
La Fiscalia General de El Salvador registró llamadas en los que las maras acordaban la ejecución del “Plan C” que consitía en comprar armas de grueso calibre para armar grupos de exterminio, hacer ataques de tal manera que “se le paren los pelos a la población”; hacer una acción con la que harían historia a nivel mundial y adquirir armamento capaz de derribar helicópteros.
Esto como continuación a los Planes A y B, que eran pensados para sobreponerse a las medidas extraordinarias que el Gobierno de El Salvador ejecuta desde finales de marzo pasado en la mayoría de centros penales del país para contrarrestar el accionar de las pandillas.
Maras en El Salvador en guerra con la policía
El plan A consistió en identificar cuáles serían las medidas extraordinarias que les afectarían a ellos, una vez que identificaron que el Gobierno buscaba bajar los altos índices de homicidios, las tres pandillas (MS-13, pandilla 18 Revolucionarios y Sureños), acordaron una reducción de los asesinatos o, por lo menos, “cultivarlos” (enterrarlos) o esconderlos para que no figuraran en las estadísticas ni generaran alarma.
Como parte del plan A las difundieron comunicados y vídeos en los que, según la planificación, debían dejar bien claro que si los homicidios bajaban era porque las pandillas querían hacerlo, como muestra de buena voluntad.
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Cuando vieron que eso no funcionó para detener que el Gobierno encerrase a los principales cabecillas en el penal de máxima seguridad y el esfuerzo por cortar las comunicaciones desde el interior de los centros penales hacia los pandilleros en libertad, los cabecillas “en la libre” (que no están detenidos), tuvieron que idear un plan para contrarrestar tales medidas.
De acuerdo con las llamadas telefónicas intervenidas a varios cabecillas de la MS-13, en reunión fue realizada 20 días después de que el Gobierno les cortara las comunicaciones y decretaran estado de emergencia en todas las cárceles donde había mareros.
Pandilleros entrenarían en campos de tiro 🎥 https://t.co/1Be9myD7L9 pic.twitter.com/DfNQV3hjj0
— elsalvador.com (@elsalvadorcom) October 12, 2016
De esa reunión surgió Plan B, que fue llamado también “Proyecto de la Mara o Familia”. Las maras acordaron que durante un mes, el dinero de todas las extorsiones a nivel nacional iría a un fondo común, incluyendo el dinero recogido de las extorsiones que se ejecutan dentro de las cárceles. Ese acuerdo no admitía discusión. Era de obligatorio cumplimiento, porque era para beneficio de la “familia”.
Con ese dinero, acordaron comprar aproximadamente 500 fusiles para igual número de mareros que serían entrenados como una unidad élite, capaz de chocar de frente con la Policía, la Fuerza Armada y con capacidad también de contrarrestar los grupos de exterminio que tanto daño les estaban haciendo.
Hay registro de compra de armas en México, Honduras y Guatemala. Además, la compra de armas también comprenden explosivos como granadas de mano y lanzagranadas para destruir carros blindados y derribar helicópteros.
Fuentes: El Diario de Hoy