Aproximadamente ocho meses atrás, el Gobierno argentino lanzaba una nueva ofensiva para frenar la inflación con el acuerdo “Precios cuidados” con los proveedores y distribuidores del país. Un comerciante de la provincial de Neuquén salía entonces en un spot gubernamental explicando que él había decidido no comprar productos para su tienda de mayoristas que decidieran aumentar los precios.
Hoy, el joven le confió a La Mañana de Neuquén que su comercio se encuentra en dificultades económicas y que está al borde de la quiebra.
“Entré al Facebook y escribí que estoy con la mochila recargada de obligaciones. No sé cómo seguir con el local, porque al no haber gente, al seguir aumentando todo, da una ecuación que no cierra, ni va a cerrar nunca”, aseguró el dueño del comercio ubicado sobre la avenida Olascoaga al 1165 de la capital provincial.
Precisó que en un comienzo por no aumentar los precios —a diferencia de sus competidores y de la mayoría de los bienes hoy en este país— empezó a recibir mayor clientela, pero luego al irse desabasteciendo de muchos productos, su público dejó de concurrir.
El librero argentino hasta fue citado por la presidente Kirchner en cadena nacional. “Me parece que es un ejemplo que deberíamos seguir como usuarios y consumidores todos los argentinos: no convalidar las cosas que no correspondan”, había expresado la mandataria.
Sobre su actual situación financiera, finalmente reconoció que fue parte de una “quijotada”, y que el problema que tiene ahora fue por que “faltó fidelidad de la gente para defender esa idea”.
En el video, el librero comenta que “cuando pasa esto de los proveedores que aprovecharon para aumentar sin justificación los precios, senti que se estaban metiendo con todos: conmigo, con mis vecinos, con mi país. Si no aumentaba los precios, ganaba menos, pero si lo hacía era cómplice de los que especulan con mi gente”. Así, decidió no comprar ningún articulo que haya aumentado “porque sí”.
Lo que este joven pareciera no entender es lo más fundamental de la economía, descubierto por Adam Smith hace 250 años en su libro La riqueza de las naciones: “no es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”. Y la realidad no se puede ignorar para siempre.