EnglishEl Estado argentino se queda con 93,5% de la renta que genera el campo. El dato fue difundido por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en su último informe, en el cual explica que esto se debe a los altos tributos —como por ejemplo los derechos de exportación—, la inflación, el atraso cambiario y la caída de los precios internacionales de productos como la soja, maíz y trigo.
De esta manera, de cada US$100 que genera el sector agrícola, el Estado le quita al productor $93,5. Es decir, el productor se queda solamente con $6,5. El informe de FADA, difundido el jueves 25, explica que, aunque alto, el porcentaje durante el período 2009-2013 era bastante menor, ya que el Estado se llevaba 75% de la renta.
“El motivo de este salto no ha sido el incremento de los impuestos, sino la permanencia de tributos como los derechos de exportación, provenientes de un contexto con un tipo de cambio real alto y buenos precios de los commodities agrícolas”, afirmaron en el informe.
Desde 2013 la situación fue empeorando para el productor: reciben un tipo de cambio rezagado (por el control de cambios), y al mismo tiempo, el precio de materias primas como la soja bajaron en los mercados internacionales. Hoy la soja vale 55% de lo que valía en septiembre de 2012: casi la mitad del valor que tenía hace tres años.
“Esto provoca que la renta que genera una hectárea se reduzca, y la participación del Estado crezca, pues el derecho de exportación, el tributo más importante, actúa sobre el valor bruto, es decir, no tiene en cuenta los costos para producir, comercializar, transportar y administrar la producción”, precisa el texto.
Ese 93,5% que se lleva el Estado está distribuido en impuestos nacionales, impuestos provinciales, y por los costos de intervención (principal consecuencia de las restricciones a la exportación por parte del Estado), que hace que se venda el trigo y el maíz a precios muy por debajo de su precio internacional (por su abundancia en el mercado local).
El productor entonces no tiene atractivos ni incentivos para cultivar trigo ni maíz, a pesar de que, según indica el informe, la tierra los necesita para su bienestar a largo plazo.
“Por un lado, el maíz y el trigo aportan materia orgánica a la tierra, mientras que cultivos como la soja la extraen. Por el otro, la rotación es buena para controlar las malezas, si se cultivan las mismas especies muy seguido aparecen malezas resistentes y se deben utilizar más agroquímicos, y con componentes más fuertes para matarlas”, indica el informe de la Fundación.
FADA se ocupa de investigar, elaborar y difundir políticas publicas en todos los niveles del Estado que ayuden al sector agropecuario argentino. Por ello, insta al Gobierno de Cristina Fernández Kirchner a revertir la actual situación para que vire hacia políticas que los ayuden a mejorar la sustentabilidad de la producción. El organismo insiste que mayor producción generará mayor empleo.
“Es necesario que quienes toman las decisiones políticas comprendan que el tema excede al bolsillo del productor agropecuario, que afecta al suelo que le dejamos a nuestros hijos, que afecta de manera directa a las economía del interior, que incide sobre las exportaciones y la disponibilidad de dólares y que toca de manera directa a la generación de empleo genuino. Con las políticas correctas, se podrían generar medio millón de puestos de trabajo en todo el país”, exhorta el informe.
Che progre, acá tenes el resultado de tus políticas de redistribución. El sector más eficiente de la economía fundido pic.twitter.com/0AaZrM8qkC
— Jose Luis Espert (@jlespert) June 29, 2015
Aldo Abram, director de la fundación argentina Libertad y Progreso, le comentó a PanAm Post que hoy los productores agropecuarios trabajan mayormente para el Estado, y que el hecho de que este sector del país esté pasando por una crisis se debe a eso.
En relación con el tipo de cambio atrasado que reciben los productores agrícolas, el experto dijo que eso también es una retención, pero que se le cobra a todos los exportadores. “El Banco Central argentino no le paga a los productores lo que verdaderamente vale el dólar en pesos”.
Explicó que en el caso del maíz, trigo, y leche, además de tener altos impuestos, también existen las restricciones a las exportaciones, que generan sobreoferta en el mercado interno, por lo que el precio que recibe el productor termine siendo mucho más bajo.
“La soja tiene una gran ventaja, porque como acá [en Argentina] no la come nadie, no le van a poner una restricción a las exportaciones”, insistió, en relación con la cantidad de producto que se cultiva en el país. La siembra extensiva de este grano “es la respuesta a las distorsiones que genera el Estado”, dijo.
Por último, aseguró que desde el Gobierno “se intenta exprimir al sector agropecuario”.