EnglishLa creencia de que un mayor gasto público social conlleva directamente a una reducción de la pobreza, ha llevado a muchos Gobiernos a abusar de las arcas públicas y a hacer uso del discurso populista propio del Estado benefactor para, entre otras cosas, mantenerse en el poder. Argentina no es la excepción.
El abrupto aumento del gasto público en Argentina no logró reducir sustancialmente el porcentaje de personas bajo los niveles de pobreza. Por el contrario, durante los últimos tres años y según los estudios llevados a cabo por el Observatorio Social de la UCA, los niveles de pobreza han mostrado aumentos. A esta situación se le suman además las cifras dibujadas del Indec, que, al no revelar la verdadera inflación argentina, muestran falsamente que la pobreza ha disminuido significativamente a lo largo de la década kirchnerista.
La política de aumento del gasto público impulsada en primera instancia por el Gobierno de Néstor Kirchner y luego seguida por Cristina Kirchner, se ha intensificado a partir del año 2005. El incremento de las erogaciones públicas tuvo como destino subsidios al sector energético, pago a empleados públicos, la incorporación de más de cuatro millones de personas sin aportes al sistema previsional y planes sociales.
De esta forma, el gasto público creció más de 651% entre el año 2005 y 2013. Como muestra el gráfico precedente, el exorbitante aumento del gasto no se condijo con una marcada reducción de los niveles de pobreza. Del 33% de pobres que se registraban en 2005 según cifras del Indec y de la UCA, en 2013 la cifra cayó al 26%. Esto significa que con más de AR$870 mil millones únicamente pudieron salir de la pobreza poco más de tres millones de personas en casi nueve años.
Por otro lado, las cifras del Indec, manipuladas desde el año 2007, arrojan resultados muy alejados de la realidad. Para el organismo internacional la cantidad de personas que lograron salir de la pobreza entre el 2005 y 2013 fueron 12 millones, cuatro veces más que las mediciones de UCA. Claramente debería recordarse que estas cifras son elaboradas por el mismo organismo que en el año 2012 afirmó que una persona podía comer con $6 por día.
Puntualmente, debería también analizarse lo que ha ocurrido en el último par de años. En 2011, los datos de la UCA mostraban que 23% de la población era pobre. Dos años más tarde esa cifra ascendió al 26%. Para el mismo período, el gasto público creció $400.000 millones. Esto significa que el aumento del gasto no solo no fue suficiente para al menos mantener los niveles de pobreza, sino que la situación empeoró a tal medida que un millón de personas se sumaron a las cifras de pobreza.
Las cifras anteriores dejan a entrever que el aumento del gasto público no implica reducciones en los niveles de la pobreza. El camino hacia la mejora de la calidad de vida de las personas va más allá de meros subsidios sociales, que, en gran medida, son utilizados políticamente. Es necesario hacer hincapié en las instituciones. Si hoy en día nos encontramos en una situación en donde las estadísticas oficiales han sido bastardeadas por el intervencionismo estatal, poco podrá hacerse a fin de reducir la pobreza.