Bullada fue la clausura del congreso venezolano en lo que se considera un autogolpe de Nicolás Maduro, hecho para eliminar las fuerzas de oposición que cada vez parece que se le van encima. De todas maneras el tema parece aún estar en veremos aunque Maduro restauró el funcionamiento de la asamblea nacional pues resulta que hasta para ser dictador se necesita carácter y por fortuna, Maduro no lo tiene, solo cuenta con su ignorancia voluntaria y porfía ideológica que le ha permitido pagar favores políticos, pero no es un hombre de temple y carácter.
En toda esta crisis, la comunidad internacional no quedó fuera y desde todos lados se vio una respuesta. El presidente de Perú fue rápido y claro en señalar su compromiso con la república y la democracia al sancionar la crisis y retirar su embajador en contraste con el apoyo a Maduro entregado por Evo Morales quien prefiere pisotear la dignidad del país que ceder el poder.
Los políticos Chilenos, en esta ocasión, tuvieron la incómoda tarea de revelar sus verdaderos valores y colores. Nadie puede esconderse por tanto tiempo sin que la vida le otorgue una posibilidad concreta de revelar sus esencia.
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Muchos dirán que las opiniones personales son solo eso y que aquello dista de la forma que tendrán para gobernar, pero lo cierto es que las elecciones se basan en las ideas propuestas y si estas ideas son antirrepublicanas, es bueno que dejen de esconderse bajo el camuflaje que la democracia les permite tener y que se muestren tal cual son todos los que participan del mundo político.
Las reacciones que se vieron dada la crisis venezolana son diversas. Uno de los primeros en pronunciarse, fue el expresidente y candidato presidencial Sebastián Piñera, quien publicó un video en redes sociales criticando duramente el secuestro del poder que protagonizado por Maduro y sus secuaces que terminó desintegrando el congreso. Luego y sin mucha tardanza, se manifestó el candidato Felipe Kast, también de tendencia liberal (entendida de la forma más libertaria) que criticó con fuerza el ataque a la democracia que perpetraba el gobierno de maduro. Con palabras similares se pronunció José Antonio Kast y haciendo el recuento, todos los políticos de tendencia liberal que en Chile suelen llamar de derecha.
La derecha Chilena hoy por hoy tiene su mayor número de militantes en partidos como Evópoli, Ciudadanos y Amplitud, todos estos, son partidos de tendencia libertaria y los que son de tendencia conservadora (en lo civil) también criticaron duramente el golpe antidemocrático de Maduro.
¿Qué pasó en el lado izquierdo de la política? Comenzando por la misma presidenta de la república, la señora Michelle Bachelet, pues tenemos un pobre y tibio comentario, en que nuevamente hizo gala de su capacidad de hablar sin decir nada.
Sin ninguna simpatía por el pueblo venezolano. Sus palabras fueron estas: “La situación en Venezuela es muy preocupante. En América Latina, debemos defender la convivencia democrática en nuestras sociedades” Como fiel comunista (aunque milita en el partido socialista) no pudo emitir una crítica abierta ante el ultraje que sufrió la democracia en Venezuela pues simpatiza con Maduro y su régimen autoritario. Si ella pudiera, seguramente también secuestraría la democracia en Chile, pero por fortuna la fuerte institucionalidad no se lo permite.
Por otro lado, Presidenciables como Ricardo Lagos y Alejandro Guillier, si bien fueron más claros al decir que condenan la situación y esperan que se aplique la carta democrática a Venezuela, tampoco fueron enérgicos al entregar dichas declaraciones. Se rescata que se hayan referido al tema y hayan demostrado que al menos les importa la apariencia de democracia, pero la energía y énfasis con que se hacen las declaraciones dice mucho de las ideas. No es lo mismo hacer una sentencia casi obligado por las circunstancias que tomar la iniciativa enérgicamente porque el compromiso con la democracia es total. En este Sentido Ricardo Lagos fue el más categórico, pese a su corta intervención.
Por su parte el presidenciable progresista Marco Enríquez Ominami, hijo de un frentista que murió a consecuencia de sus actividades como tal (Miguel Enríquez) no hizo declaración alguna para sancionar la conducta dictatorial del régimen Venezolano. Simplemente cero. Más bien se ha concentrado en tratar de destruir la imagen de su más grande opositor, Sebastián Piñera porque su compromiso es evidentemente con el poder y no con los principios republicanos.
Para qué hablar del partido comunista, que declara a través de su presidente Jorge Tellier, que en Venezuela no hay tal cosa como un autogolpe, que nadie deben interferir en la soberanía venezolana y que Venezuela es 100 % una democracia.
Desde las filas del comunismo, Camila Vallejo, diputada insigne de la bancada estudiantil declara que si bien le preocupa la situación en Venezuela, no aceptará lecciones de democracia sus opositores. Ella cree que la gente vive sin madurar políticamente y que su utopía justifica el secuestro de la democracia y que tiene una supuesta superioridad moral solo porque históricamente su partido comunista no tuvo el tiempo suficiente en Chile para el genocidio.
Solo Gabriel Boric, del frente Amplio (coalición de ultra izquierda) tuvo palabras duras para lo que ocurría en Venezuela y fue categórico y claro. El problema es que su sector no lo es. La izquierda en Chile reveló con toda claridad que no tiene compromiso alguno con los valores republicanos sino con el poder. Que la democracia solo es una estrategia conveniente cuando tienen opciones de ganar, pero de otra manera es completamente prescindible.
Lamentablemente para los adeptos a candidatos de izquierda, no es solo el candidato quien terminaría gobernando sino el sector al que representa. Hay gente detrás de un presidente y si estos no muestran compromiso real con los valores democráticos, entonces estamos en serios problemas.
Solo les queda a los chilenos aprovechar esta situación que permitió revelar el corazón político de lo que procuran el sillón presidencial y ser prudentes, visionarios y asertivos al emitir el voto.