EnglishImmanuel Giulea, junto con otros individuos amantes de la libertad, lanzaron a principios de junio el Proyecto Provincia Libre (Free Province Project—FPP), una iniciativa dispuesta a reclutar a dos mil individuos antes de 2022 para que se relocalizen en la Isla Príncipe Eduardo, en la costa este de Canadá. Su propuesta ha generado críticas por parte de uno de los líderes del Proyecto de Estado Libre (Free State Project—FSP) que incentiva a los individuos a radicarse en el estado de Nueva Hampshire.
El FPP considera, al igual que el FSP, que es más fácil concentrar a población de pensamiento similar en una sola jurisdicción y de esta manera lograr influenciar el resultado de las elecciones para restaurar la libertad perdida de esos territorios. Sus propulsores son libertarios que intentan organizarse en un territorio particular con otras personas que piensan del mismo modo.
“Me enteré de la FPP a principios de junio, cuando una señora se me acercó para organizar un evento por la libertad en Canadá. Desde entonces, he tomado como propio el proyecto y estoy administrando en la página de Facebook, creé una cuenta de Twitter y también una página web”, le contó Giulea a PanAm Post.
Para Giulea, líder del FPP, el potencial de la isla para el proyecto posee dos grandes argumentos. Por un lado su potencial electoral (por la poca población), y por el otro lado su atractivo geográfico.
“En la isla se puede hacer un cambio con sólo un puñado de voces”, comentó el joven activista que señaló que “cuando 25 personas se unen, pueden pedir incorporarse como un municipio”.
Además, explicó el joven activista, que el FPP cuenta con una zona geográfica única. “El Océano Atlántico y el estrecho de Northumberland ofrecen un clima moderado durante todo el año con veranos templados e inviernos cálidos. Las aguas en el Estrecho se describen como las más cálidas al norte de las Carolinas”, aseguró.
Casa, trabajo y libertad
Algunos de los firmantes del FPP han arrancado un pozo de donaciones para suplir la suma necesaria para adquirir un terreno y construir allí la infraestructura necesaria para vivir. Los lotes para los interesados costarían solamente US$25.000, ocho veces más baratos que aquellos en Ontario, Alberta y la Columbia Británica.
“Aquellos que buscan radicarse en la isla pueden estar atraídos por el proyecto de vivienda pues este tiene tasas de puesta en marcha de tan solo US$250 para la mitad de un acre, que es más que suficiente para construir una cabaña y un jardín”, informó Giulea.
Algunos de los puntos sobresalientes de esta iniciativa son que planean el desarrollo de pequeñas casas con energía solar y edificios de uso comunitario para la lavandería, cocina y comedor.
Además, buscan ofrecer soluciones que impliquen un bajo costo de deuda para aquellos interesados en vivir allí.
El emprendedor considera que las leyes de inmigración canadienses, que son más amigables que las estadounidenses, podrían ayudar a una instalación más fácil de los extranjeros.
“Siendo que sería una asociación voluntaria de personas que viven en la misma tierra, cada lote estaría bajo la dirección de una persona o familia. Vivir en la isla también podría implicar generar negocios basados en Internet. Pero lo más importante de todo, nos gustaría que los niños sean criados fuera del sistema oficial escolar”, expresó el canadiense.
Según informaron miembros de esta iniciativa, el objetivo es volver y restaurar la libertad perdida en la isla. En 1867, la colonia que vivía en la isla se resistió a unirse a formar un nuevo país; lo hicieron luego, en 1872 cuando se unieron a la Confederación. Hasta 1872 todavía habían bancos privados que emitían su propia moneda.
Giulea aseguró que además del FPP y del FSP existen otros proyectos en Chile (Gulch de Galt), Honduras (ZEDE) y Suiza (Proyecto Europa Free State).
El Free State Project, un antecesor
Una ambiciosa propuesta similar en su versión estadounidense es el Free State Project (FSP), una organización educativa que tiene como intención informar sobre las ventajas de vivir en el estado de New Hampshire y reclutar a 20 mil individuos sin discriminación de su credo, edad, color, ni ningún otro atributo con intención de mudarse allí.
Hoy el FSP tiene anotados casi 16 mil de los 20 mil necesarios para que el proyecto se realice.
Jason Sorens, uno de los fundadores del FSP, le comentó a PanAm Post que la propuesta impulsada por Guilea era menos seria que la del FSP, sin embargo, expresó un sincero deseo para que los libertarios canadienses encuentren un hogar donde puedan sentirse cómodos.
“Canadá es probablemente más libre, en términos generales, que Estados Unidos (EE.UU.), pero con 50 estados, EE.UU. tiene un menú más amplio de opciones para los posibles migrantes en busca de la combinación adecuada de políticas públicas. Hemos reclutado muchos canadienses en el Proyecto de Estado Libre. Si a usted le gusta el liberalismo o no, debe admitir que sería instructivo para todos que el proyecto eche raíces y florezca en un sólo lugar”, argumentó Sorens.
Walter Block, a gusto con la propuesta
El economista, profesor y autor del libro Defendiendo lo Indefendible expresó que la propuesta del FSP era fantástica y que él mismo era un fan de la iniciativa.
Le comentó a PanAm Post que esta propuesta era muy beneficiosa para los libertarios por dos razones: “Una, que nos pone [a los libertarios] en el mapa y promueve la libertad. Cuando se alcanza el número contractual de 20.000 interesados, y todos los firmantes están contractualmente obligados a mudarse a Nueva Hampshire, es posible obtener un congresista libertario o senador”.
Aseguró asimismo que incluso ahora hay grandes beneficios a nivel político estatal. “Alcaldes, concejales, son todos más propensos a ser libertarios que si el FSP no existiera”.
En segundo lugar, explicó: “Es agradable vivir entre gente que abraza la libertad. Tengo un trabajo demasiado bueno ahora para dejalo con el fin de vivir en Nueva Hampshire, pero, si no lo tuviese, yo consideraría seriamente firmar la iniciativa del FSP”, confesó Block.