Desde hace varios meses, la migración desenfrenada que Chile experimenta, ha estado en discusión en los diferentes círculos privados y públicos.
De hecho, los partidos que hacen partes de Chile Vamos, la Nueva Mayoría, incluso independientes y más radicales como el Frente Amplio coinciden en la urgencia de una política migratoria acorde a nuestra época.
No obstante, los métodos y el alcance de una reforma de esta índole, permiten vislumbrar grados de sensatez y responsabilidad por parte de los políticos.
Por ello, y a propósito del más reciente y polémico afiche auspiciado por el Frente Amplio, expongo 7 puntos, que sin ser los únicos, concentran algunas reflexiones filosóficas o económicas necesarias de considerar en este asunto:
1. “Hermano inmigrante: exige tus derechos”: Dicho encabezado se distancia de las razones por las que en teoría una persona migra: mejores oportunidades laborales o de estudio, situaciones humanitarias o de seguridad y presenta al Estado de Chile como un “sujeto” a quien extorsionar.
Si entendemos que Chile son sus nacionales e instituciones, estarían cayendo en una descalificación colectiva, que contraponen con su rostro “redentor y mesiánico”.
2. “Regularización y visa laboral rápida para inmigrantes legales e ilegales”: La eficiencia y rapidez que es necesaria en estos asuntos, no debe conllevar a regularizar a todo el que solicita una visa; antes bien, las necesidades del país y el establecimiento de cupos regionales para los oficios o profesiones con vacantes disponibles, es una estrategia alterna y aplicada en países con situación migratoria semejante a la nuestra como Canadá, que les ha permitido sacar provecho a la llegada de extranjero y hacer de esto, un catalizador para el desarrollo del país.
Sin embargo, en ningún caso, no se pueden generar incentivos para que quienes lleguen, lo hagan desde la irregularidad.
3.“Programa especial de casa gratuita, subsidio educacional, alimentario y de salud para inmigrantes de clase baja y media”: Una de las más importantes leyes económicas es que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas, bajo esa perspectiva y considerando que el dinero del Estado, es nuestro dinero y para costear tales peticiones, tendremos todos los chilenos que renunciar a otros asuntos, la pregunta seguida es ¿a qué vamos a renunciar? ¿pensiones, sistema de becas, salud?
Hace aproximadamente 5 años, Chile había logrado avanzar en la lucha contra la pobreza; hoy, tras el paso de Bachelet (cual desastre natural) por la Moneda, tenemos cifras de pobreza nacional que deben ser nuestra prioridad y sin resolver esta última, es irresponsable prometer a otros.
4.“Cuotas de representación migrante en el sector público y cargos de elección popular”: Una de las peores herencias que hemos recibido ha sido la del actual gobierno, de un Estado obeso e inepto que se contrapone con las ideas de eficiencia, características de la modernidad.
Las sociedades son cambiantes y la representatividad no es sinónimo de la presencia de individuos con características particulares; sino más bien, de funcionarios con capacidades de responder y hacer frente a las necesidades de la sociedad como conjunto y de individuos en particular, bajo esta misma lógica, ¿se necesitaría ser negro, indígena, niño, anciano (…) para defender y proteger sus derechos?
5.“Fuertes multas y/o pena de cárcel para todo tipo de expresiones xenofóbicas/racistas o que relacione inmigración con delincuencia a nivel público o en redes privadas”: Los primeros cambios sin duda, deben ser culturales, en materia de tolerancia e inclusión; sin embargo, la historia ha demostrado que la imposición genera resistencia.
Sus demandas supondrían una invasión al derecho de intimidad y de expresión de todos los ciudadanos, que también sería una violación constitucional y atraería ruptura del tejido social, desconfianza y una generación hipersensible con limites difusos
6.“Historia e himno nacional de colectividades migrantes en colegios… creación de un día festivo nacional para las colectividades migrantes”: Chile, desde sus orígenes ha sido un país de inmigrantes; a nuestro país llegaron alemanes, croatas, italianos, españoles… y ninguno de ellos tiene un verso dedicado en nuestro himno, ¿por qué? Porque los elementos patrios apuntan a lo que somos en conjunto, no persigue exaltar ninguna cultura en particular, salvo la que formamos todos y que tiene sus evoluciones.
El camino no está en estudiar historia de cada uno de los países, sino en promover una cultura cosmopolita desde las aulas, donde se vea la diversidad, en todo sentido de la palabra, como algo espontáneo.
Ahora bien, ¿por qué un día festivo, qué hay que celebrar? Ser extranjero no es un hito histórico o nacional (de hecho, los estudios demuestran que somos la generación con mayor movilidad geográfica, lo que significa que todos alguna vez hemos sido extranjeros), para muchos es una realización personal y para otros familiar, pero no trasciende ni debe ser un agravante a una economía que se encuentra en cuidados intensivos.
7.“Creación de defensoría gratuita para inmigrantes y eximir de pena a indocumentados que han delinquido para poder sobrevivir bajo situación de pobreza”: aunque la izquierda se arropa con el monopolio en la defensa de los derechos humanos, un primer acto de humanidad seria impedir que personas que demuestren no tener con qué mantenerse en nuestro país, puedan ingresar, ya que supone condenarlos a otro ciclo de pobreza y soledad, al estar lejos de sus familias.
Por su parte, normalizar y justificar delitos a causa de la pobreza, es abrir sin retorno la ventana del crimen y alimentar el sentimiento de impunidad de la ciudadanía, propiciando en desmedro de todo, “la justicia por las propias manos”.
Finalmente, es absurdo pensar que un extranjero en cualquier país del mundo pueda tener más derechos que un nacional, que paga impuestos y que se ve obligado a respetar las normas y leyes que rigen una sociedad; no cabe duda que Chile se salvó de ser guiado por unos “genios” de la administración estatal y ahora, con más razón, debemos seguir trabajando por la libertad ante la idea de que la perseverancia puede superar la inteligencia o el sentido común.