English“Todo el mundo ha visto a un ser amado partir. Dejar las cosas ir es parte de la vida”. Esta es la sucinta y filosófica reflexión de Alan Ohep en su filme El Retrato, una de las 17 producciones internacionales que participan este año en la “Esquina de Cortos” del Festival de Cine de Cannes.
Con el rodaje íntegramente desarrollado en Mérida, Venezuela, este corto versa sobre un hombre de tercera edad Dimas González) que se ha aislado de la sociedad, luego de sufrir una gran tragedia personal. Evita hablar con la gente a menos que sea inevitable, hasta que su hija distanciada (María Gabriela Torres) aparece en la puerta de su casa, con una noticia que le cambiará la vida.
La poderosa actuación de González logra conmover al espectador antes de que transcurran los primeros cinco minutos —y esto, sin decir una sola palabra—. La habilidad como director de Ohep y el consistente guión nos introducen en la sensación de pérdida que todos los seres humanos sentimos en algún momento de nuestras vidas; los silencios y pausas, utilizados con criterio, transmiten la tensión y la emoción involucradas cuando dos personas se aman mutuamente, pero no pueden expresarlo de la manera correcta.
Durante el curso de solo 23 minutos, se retrata el intento de encontrarse de dos personas que han estado separadas. María Torres, como la hija del viejo, ofrece un actuación equilibrada, mostrando simultáneamente su deseo de abrirse a su padre, pero también su reticencia, debido al dolor que han sufrido ambos.
La madurez de la obra es el aspecto más impactante de El Retrato, considerando que se trató de la tesis universitaria del director. Ohep, estudiante en la Escuela Nacional de Cine de Venezuela, decidió, por puro impulso, postular su proyecto para la Esquina de Cortos de Cannes. De los 2.000 aspirantes, solo 400 (uno de cada cinco) fueron seleccionados.
Al recibir la carta de aceptación, Ohep se lanzó rápidamente a juntar el dinero para viajar a la Costa Azul, ya que las reglas del festival dictan que los directores deben estar presentes al momento de exponer sus trabajos. Las dificultades financieras fueron enormes, entre ellas los problemas para obtener divisas para viajar, bajo el sistema de control de cambios vigente en Venezuela, y la galopante inflación que padece este país.
Afortunadamente, Ohep recibió ayuda de muchos amigos y extraños —incluso una pareja le ofreció su casa cerca de Valbonne para su estadía durante el festival.
Inspirada en las propias experiencias de Ohep con el amor y la pérdida, El Retrato ofrece una aguda representación de la derrota, la soledad, y el desamor. El joven director dice que para el titulo se inspiró en el retrato que deja una persona en la mente de uno cuando parte de su vida. “Pero la memoria es subjetiva”, dice, “casi como un retrato. Un recuerdo es solo una cara de lo que la persona realmente es”.
Ohep y su equipo pretenden presentar el corto en más festivales alrededor del mundo este año. Aunque está extremadamente orgulloso y honrado de haber llegado al festival de cine más prestigioso del mundo, Ohep dice que la prioridad es que su gente disfrute de la película y aparece el mensaje.
“Di todo por este proyecto, ¡hasta vendí mi auto!”, dice Ohep con orgullo. Con suerte, los promisorios y capaces directores de Venezuela no tendrán que recurrir en el futuro a medidas tan drásticas para compartir sus trabajos con el mundo.