El reciente “hackeo” en el que las cuentas de Twitter de personalidades y empresas importantes fueron utilizadas para promover el envío de dinero -en Bitcoin– a un estafador, aporta evidencia acerca de las vulnerabilidades de los sistemas centralizados, característicos de la mayoría de los servicios que usamos en internet.
Como las noticias pueden exponerse con una intención, es buena idea repasar en qué consiste el blockchain y entenderlo tanto como sea posible para evitar dejarnos llevar por la vorágine informativa que a veces acompaña este tipo de hechos, que puede llevarnos a conclusiones apresuradas.
El misterio del dinero
Pocas cosas son tan concretas como tener dinero en efectivo. Desde muy pequeños practicamos satisfacer necesidades a partir de estos papeles y pedazos de metal. Si no le damos más vueltas, nos limitamos a producir el capital requerido para saciar deseos materiales.
Después de plantear lo elemental, lo siguiente es aproximarnos a los servicios del sistema bancario que parten de una peculiar idea de seguridad, dado que estas entidades custodian el efectivo, dejando a su propietario algún acceso al mismo. Aún así, si se tratara solo de resguardar fondos, el negocio financiero no habría prosperado demasiado. La movilidad que conocemos surge del crédito y, a partir de ahí, aparece un universo de productos y opciones.
Nos enfocaremos en la custodia del dinero en efectivo, porque nos ayuda a entender uno de los fundamentos del blockchain.
Bancos e irregularidades
Aunque evidente, es necesario decirlo: el patrimonio que entregamos al banco no se queda ahí. La totalidad de lo otorgado -menos el 2 % aproximadamente- es prestado a otras personas o instituciones. Cuando usamos una tarjeta, por ejemplo, solo se mueven las cifras entre las cuentas de los bancos de quienes participamos en la transacción.
Hoy en día, hablar de la ubicación real de las monedas y los billetes suena un poco superfluo. Nos hemos acostumbrado al dinero digital, a saber, números que titilan en una pantalla. Asumiendo que el “valor” está por ahí, en alguna parte. En el sistema tradicional, tal valor vive en los libros contables de las corporaciones bancarias, disposición que se presta a numerosas y peligrosas irregularidades, como sabemos.
Con lo anterior podemos constatar que mucha de la bruma de incomprensión que cubre al joven mundo de las criptodivisas proviene del sistema financiero tradicional.
Un registro descentralizado e inviolable de transacciones
El primer blockchain fue el de Bitcoin y funciona como un paradigma de este tipo de tecnología. Se trata de un gran libro banco o una base de datos en la que se anotan las transacciones de un modo seguro, público y confidencial, conservando la historia de todos los movimientos que han existido.
Si desea una cantidad de Bitcoin, usted requiere, para empezar, de alguien que posea y venda ese monto. Una vez que tiene acceso al vendedor, los involucrados acuerdan el precio libremente.
¿Con qué se puede pagar Bitcoin? Con lo que sea que el vendedor acepte. Digamos que usted desea la criptodivisa y su contraparte quiere recibir dólares. Una vez convenido el precio, usted entrega la cantidad correspondiente de dólares al vendedor y éste le envía el equivalente pautado en bitcoin, a una dirección que usted controla.
¿En qué consiste poseer Bitcoin?
Como este activo no es material, para recibirlo hace falta una plataforma que permita al usuario entrar en contacto con el registro comentado. Esto significa poseer una dirección que, para efectos ilustrativos, valdría concebirla como una cuenta de correo electrónico. Tal “cuenta” y su clave le permiten usar los Bitcoin que recibe, mantenerlos ahí o enviarlos a otra dirección.
Cuando usted obtiene el monto comprado, queda asentado que su dirección contiene tal cantidad de la criptodivisa; algo parecido cuando realiza un ingreso o depósito en su cuenta bancaria.
Así, a la pregunta “¿dónde está mi dinero cuando poseo criptodivisas?”, la respuesta más estricta es en el blockchain.
Para que esta réplica sea transparente hace falta conocer más a fondo sus características.
¿Dónde está el blockchain?
Como el sistema es de código abierto, cualquier computadora con internet puede sostener la red, es decir, albergar una copia del libro banco.
Actualmente el sistema está distribuido entre miles de nodos privados (copias del registro), por todo el mundo. Al mismo tiempo, se encuentra divulgado públicamente y es visible para cualquiera.
Siendo así, ¿cómo es la información privada?
Lo que es visible por todos en la red no es el nombre de alguien, una dirección de correo o algún dato del que sea posible deducir la identidad de los usuarios, sino una secuencia aleatoria de caracteres. Solo usted sabe cuál es la suya.
¿Qué lo hace inviolable? Las reglas del juego para esta tecnología incluyen un procedimiento que incentiva la verificación de las transacciones que se realizan. Es decir, un grupo de participantes colabora con el sistema, revisando que los intercambios sean legítimos. En otras palabras, comprueba que existen los fondos que se intentan enviar y que se inscriba fielmente el resultado de cada transacción.
El proceso que hace más rentable conservar la integridad del registro, en lugar de intentar alterarlo, es una de las innovaciones más valiosas y se le conoce como minería.
En tiempos de perturbación
Detallar más especificaciones requeriría mayor espacio. Sin embargo, es importante concluir resaltando que el blockchain representa la posibilidad de tener acceso a un sistema financiero, descentralizado, dedicado a la conservación del valor, que no puede ser controlado directamente por ninguna institución o actor en particular.
Todas esas características se destacan especialmente en estos momentos de turbulencia en los que el modelo financiero tradicional despierta innumerables sospechas en una buena porción de sus usuarios.
Esta información se presenta con intenciones didácticas. No representa tipo alguno de asesoría financiera.