EnglishEl próximo 23 de febrero Ecuador participará en las elecciones seccionales. Para estos comicios, el partido oficialista Alianza País y su principal representante, el Presidente Rafael Correa, no han escatimado en detalles para llevar una propaganda electoral agresiva. Fuera de período electoral, los anuncios de la llamada “Revolución Ciudadana” son abrumadores, y no se podía esperar menos durante estas elecciones.
La semana pasada las campañas se centraron en Augusto Barrera, candidato para la reelección de acalde de la capital Quito y miembro del partido oficialista.
A raíz de los resultados de las encuestas publicadas el 11 de febrero, las cuales demostraron que el partido oficialista no solo perdía en la ciudad de Guayaquil — la segunda ciudad más importante del país — sino también en la capital; Correa inició una gran campaña mediática para desacreditar al candidato opositor Mauricio Rodas del partido SUMA-VIVE, buscando engrandecer así a Barrera.
Tiembla Correa
La preocupación por perder a Quito se apoderó del Presidente Correa. A pocas horas de conocer estos resultados, el líder de la revolución ciudadana remitió una carta a sus militantes por medio de la cuenta Twitter de su partido, pidiendo votar por Barrera, candidato para Quito.
En la carta, Correa indica “el enemigo sabe la importancia de Quito. Conoce que desde ahí puede desestabilizar a tu gobierno”. Además, recuerda a sus militantes mantener el apoyo al partido y cita a San Ignacio, “en una fortaleza asediada, toda disidencia es traición”.
Pero para Correa ésto no fue suficiente. También dirigió una segunda carta al pueblo quiteño el 12 de febrero, esta vez a través de su cuenta de Twitter, insistiendo que votaran por Barrera.
A los votantes de Quito, con el cariño y compromiso de siempre… http://t.co/uQNegFUbUM Rafael.
— Rafael Correa (@MashiRafael) February 13, 2014
Hasta ese momento se evidenciaba la intranquilidad de Correa ante una posible derrota en Quito. Sin embargo, desde el 15 de febrero, lo que ha demostrado el presidente ha sido más desesperación que cualquier otra cosa.
Como todos los sábados, Correa transmitió su programa nacional Enlace Ciudadano (No. 361). En esta ocasión el mandatario se dedicó a hablar sobre las “maravillosas” obras que su alcalde había realizado. Horas de interminables explicaciones sobre las construcciones de vías y arreglos a la ciudad de Quito, convirtieron al enlace — que por cierto es público y consecuentemente financiado por todos los ecuatorianos — en la mayor propaganda electoral que se haya visto a favor del candidato por el oficialismo.
El uso de todo un aparato estatal para apoyar a Barrera desequilibró por completo las condiciones de igualdad en la participación de los demás candidatos — hecho que desde luego no es reconocido por el gobierno. Así, el candidato del oficialismo, lejos de poder ganar por sus propios méritos, ha dejado que sea Correa quien consiga los votos por él, demostrando así su falta de protagonismo.
Casualmente, el Consejo Nacional Electoral, órgano encargado de autorizar la propaganda y garantizar equilibrio en las campañas, no se ha pronunciado. Mientras tanto vemos a Correa utilizando tranquilamente todos los medios que tiene a favor del partido Alianza País. El no sancionar al partido oficialista por hacer campaña a través del Presidente y sus recursos, sin duda alguna ha dejado en evidencia la falta de imparcialidad de órgano electoral.
Camino a la derrota
Quito es una de las ciudades que más ha apoyado al gobierno de Correa en las últimas elecciones, pero está vez está demostrando su descontento. Y es que muchas de las obras del alcalde Barrera fueron realizadas al finalizar su período, y de pocas realmente se siente su utilidad. Largos meses de trabajos, muchos de ellos realizados durante temporadas de lluvias, que no solo provocaban mayor congestión vehicular sino que demostraban la falta de planificación, sumado a los problemas en el excesivo cobro de impuestos y multas, fueron desgastando la confianza de los quiteños en el alcalde que hoy el Presidente quiere mantener.
Correa tiene una semana para convencer al pueblo quiteño de votar por Barrera y poder así mantener el poder en la capital del país. El Presidente sabe que la diferencia entre los dos candidatos para alcalde de Quito no es tan amplia y probablemente seguirá abusando de su posición y los recursos que tiene para hacer campaña.
Con todo esto, la desesperación de Correa ha demostrado dos cosas principales: sus ansias de control a toda costa — que ya no es novedad — y el inicio de una etapa en la que el pueblo empieza a buscar los contrapesos que este gobierno autoritario tanto necesita.