EnglishLos cambios culturales muchas veces son imperceptibles, hasta que el mercado se adapta a las nuevas circunstancias. En Buenos Aires y sus alrededores, la aparición de decenas de grow shops en los últimos dos años dan cuenta de esa situación. Estas son tiendas especializadas que venden tierra, fertilizantes, sustratos y pesticidas que son utilizados en una sola especie vegetal: la marihuana.
Ignacio Goyret, fundador de Basta de Lobby, una tienda de cultivo ubicada en Palermo —uno de los barrios donde más se concentran estos comercios— destaca el potencial económico del sector y señala a Chile, donde la ley no pena la venta de semillas. “En la Argentina no podemos avanzar por las leyes que nos privan de poder trabajar al 100%, porque dentro de mi negocio 99% es legal y 1%, que es la semilla, es ilegal”, reclama Goyret.
“La percepción de la gente, en relación con los grow shops, cada vez tiene menos prejuicios”, explica Nelson Díaz, encargado de uno de los locales de Cultivo Urbano Grow, que cuenta con seis sucursales. Como señala Goyret, aunque la sociedad ha comenzado a normalizar el cultivo de marihuana, no hay indicios de una reforma legislativa que anticipe un cambio en la regulación del cannabis.
En los últimos años, la difusión de la llamada “cultura cannábica” ha comenzado a derrumbar los prejuicios en torno a la marihuana, lo que amplió el perfil de los clientes de los grow shops. El público es “realmente muy variado”, señala Díaz. “Tenemos [clientes] de todas las edades y profesiones, así como un surgimiento cada vez mayor de cultivadores nuevos que nunca habían cultivado y se animan a empezar a producir lo que consumen”, agregó. Por su parte, Goyret indica, “hasta los que ni te imaginas entran al grow. Tus abuelos también. Y para las nuevas generaciones somos parte de la sociedad y su cultura”.
Sin embargo, los cambios en la sociedad no fueron acompañados por reformas a la ley. La Ley de Estupefacientes argentina, sancionada en 1989, impone una pena de prisión de cuatro a 15 años a quien “siembre o cultive plantas o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes”. La ley anterior, aprobada en 1974, estuvo vigente durante 15 años, antes de ser modificada. La actual ya lleva más de 26 años de vigencia y no ha sufrido grandes cambios.
En 2009, un fallo de la Corte Suprema declaró inconstitucional los artículos que penan la tenencia de drogas en baja cantidad para consumo personal y en ámbitos privados. “No se trata sólo del respeto de las acciones realizadas en privado, sino del reconocimiento de un ámbito en el que cada individuo adulto es soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo de vida que desea”, afirma la sentencia.
Pese a las adversidades que plantea la ley, cada vez hay mayor interés en cultivar la planta, según se aprecia en los grow shops. El kit completo para cultivar en interiores cuesta entre AR$8.000 y AR$13.000 (entre US$600 y US$970). El precio incluye la carpa, turbina, ventiladores y lámparas, entre otros implementos necesarios para el cultivo. Conseguir las semillas, sin embargo, es tarea del cultivador.
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Aunque el cultivo de marihuana es ilegal en Argentina —y por eso los grow shops no venden semillas— este rubro está en franco crecimiento, gracias a la mayor aceptación social que tiene la planta y por el aumento del consumo.
De acuerdo con el Observatorio Argentino de Drogas, 3,2% de los argentinos entre 16 y 65 años afirmó que había consumido marihuana durante el último año. Ese número, sin embargo, se dispara cuando sólo se analiza a la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, donde alcanza casi 10%, según un informe correspondiente a 2014.
La aceptación está impulsada, en parte, por el reconocimiento de la propiedades medicinales que esta planta tiene. Goyret señala que la gente ahora empieza a “darse cuenta que es una planta que se usa hace miles de años” y que su uso “permite ayudar al enfermo a llevar mejor su tratamiento o a reducir los ataques de epilepsia en los chicos”.
En cuanto a participar en un eventual mercado legal de marihuana, las opiniones están divididas. Grow shops como Basta de Lobby se concentran en el cultivo, tal como lo refleja su eslogan “Todo para mi Reina”. En cambio, Cultivo Urbano Grow ve la oportunidad de expandir su oferta, especialmente en el sector de la marihuana medicinal. “Si la ley lo permitiera, estaríamos muy interesados en contribuir con el mercado medicinal en la producción de semillas, aceites, cremas y cursos informativos”, señala.