La privacidad en Argentina es una ilusión. El organismo recaudador de impuestos tiene un virtual control sobre la vida de los argentinos. A lo largo de 12 años, durante los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) fue autorizada a husmear sobre todas las actividades económicas de los argentinos. Nada queda fuera de su radar.
Desde los viajes al exterior y consumos con tarjeta de crédito que realizan hasta el monto mensual que pagan de condominio en los edificios y de matricula por la educación de sus hijos. El propio organismo ha reconocido que el único límite que tienen para cumplir su labor de esquilmar a los individuos es la tecnología. Y, sin dudas, han sabido llevar adelante esa tarea.
Este mes el organismo lanzó la actualización de su aplicación móvil para los sistemas operativos Android y iOS que permite realizar algunas gestiones desde el teléfono celular. Y, como era de esperar, los permisos que pide la aplicación son tan invasivos como el resto de sus métodos. A diferencia de las intrincadas leyes que imponen requisitos kafkianos, Google Play, la tienda virtual de aplicaciones para Android deja expuesta esta realidad:
Algunos los permisos son comprensibles. Para el funcionamiento de la herramienta que localiza dependencias cercanas del organismo es necesario habilitar el uso del GPS, que le indica a la aplicación la ubicación del usuario. O los permisos para modificar el calendario y registrar vencimientos. Otros, como la modificación o eliminación en la unidad de almacenamiento USB, no se explican.
Otra de las dudas que genera la aplicación es el uso de la información que recaba. Si bien la ubicación del usuario puede ser utilizada para las herramientas de geolocalización, esos datos podrían quedar guardados para otros fines. Los antecedentes de cómo el Gobierno utilizó en el pasado los datos que recaba tampoco inspiran confianza.
[adrotate group=”7″]En varias oportunidades la presidenta argentina Cristina Kirchner ha violado el secreto de los datos fiscales, incluso para intimidar a adversarios políticos. Esa información sensible también fue utilizada como instrumento para reprimir la libertad de expresión.
En julio de 2012, un empleado de una firma inmobiliaria declaro al diario Clarín de que el “cepo cambiario” había desalentado la actividad económica en su sector. Las declaraciones de ese empleado despertaron la curiosidad en Kirchner. Unos días más tarde, en un discurso transmitido por cadena nacional, la presidenta explicó que quiso “averiguar por esta pobre gente” y llamó al titular del organismo, Ricardo Echegaray, quien le informó que “este señor no presentaba declaraciones juradas desde el año 2007”. Eso no fue todo, además la AFIP inhabilitó temporalmente a la empresa.
Más cerca en el tiempo, en 2014, un juez imputó a Echegaray por violar el secreto fiscal. En esta oportunidad, el recaudador apuntó contra políticos críticos de su gestión, sobre la cual sobrevuelan varios casos de corrupción. Las víctimas fueron la férrea diputada Elisa Carrió y el senador, también opositor, Fernando “Pino” Solanas.
Sobre Carrió dijo: “la señora que dice ‘voy a ser candidato a presidente’ y se pasa todo el verano en Punta del Este y puso en Twitter que no es bueno que Echegaray compre dólares y ella tiene cero pesos de impuesto a las Ganancias”, revelando información que solo puede ser conocida en el marco de una causa judicial.
El manejo irresponsable de información sensible —y la cual ni siquiera debería tener acceso la AFIP— únicamente puede levantar suspicacias sobre el alcance de la aplicación móvil.
Aplicación para iPhone
La aplicación AFIP Móvil también está disponible para el sistema operativo iOS que utilizan los teléfonos iPhone fabricados por Apple. La paradoja es que desde el año 2010 no se venden modelos de iPhone a través de las operadoras telefónicas. Las agresivas políticas proteccionistas y los controles de cambio han impedido a la empresa de Cupertino desembarcar en el mercado local con sus nuevos modelos.
Desde iPoint, uno de los revendedores oficiales de la marca en Argentina, indicaron a PanAm Post que la disponibilidad del teléfono en sus puntos de venta era esporádica, y que la última versión que vendieron fue el modelo iPhone 4S en 2014. Este modelo, lanzado en 2011, ya había sido descontinuado para ese momento.