EnglishPapeles, trámites, declaraciones juradas, aprobación de la Secretaría de Comercio, autorización del Banco Central para que libere divisas y un cruce de dedos para que todo salga como lo esperado. Ese parecería ser el camino para cualquier importador que se declare como tal en Argentina.
El país gobernado por Cristina Kirchner es, según el índice del think tank Global Trade Alert (GTA), el cuarto que más restricciones ha puesto desde 2008 al comercio internacional.
Por falta de insumos importados, los argentinos sufrieron la escasez de tampones y protectores solares durante el último verano, de algunas marcas de lentes de contacto, de insumos médicos y de productos como repuestos de autos, electrónicos y de maquinaria agrícola.
PanAm Post conversó con Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI, ex Subsecretario de Industria y Comercio, y exgerente de la Cámara de Importadores de este país (hasta que fue despedido en enero por criticar las restricciones comerciales impuestas por el Gobierno de Kirchner) sobre los obstáculos que deben sortear los empresarios y consumidores por las cada vez más férreas políticas proteccionistas.
¿Cómo describiría el sistema de importaciones de Argentina?
En Argentina se utiliza lo que se denomina “comercio exterior administrado”. Esto tiene dos vertientes, una parte formal (reglas escritas) y una parte no tan formal (hechos fácticos sobre reglas no escritas).
Desde hace tres años se utiliza la resolución 3.252 de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que establece un criterio, que se denomina las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI). Esto abarca la totalidad de las posiciones arancelarias de todos los productos que entran al país.
Antes solo 600 posiciones arancelarias tenían que pedir autorización a través lo que se denominaban licencias no automáticas. Pero empezó a agravarse la situación de la balanza comercial. Entonces, para poder traer cualquier bien al país, ahora tienes que presentar a través de la pagina de la AFIP la declaración jurada antes de que la empresa cierre su operación comercial.
No puede salir del puerto de origen ningún bien si no se tiene la autorización aprobada.
¿Esa aprobación es discrecional?
Formalmente no debería haber ningún inconveniente a priori para que te aprueben la declaración jurada. Luego de que esté aprobada, la presentas al Banco Central, el banco te libera las divisas y recién ahí cerras la operación comercial con el vendedor de afuera.
Pero esto es lo teórico. En la práctica, esto dejo de ser tan lineal. Cuando el Banco Central, por un motivo u otro, necesita mejorar el posicionamiento de divisas, puede no autorizar la liberación de las divisas y no se puede cerrar la operación comercial. Antes el BCRA tenia un rol secundario.
Hubo tiempos en los cuales te exigían el famoso 1 a 1: Por cada dólar que querías importar, tenías que exportar uno. Esto fue dejado de lado.
¿Qué consecuencias trae esto para el aparato productivo?
El gran problema en Argentina es que la matriz importadora de nuestro país es crecientemente vinculada a la producción. El 90% de lo que ingresa son insumos para la industria, el agro y la infraestructura. Es decir, está directamente vinculado a la producción. Cuando se producen demoras o trabas empieza a haber problemas para la llegada de insumos de la industria automotriz, de bienes de capital, ingresos de plaguicidas o agroquímicos para el campo.
Esto origina bajas en el nivel de actividad.
¿Además de la industria automotriz, qué otra industria tiene mayoría de insumos importados?
La principal demandante de insumos, en términos de montos, es la industria automotriz. El 80% en promedio de las autopartes en Argentina son importadas.
La otra es las ensambladoras en la provincia de Tierra del Fuego. Todo lo que es la industria electrónica, telefonía, tiene arriba de 90% en general. Ahí lo único que agregan es desde el empaquetado y el manual en español, y todas las partes son importadas.
Le ponen la caja, algún cable, la etiqueta [que dice Hecho en Argentina] y nada más.
Pero no hay sector donde no tengas insumos importados.
¿Existen puertos no autorizados donde se realice algún tipo de contrabando?
Los perjudicados con la existencia del contrabando son aquellos que trabajan formalmente en comercio exterior. Seguramente a nivel frontera es muy posible que esté abierto el contrabando hormiga [individuos que cruzan las fronteras cargados con mercadería].
¿Cuáles son los artilugios de empresarios para sortear estas trabas burocráticas?
Si habla de contrabando, este debe tener infinitas variaciones. El contrabando hormiga, el paso por la frontera, se da con todo lo que tiene que ver con productos de tamaño pequeño, electrónica, o anteojos y ese tipo de cosas.
Pero no hay una única figura de cómo efectuarlo. No es lo mismo el contrabando electrónico que el del calzado.
¿Cómo afectan al consumidor las trabas a las exportaciones?
Lo que origina las trabas es que además del armado y los insumos también origina un problema con los repuestos. Vos tenés un problema con tu auto te vas al taller y ahí por las dudas te dicen que no lo consiguen. Y por supuesto [si se consigue] se cobra a muchísimo más que en tiempos en los que no hay problemas.
En muchos casos hay comerciantes que le dicen directamente, “mire, en este tema ni le conviene esperar, cómprese uno nuevo”. No en el caso de los autos pero si en electrodomésticos. Hay repuestos de ciertos electrodomésticos que hace tiempo no aparecen.
Les terminan pidiendo a los amigos que viajan afuera o a alguna azafata que va y viene. La gente tiene mucha creatividad.
También hubo problemas con las compras a través de Internet. Como habían aumentado mucho las compras a través de Internet, han metido reglamentaciones que tienden a desalentar la compra del exterior por Internet. Hoy solo se puede comprar dos veces por mes.
Ahora si compras algo por Internet no te llega a tu casa, te llega al correo. Y si compras más que eso, te obligan a inscribirte como importador. Imagínate lo complicado que es eso quizás para poder traer –por ejemplo- tres libros.
Cualquier ciudadano de a pie que se enfrente con esta cantidad de trabas se verá desalentado…
Absolutamente. Nosotros estamos intentando a través del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI unificar a todos los sectores, de la tendencia política que sean, para intentar convertir al comercio exterior en una política de Estado, es decir, que sea independizada de la competencia electoral.
Lo hacemos con el objetivo de lograr una integración inteligente al mundo. Nosotros creemos que no podemos continuar en una situación donde desde afuera te miran, y además que se sigan afectando los procesos productivos (las economías regionales) por no comprender cómo es una mecánica de integración inteligente al mundo en el Siglo XXI.
¿El comercio trae prosperidad?
Absolutamente. El intercambio comercial implica más producción, más mano de obra, agregarle valor a la producción primaria.