
En el espíritu deportivo que invade a gran parte de las naciones del mundo por estos días dado el mundial de fútbol, parece pertinente utilizar al deporte rey para ilustrar algunas realidades que vive Chile.
Miembro de la OCDE, adscrito al programa visa weiver con EEUU, con muchísimos socios comerciales y con una tendencia continua hacia el desarrollo. ¿Qué podría salir mal? – Desde luego todas las sociedades, todos los países tienen sus cosas buenas y malas, pero sin duda Chile estará verdaderamente integrado e identificado con los países desarrollados para el año 20……. Complete usted.
¿Qué hay del fútbol?, Chile cuenta con una selección “dorada” que logró lo que otros no pudieron. Se llegó dos veces y con toda categoría a levantar el título de campeón de América, las carreras de los deportistas en sus clubes, seguía siendo soñada, como selección, era imposible que a ese nivel, el mundial de Rusia 2018, no fuera considerado ya una realidad y se hablaba de los posibles lugares de alojamiento y esparcimiento de los 23 que representarían al país en dicho encuentro.
Una imagen de potencia que levantó antipatías entre sus pares por una falsa modestia de los jugadores que con disimuladas sonrisas daban por hecho que tener un buen equipo era equivalente a tener no solo la clasificación asegurada sino que aparte de esa obviedad, estaban los aires de ganar casi sin grandes sobresaltos, la cita mundial.
¿Qué pasó? Pues simplemente ocurrió lo que siempre ocurre cuando el éxito se da por sentado y se deja de creer que hay que trabajar duro, disciplinadamente y con muchísimo rigor para lograr los objetivos.
Siempre estarán aquellos talentosos en demasía, que darán la vida en el campo, pero que carecen de disciplina y método. También estarán aquellos que sin ser deslumbrantes, cumplen los objetivos y hacen aquello para lo que fueron convocados.
Sin falta estarán los que no solo tienen un talento descomunal sino que además son hijos del rigor y tratan de maximizar su potencial en beneficio de todo el equipo y por supuesto están aquellos que sin demasiado esfuerzo, esperan que el resto corra la milla extra pues el equipo ya es sólido y supuestamente no pasa nada si no se rinde al 100%
Lógicamente, habiendo talento se puede lograr mucho, cosas históricas incluso, pero la marca distintiva entre los grandes y los que simplemente tienen destellos de grandeza es que lo extraordinario es para ellos ordinario pues con método y exigencia han logrado convertir la excelencia en su medida de regularidad. Es decir, no se relajan.
El último partido clasificatorio de Chile para el mundial de Rusia 2018, comenzó con una selección clasificada en términos de puntos y que en los dos partidos anteriores había dado muestra de una irresponsabilidad y relajo típico de quien ha comenzado a minimizar a sus rivales.
Al pitazo inicial contra Brasil, se esperaba que un mediocre empate sirviera para asegurar los pasajes al mundial y se jugó para lograr ese resultado. Luego de 3 goles en contra, la desesperación del que sabe que ya no hay retorno para su situación, se volvió penosa.
Los esfuerzos descoordinados de última hora, no fueron suficientes para llevar al “campeón de América” a la cita mundial y hoy los seleccionados de Chile verán el evento por sus pantallas, sin posibilidades de soñar con levantar la copa y con el plantel dividido y dañado por la asignación de culpas tardías.
Chile parece en su realidad, no escapar al ciclo que aqueja a Latinoamérica. Eligen gobiernos de izquierda, quedan arruinados porque dilapidan la riqueza de la nación, se eligen gobiernos liberales económicos pero conservadores en lo civil que arreglen el problema, lo hacen y cuando ya está todo marchando nuevamente hacia el desarrollo, como aquellos insectos que intentan trepar una bañera.
Vuelven a resbalar y caen en el tan típico ciclo de la izquierdización donde se exige todo sin entender que no ha llegado el desarrollo aún, que para repartir hay que producir, etc., que nos llevará a una crisis solo para que la remedial vuelva a ser poner gobiernos de liberales económicos que solucionen el problema, pero sigan dejando asuntos civiles pendientes y generando descontento por esa área que sin falta repercutirá en lo económico.
Cada vez que Chile está en la cima de su potencial y mejorando, aparece la sombra del socialismo que todo lo exige con inmediatez y con enojo pues si existen personas ricas, estás supuestamente deben dilapidar su fortuna regalándosela a los pobres y menos afortunados, como si eso rompiera el ciclo de la pobreza.
Una y otra vez diagnostican la desigualdad como el gran problema de Chile y no ven que esa desigualdad es producto de estar constantemente en vías de desarrollo y que no es un problema pues sirve de impulso para los emprendedores, que ven que existe la posibilidad de movilidad social y es esa movilidad la que va acortando las brechas.
Cuando pensamos que ya el desarrollo estaba en la puerta, se eligió a Bachelet para gobernar por cuatro larguísimos años y conceder todas las demandas del discurso ideológico de izquierda, entre ellos la radicalización de los sindicatos con una reforma laboral que solo politiza más a los mismos y los vuelve máquinas de chantaje anti progreso.
MAERSK, empresa danesa que construía conteiners, es decir, solo valor agregado, terminó cerrando frente a las extorciones sindicalistas y buscó costas más amigables como las de Perú para invertir en sus proyectos, dejando 1200 cesantes en su adiós. El partido comunista detrás de los sindicatos no se atreve a dar la cara a los trabajadores que envalentonó para chantajear a la empresa que hoy ya se despide. Mataron la gallina de los huevos de oro.
Nunca hay que dar el desarrollo por sentado. Mientras la izquierda siga imponiendo sus discursos y los gobiernos actuando para complacerlos. Lo más seguro es que la sociedad se polarizará, los talentosos se desanimarán, los que aportan se agotarán e irán y pronto veremos la prosperidad y el verdadero desarrollo por la televisión en vez de vivirlo.