English¿Podrán los cubanos, próximamente, volver a disfrutar de un “Cuba libre” (uno de los cócteles más emblemáticos del mundo) con todos sus elementos originales? Cuba podría dejar de ser uno de los dos países del mundo en el que no opera Coca-Cola “en un futuro no muy lejano”. Esto sucederá en caso de que cambie la legislación vigente entre la isla y Estados Unidos, según estimaron los ejecutivos de la marca de gaseosas desde su sede central en Atlanta, en el país norteamericano.
La posibilidad de que Coca-Cola regrese a operar en Cuba dependerá del resultado de las reuniones de diálogo para restablecer la normalización de las relaciones entre ambos países.
Para ello, se necesitaría que Estados Unidos levante el bloqueo comercial que tiene sobre la isla y modifique la legislación sobre el comercio con Cuba.
“Nos vamos a ajustar estrictamente a lo que imponga la legislación. Como empresa estadounidense, nos vemos totalmente condicionados, en el buen sentido de la palabra, por la legislación del país y vamos a cumplirla a rajatabla”, indicaron los ejecutivos durante los festejos por el centenario de la tradicional botella “contour”.
“Mientras eso no se levante nosotros no podemos pensar abrir plantas de embotellamiento ni sistemas de distribución” en Cuba, recalcó Rafael Fernández Quirós, vicepresidente de Asuntos Públicos y Comunicación de Coca-Cola para América Latina.
Irónicamente, Cuba fue, junto con Panamá y Canadá (en 1906) una de las primeras naciones que adoptaron el producto. Recientemente, Coca-Cola desembarcó en Myanmar (ex Birmania) dejando a Cuba y a Corea del Norte como los únicos países del mundo en el que no se comercializan sus productos.
Sobre esto, Quirós expresó: “Con Cuba tenemos una relación muy especial” a la vez que indicó que si hubieran continuado en Cuba llevarían hoy más de 100 años.
Sobre el tema de la normalización de las relaciones, precisó que “el hecho de que haya comenzado un deshielo quiere decir que en un futuro no muy lejano las cosas pueden cambiar, y nos podremos replantear nuestra presencia en la isla”.
“Qué cosas buenas hacen esos malos”
Más allá de la simbología de la Coca-Cola con lo multinacional y el capitalismo, Fidel Castro se ha pronunciado en varias ocasiones como un fiel consumidor de esta gaseosa.
El hijo de Fidel Castro, Alex Castro, por su parte, declaró en un informe en America Tevé que Coca-Cola y McDonald’s eran “bienvenidos en Cuba”.
Alex, uno de los ocho hijos reconocidos por Castro, de profesión fotógrafo, indicó que “aquí puede haber una fábrica de Coca Cola, a nosotros no nos afecta”.
El cubano Karel Becerra mencionó a PanAm Post que esta bebida no se consigue en el mercado ilegal. “El 99.9% de los cubanos jamás probaron la Coca-Cola”, señala.
Becerra contó que probó una latita de la gaseosa recién cuando ya era adulto. “Recuerdo que la latita llegó a mi pueblo en manos de mi abuela, quien la consiguió a través de la tía de una amiga de un amigo. La compartimos entre diez personas. No se me borra más la cara de mi tío cuando la probó”.
Entre risas, Becerra declaró: “Tras darle un sorbo, mi tío dijo: ‘qué buenas cosas hacen esos malos’ (los estadounidenses)”.
Las relaciones EE.UU. Cuba
Tras el anuncio de Raúl Castro y Barack Obama en el cual anunciaron la búsqueda de normalizar las relaciones bilaterales, el pasado 17 de diciembre, este viernes 27 de febrero se realizará la segunda reunión de diálogo, esta vez en la capital norteamericana.
En la agenda estarán el fin de las violaciones de derechos humanos en Cuba, el fin del embargo, la creación de sedes diplomáticas, el desarrollo de un sistema bancario en la isla y la posible salida de este país de la lista de naciones que financian el terrorismo.
Gustavo Machín, funcionario cubano que negocia con Estados Unidos, indicó que Cuba se presenta a discutir con EE.UU. con una serie de propuestas concretas en materia de derechos humanos: y que espera ser sacado de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
De igual manera, manifestó que espera “recibir respuestas” tras la cita que tuvieron en La Habana los pasados 21 y 22 de enero.
Editado por Pedro García Otero