Chile no ignora los acontecimientos internacionales. Tanto el gobierno como los ciudadanos tenemos información continua provista por distintos medios y hemos podido seguir casi paso a paso la crisis general que vive Venezuela.
Hay varios mitos al respecto que en esta ocasión me gustaría desmentir y junto con eso sería bueno también examinar por qué, los que defendemos la libertad debemos ser astutos, sagaces y visionarios al examinar las opiniones y programas de quienes postulan a la presidencia, pues dentro del ramillete de candidatos, hay quienes ven el caso de Venezuela como una tragedia provocada por un complot derechista e imperialista y no como el resultado natural de pésimas decisiones políticas y económicas.
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Revolución Democrática es un partido nuevo en Chile que se identifica como de ultraizquierda y es parte del Frente Amplio que agrupa a varios movimientos y partidos pequeños, todos también de ultraizquierda. Giorgio Jackson, diputado de la república, es una de sus caras más visibles y pertenece a la llamada “bancada estudiantil” que son aquellas figuras políticas que lograron su elección parlamentaria luego de ser líderes del llamado movimiento estudiantil que a través de marchas (muchas con violencia) promueven el fin al lucro en la educación y la gratuidad universal entre otras cosas.
Durante los hechos acontecidos en Venezuela el día domingo 20 de julio de 2017, la comunidad internacional reaccionó casi unánimemente. Muchos países declararon con firmeza que no reconocerán un proceso de naturaleza dictatorial que eliminará de forma efectiva toda posibilidad de las personas de defenderse de la fuerza del estado. Entre estos países, NO estaba Chile. La presidenta solo hizo saber que estaba “decepcionada” por la situación, pero no tuvo ni el liderazgo regional que debe tener para recalcar con firmeza que ningún tipo de dictadura es aceptable. En esto, el presidente de Perú ha sido más líder y sin tapujos condena el autoritarismo genocida que hoy rige a Venezuela.
Revolución Democrática por su parte, emitió un comunicado en que a través de la semántica y hasta de cierta hermenéutica, intenta explicar por qué lo que ocurre en Venezuela no es dictadura. Se ciñen al vocablo utilizado ya que para estos jóvenes políticos, la democracia sería el proceso electoral por el cual los líderes de los países son elegidos y no el comportamiento que estos tengan durante sus gobiernos.
Definen la democracia como elecciones en las que el pueblo participa y con ello les basta para defender el régimen dictatorial que sufre Venezuela, admitiendo sin embargo que hay una crisis de gobernabilidad por la que culpan casi enteramente a la oposición y un supuesto intervencionismo internacional ya que para ellos el legado social del chavismo es un adelanto innegable.
He aquí varios mitos alrededor de la crisis Venezolana y es bueno enumerarlos.
1) Dice el mito que Hugo Chávez era un líder capaz e inteligente que velaba por su pueblo y distribuyó bien la riqueza, por lo tanto en su administración, las cosas marchaban bien. La realidad es que Venezuela tiene la reserva de petróleo más grande del mundo lo cual en época de Chávez permitió tener solvencia económica para financiar un asistencialismo desmedido.
Bajo el gobierno de Chávez la productividad de Venezuela sucumbió ante las expropiaciones estatales que dejaron en manos del gobierno todo lo que se consideró como producción estratégica y como resultado de instalar camaradas en la administración de aquellos rubros de producción y no a los técnicos y profesionales capaces, la industria comenzó un proceso de paralización que hoy es evidente y se nota en el desabastecimiento.
Chávez vendió y sobrevendió sus reservas nacionales de petróleo, pero dilapidó la fortuna del país heredándole a un Nicolás Maduro evidentemente menos inteligente que él mismo (creo que fue intencionado para que su imagen no tuviera sombras) un país desfinanciado que no tenía ya más de donde obtener recursos. Sin dinero para comprar la lealtad del ejército y otros círculos de poder, o financiar más asistencialismo, la crisis es inevitable.
2) Otro mito que circunda es que la crisis es culpa de la derecha golpista. Tesis que aparentemente avala Revolución Democrática. La realidad es que la resistencia al régimen chavista continuado por Nicolás Maduro es una reacción bastante natural cuando se acaban los recursos. En general un pueblo hasta puede soportar por un tiempo inclusive largo, la suspensión de sus libertades individuales, tal como la historia nos muestra en todos los países que han tenido totalitarismos, pero cuando el hambre y la precariedad tocan la puerta, ya no queda más que perder y el descontrol social no es más que el obvio resultado.
Hay que entender también que en el caso de Venezuela, ni siquiera hay una derecha a la que llamar golpista, pues toda la oposición pertenece a la línea socialista y social demócrata. En sus filas no hay liberales ni libertarios, por lo cual su descontento es la pobreza y el abuso estatal, pero no tienen realmente un programa con soluciones, pues ellos mismos creen en la distribución de la riqueza, asunto que en parte llevó a la crisis actual.
Todo esto es un problema para Chile que hoy tiene candidatos que seriamente avalan el régimen chavista o madurista. Beatriz Sánchez, apoyada por revolución democrática, cree en dicho legado Chavista y lo defiende, pese a manifestar preocupación por la situación actual. La violación a los derechos humanos no merma su defensa del régimen pues no cree las muertes sean culpa del Estado, sino que las ve como daño colateral de la exacerbada delincuencia o al menos eso es lo que da a entender.
El peligro está en creer que lo que ocurre en Venezuela nunca ocurrirá en Chile, que lo que no funcionó allá, en Chile sí puede funcionar y lamentablemente aunque tengan buenas intenciones de hacer justicia para el país y ojalá toda la galaxia. El resultado inevitable de la distribución sin producción, del gasto desmedido, de la irresponsabilidad fiscal, es el caos, es la pobreza, es Venezuela.