la Cámara baja el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, quien finalmente fue suspendida el 12 de mayo. La mandataria fue sustituida de forma interina por Michel Temer.
Cunha, quien es miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, agradeció el apoyo de esta organización política y deseó éxito al gobierno del mandatario interino.
La Cámara baja tendrá que convocar nuevas elecciones para el cargo que deja vacante Cunha. Maranhao es rechazado por la gran mayoría de los parlamentarios.
A Cunha se le acusa de al menos 11 situaciones en las que usó su cargo para dificultar investigaciones de corrupción. El procurador general de la República, Rodrigo Janot, calificó al diputado de “delincuente”.
Cunha fue el primer acusado en el escándalo de corrupción conocido como Lava Jato. La Corte abrió un proceso penal para investigar si cometió los delitos de cohecho y lavado de dinero en la malversación de fondos en la petrolera estatal. Según las acusaciones, el legislador habría recibido propinas de por lo menos US$ 5 millones por haber facilitado contratos con Petrobras.
La Fiscalía señala que Cunha usó su cargo para “intimidar parlamentarios, testigos y otros agentes públicos” a fin de obstaculizar las investigaciones en su contra.
La comisión de ética de la Cámara de Diputados había votado a favor de la expulsión de Cunha, pero la decisión quedó en manos del plenario. Esta comisión investiga si el diputado mintió al Congreso al negar la existencia de cuentas en paraísos fiscales. Las cuentas fueron confirmadas por la justicia de Suiza, que colabora con las autoridades brasileñas en la investigación.
La renuncia fue interpretada por analistas como una intensión de Cunha de salvar su puesto de diputado y así mantener el fuero privilegiado de los congresistas, que solo permite a la máxima corte de justicia del país juzgarlo.