El domingo, Argentina realizó el primer debate de candidatos presidenciales de su historia. Pero el único debate real que hubo era ver qué candidato era el más socialista o quién iba a hacer más cosas —y mejor administradas— con el dinero de los contribuyentes.
Participaron en el debate cinco de los seis candidatos presidenciales para las próximas elecciones del 25 de octubre. El único ausente fue Daniel Scioli, el candidato de Cristina Kirchner y quien se presume, según algunas encuestas, será el ganador de los comicios, al menos en la primera vuelta.
Los protagonistas del evento organizado por la ONG Argentina Debate fueron Mauricio Macri (segundo favorito detrás del ausente Scioli), Sergio Massa (tercer favorito), Margarita Stolbizer, Nicolás Del Caño y Adolfo Rodríguez Saá.
El debate no fue televisado por la televisión pública ni por la agencia oficial de noticias Telam.
Los invitados no estuvieron a la altura de la cita por dos aspectos que considero fundamentales: porque no hubo ni un solo candidato que desafiara el principio de que la necesidad no genera un derecho y en segundo lugar porque —salvo en contadas ocasiones— hablaron más del qué y nada del cómo iban a alcanzar esas promesas.
En más de dos horas, los candidatos concentrados en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) insistieron en ahondar las políticas públicas para acabar con el narcotráfico —como si el consumo de drogas dejara de ocurrir por decisiones políticas.
Hasta uno de ellos, Sergio Massa, propuso la militarización de la guerra contra las drogas. Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, fue el único que propuso abiertamente la legalización de la marihuana. Aún así, el candidato socialista se quedó corto porque solo pidió legalizar el consumo y no la venta. Mientras tanto, Rodriguez Saá propuso mirar atentamente el caso uruguayo.
Absolutamente todos los candidatos presentes se palmeaban los hombros con las propuestas de mayor poder del Estado en cuestiones como Salud o Educación. Solamente peleaban por ver quién era el que más presupuesto iba a destinar a estas cuestiones tan sensibles para el pueblo argentino.
¿No será tiempo que el electorado inste a los candidatos a debatir sobre otros sistemas que le prometan al individuo mayor libertad de acción?
Apenas unos milímetros más a la izquierda unos de otros en el espectro político, los candidatos se dedicaron a prometer hasta lo que no tienen con el dinero ajeno.
Del Caño hasta tuvo el tupé de poner a Cuba como el modelo de país que quieren en relación a la Educación y a la Salud. Si bien no defienden el sistema político que reina en la isla, creen que en la Argentina debe “defender las conquistas sociales” que se ya se alcanzaron en el régimen de los Castro.
¿Será que el actual diputado considerara la represión como la flamante conquista social del comunismo cubano?
Los candidatos tocaron los temas de desarrollo económico y humano, educación e infancia, seguridad y derechos humanos, y fortalecimiento democrático.
Sin embargo, lo que más unió a todos ellos fue la búsqueda de criterios de transparencia. La única mujer debatiendo, Stolbizer, no reparó en decir que la democracia no es votar cada cuatro años sino que implica “garantizar derechos” y tener una justicia independiente.
Sin embargo, no escuché a ninguno tocar de fondo el tema de la inflación, que hoy no baja del 25 por ciento anual ni nada del cepo cambiario que hoy impide a gran parte de la sociedad civil adquirir divisa para protegerse del devaluado peso argentino.
Sí sobraron palabras para garantizar un derecho a la vivienda, un derecho al trabajo, a la educación, a la salud y a tantos otros pesudoderechos. Ninguno explicó que estos no son derechos gratuitos, que los recursos no nacen de un árbol mágico sino del bolsillo de todos los argentinos.
Todos los candidatos sí repararon en gigantescas críticas al gran ausente de la noche: Scioli. Todos los candidatos fustigaron contra el oficialista por no dar pelea en el histórico debate.
“Lamento que no esté acá [por Scioli], pero en el kirchnerismo es difícil definir quién es el que va a gobernar. Le preguntaría como va a gobernar con el nivel de contradicción que tienen, porque viajan al exterior exponiendo nuestras propuestas pero llegan acá y las sabotean”, precisó el candidato opositor Macri.
Pero la sorpresa la dio Massa, quien pidió unos segundos de silencio para destacar la ausencia del kirchnerista.
“Nos faltó el respeto a todos no viniendo, y lo mejor que podemos hacer es que su silencio sea plasmado”, concluyó Massa.
Ellos ya debatieron, ahora queda que la sociedad argentina debata sobre nuevas propuestas, distintas a las actuales, que nos alejen de tanto populismo peronista.