¿Qué esperar del mercadeo de candidatos en año electoral? ¿Hay un límite para la demagogia y el mesianismo?
En esta competencia, la figura de Beatriz Sánchez ha estado irrumpiendo en las encuestas de manera sorpresiva, porque no viene del mundo de la política, es una afuerina que proviene de la prensa, que asume la identidad de ser primero pueblo y después candidata; se presenta como síntesis de los anhelos más profundos de la nación y promueve causas que a juicio de su movimiento político, son populares.
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Detrás de ella viene el Frente Amplio, agrupación mayoritariamente juvenil con ideas de ultraizquierda que confiesa abierta admiración por Fidel Castro, Nicolás Maduro, Salvador Allende, Ernesto “Che” Guevara, Evo Morales y toda la retórica bolivariana que fue y es parte del discurso de la izquierda.
Hoy por hoy Beatriz Sánchez tiene el tercer lugar en las encuestas justo detrás de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier. Muchos creen que no tiene oportunidad frente a esos candidatos, muchos piensan que una candidatura inexperta e idealista como la de Sánchez no representa peligro alguno para candidatos con más currículum político, pero su ascenso en las mediciones no debe tomarse a la ligera.
Durante el programa televisivo Tolerancia Cero, Beatriz Sánchez enumeró los que considera son los problemas de Chile y entre estos se contaba con la falta de derechos sociales, una constitución creada en dictadura, mala distribución de la riqueza o desigualdad, falta de oportunidades, mala industrialización o modelo de desarrollo y malas pensiones entre otros.
Se le preguntó qué haría para mejorar Chile y respondió casi sin titubear que haría una Asamblea Constituyente para crear una constitución más justa, más amplia, más buena, etc. (agregar todos los adjetivos ador nativos correspondientes) como si la presente Constitución no hubiese sufrido transformaciones desde el retorno de la democracia y como si esos cambios garantizaran el paraíso en la tierra. No parece entender que el papel aguanta todo, pero la realidad no. La historia no parece haber tenido efecto instructivo sobre ella o el movimiento político que la sustenta, quizás porque nunca la han estudiado con la seriedad que se requiere y porque la realidad les incomoda tanto que prefieren interpretar la historia como una serie de injusticias que ellos están dispuestos a corregir en pro del mejoramiento de la vida de toda la galaxia.
Se le cuestionó sobre su metodología. En muchas ocasiones respondió lo que todo su sector político responde al ser consultados, “en el camino iremos viendo”, es decir, que ahora solo tienen un supuesto diagnóstico de todo lo que falla en el mundo y el universo pero verán realmente como solucionarlo una vez que resuelvan el asunto del poder.
En otros aspectos como la economía, Sánchez revela que su solución a tantas injusticias es la redistribución de riqueza y para lograr financiar el paraíso que parce ofrecer, libre de miedos, libre de desempleo, muerte, hambre y falta de oportunidades, es subiendo los impuestos al 1 % más rico de Chile.
La receta que siempre tienen a flor de labio, probado fracaso, pero para ella y su sector político, esa ES la gran solución, el gran salto adelante. Si tan solo se les confiscaran las riquezas a esos malvados ricos que la acumulan reteniéndola de los pobres, porque obviamente para que existan ricos, deben explotar a alguien, deben crear pobres, o al menos así lo presentan.
En otros asuntos, Beatriz Sánchez fue ambigua, engañosa si se quiere con respecto a la situación de Venezuela donde reconoce una crisis institucional pero no el quiebre de la democracia, porque ella y su sector entienden democracia solo como el método por medio del cual se eligen las autoridades y no el comportamiento de las mismas una vez elegidas.
No puede en todo caso reconocer que falla la democracia en Venezuela, después de todo es parte del sistema que admira y ese para Chile.
Tampoco fue categórica para reconocer que sí quiere salida soberana al mar para Bolivia. Ella lo ha admitido en otras instancias, pero no quiso correr riesgos políticos, lo cual es absurdo, pues luego de todo su mesianismo, que quiera mar para Bolivia es lo de menos. Sabemos que podría entregarle todo el territorio en pro de la patria grande bolivariana.
Donde no titubeó y estuvo dispuesta a correr riesgos electorales fue en ocasión de ser interrogada sobre su visión sobre el terrorismo que sufre la región de la Araucanía, que ya está comprobado que la mayoría del pueblo mapuche está plenamente integrado a la sociedad (más del 80 % y solo un 20 % apoyaría terrorismo) pero que están dominados por el Partido Comunista y las FARC.
Eso ya es un hecho, no se discute su veracidad mucho menos después de tener emails que respaldan esas afirmaciones. Beatriz Sánchez dijo con toda convicción que no hay terrorismo en Chile y que el asesinato del anciano matrimonio Luchsinger-Mackay, que fueron quemados encerrados en su casa, no responde al patrón. Esperamos que las familia que sufren el terror, como los Bascur, Urban, Luchsinger, etc., lo entiendan.
Las soluciones de Sanchez y su sector no deben subestimarse, a muchos les fascina y encanta el mundo ideal que les ofrece. Me recuerda el clásico escrito por Ayn Rand, “la rebelión del atlas”, donde la solución era subyugar a los que generaban el bienestar, es decir los que sostienen al tierra como atlas, para crear el paraíso en la tierra (quitarle a los ricos y darle a los pobres); finalmente los ricos se van y dejan el mundo en manos de los menos productivos No hay que ser brillantes para saber cómo termina eso.
Primero explotas al 1 % más rico, luego al 5 %, luego al porcentaje que sea necesario hasta que quedan todos igualmente pobres. El atlas ha desaparecido y el mundo se te cae a pedazos, todo por no entender un principio básico: Las necesidades son infinitas los recursos limitados.
No hay que subestimarla. El discurso anti atlas, siempre se acomoda para sonar bien.