EnglishManuela Picq, la periodista franco-brasileña que fue deportada de Ecuador luego de ser detenida durante una de las manifestaciones en contra del presidente Rafael Correa el pasado agosto, sigue sin poder retornar al país en el que residió por más de ocho años y donde contrajo matrimonio con el líder indígena Carlos Pérez Guartambel.
Asegura que fue golpeada y secuestrada por agentes de la Policía en el momento de su detención; y deportada de manera ilegal a Brasil. El pasado 17 de noviembre, la Cancillería ecuatoriana reiteró su decisión de negar el recurso de apelación presentado por Picq, impidiéndole así una vez más su retorno al Ecuador.
En una entrevista exclusiva con PanAm Post, la también activista y catedrática, quien por el momento reside en Alemania como profesora invitada de la Universidad Libre de Berlín, contó los pormenores de la batalla legal que libra desde hace dos meses con las autoridades ecuatorianas.
Luego de su deportación, lo último que se supo de su caso es que le negaron la visa Mercosur, pero sin mayores detalles. ¿Qué fue lo que pasó?
Una visa Mercosur te la dan en máximo 48 horas. No hay ninguna formalidad, es casi automático, porque es un acuerdo bilateral entre los países del Mercosur y Ecuador. Según este acuerdo, todos los ciudadanos del Mercosur tienen acceso fácil para viajar a Ecuador y viceversa.
En mi caso se demoraron tres semanas en responder. Me negaron la visa sin haber dado una entrevista, y tampoco justificaron la negación. Hicimos una apelación ante el sistema de justicia ecuatoriano porque no se respetó el debido proceso.
El Gobierno tenía dos o tres meses para responder y lo hizo recién la semana pasada, en un oficio que no dice nada. Hace un listado de todas las leyes ecuatorianas, pero básicamente dice que me niega la visa nuevamente sin acusarme de nada y sin hacer ningún reclamo.
¿Qué piensa hacer ahora? ¿Cuándo cree que podría volver a Ecuador?
Ya estamos vinculados con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ellos ya están pendientes de mi caso, porque les mandé una correspondencia a inicios de septiembre, entonces ellos ya tienen un dossier de mi situación. Lo que vamos a hacer ahora es pedir medidas cautelares, porque ya agotamos todas las instancias en Ecuador.
Además, en las próximas dos semanas pediremos que el matrimonio ancestral entre Carlos [Pérez Guartambel] y yo sea reconocido para pedir una visa de amparo familiar. Como Ecuador es un país plurinacional debería reconocerlo.
Ahora, ya que en repetidas ocasiones me negaron la visa individual, vamos a activar la jurisdicción de la familia porque hay una ruptura familiar. Dudo que la vayan a dar porque me quitaron mi visa de manera arbitraria y nunca siguieron ninguna ley, entonces no creo que el Gobierno de repente empiece a seguir las leyes.
Ya tenemos los documentos jurídicos listos, pero como el Gobierno se ha demorado lo máximo que puede para todo esto, no creo que tengamos novedades en menos de tres meses.
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Quedaron muchas dudas por aclarar sobre su caso. Vimos primero que muchos policías la golpearon durante la manifestación. Luego el Gobierno difundió un vídeo que en el que usted asegura que nunca fue maltratada. ¿Ese video es real?
La Policía nos arrastró a Carlos y a mí; nos pegaron con su toletes. Después nos separaron y a mí me llevaron al Ministerio del Interior. Pasé la noche en el hospital porque perdí la visión en el ojo izquierdo; tenía muchos traumatismos craneales, contusiones en la espalda y en los hombros.
Estuve todo el tiempo secuestrada por la Policía porque no me dejaban ir al hospital donde yo quería ir, que era el de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), donde me esperaban mis colegas para tratarme. Siempre estuve bajo custodia policial, no dejaban pasar a mis abogados.
Cuando estaba recluida en el centro de detención Carrión, uno de los policías que me agredió la noche anterior me dijo que un medio de televisión me quería entrevistar. Me pareció raro que no dejaran entrar a mis abogados, pero sí a un medio. Estaban insistiendo; entonces accedí a hacer una entrevista rápida.
Todos los policías estaban a mi alrededor y me decían, antes de que empezara la entrevista, “no te estamos tratando mal, ¿cierto?”. Yo me sentía muy intimidada porque estaba sola, presa, bajo la supervisión de ellos y me estaban diciendo que dijera que me estaban tratando bien.
Este video fue editado y al final no era ningún medio de comunicación, sino el sistema de comunicación del Ministerio del Interior, el que estaba grabando. Pude verlo ya cuando salí de la cárcel.
Lo que muestra este video es algo que es clásico y sistemático de este Gobierno, que es la manipulación de la información; la transformación de lo que dice la gente a través de montajes multimedia. Eso es un ejemplo más de lo que se hace con las sabatinas, la Ley de Comunicación y las radios del país.
¿Cuál diría usted que es la razón principal por la que le están haciendo esto?
Creo que son dos razones: Al inicio, por vendetta política contra Carlos, para castigarlo de una manera más por su activismo político, deportando a su pareja. Pero mucho antes de ser su pareja, soy periodista y he escrito textos inconvenientes para el Gobierno.
He mostrado a nivel internacional, en Al Jazeera, donde escribo desde el 2011, la hipocresía del Gobierno con el tema Yasuní; la violencia de género del Gobierno con el tema de [Jorge] Glas Viejó, la impunidad de este hombre que violó a una niña de 11 años, la embaraza y no pasa nada.
Entonces hay una acumulación de descontento con mi persona y con mis escritos periodísticos. Desde hace más de un año ya estaba la Policía viniendo a mi casa, investigando donde vivía yo. Librarse de mí les cayó muy bien; así como quisieron callar a Martín Pallares, a Roberto Aguilar, a Bonil. Este contexto fue muy conveniente para que pudieran expulsarme del país.
Pasando a temas coyunturales, ¿qué piensas sobre las enmiendas constitucionales que el Gobierno está impulsando para aprobar la reelección indefinida en Ecuador?
La elección de Mauricio Macri en Argentina me dio algo de esperanza porque creo que los presidentes se están dando cuenta de que no tienen impunidad total, que hay algo de costo a pagar por la represión política.
A la vez, en Ecuador lo que se ve es que no hay plata, entonces el Gobierno no puede comprar a la gente como la compraba antes. Y hay un movimiento social cada vez más fuerte, relativamente unido, con el proyecto de acabar con el autoritarismo, pero seguimos con un Gobierno que tiene concentración de poderes; no hay ninguna autonomía del poder Judicial, del Legislativo, o del Consejo Nacional Electoral.
Entonces si juntamos esto, vemos que el principio básico de la democracia no está. El proceso electoral que viene es bien peligroso y por eso es tan importante que haya observadores internacionales monitoreando las elecciones de 2017.
Hay que resaltar que la Universidad Claude-Bernard Lyon 1 condecorará con un Honoris Causa al presidente Correa en los próximos días, durante su visita a Paris por el COP21. Yo ya envié una queja a la institución por esto, porque sabemos la represión que hay a nivel nacional, que toda la comunidad internacional de Derechos Humanos ha denunciado; y aún así hay universidades que utilizan este pseudo poder de la ciencia para seguir legitimando a estos gobiernos violentos.