EnglishJuan Afonso es médico general cubano. A él nadie le contó nada: él vivió, estudió y trabajó en Cuba bajo el sistema comunista de salud. Lejos de pregonar las bondades de la medicina en la isla, asegura que se tuvo que exiliar en Chile por que en Cuba con el sueldo que tenía no le alcanzaba ni para comprar un huevo por día.
Habla una perfecta mezcla de cubano con chileno o ya más bien chileno con palabras cubanas, porque hace 20 años que vive en el país andino. Hoy está radicado en la localidad de Talca, a 280 kilómetros de Santiago de Chile, y trabaja en su propio consultorio; también hace turnos para el sistema de atención primaria de urgencias.
Antes de llegar a Chile, Afonso cumplió con una misión internacional en Laos, donde uno de sus mayores sueños era poder volver a Cuba y que el régimen le concediera el derecho de poder comprarse un coche. Confiesa que hasta pensó en escaparse en balsa.
Afonso se acercó a PanAm Post al leer un reportaje sobre el sistema de salud cubano publicado por este portal el 30 de septiembre, y quiso contar su experiencia como galeno de la isla.
¿Cómo definiría al sistema de salud cubano?
El sistema médico cubano no es saludable, valga la redundancia. Yo tengo familia, gente a la que quiero en Cuba, y quisiera que eso se arreglara, pero nada puede arreglarse si no se va a la esencia de lo que está pasando.
Muchísima gente de talento se ha ido para Estados Unidos u otros países. Gente buena, especialista, ha tenido que irse. No es que no quieran a su país y han abandonado a sus hermanos, es que hay que ser práctico. Si te estás muriendo de hambre en tu país y ves que se están riendo de ti, no te mejoran el sueldo, y te hacen hacer turnos sin pagarte, ¿qué es lo que vas a hacer?
Yo veía a mis profesores, que si se hubieran ido en 1959 a Estados Unidos, ahora tendrían mucha plata, casas con piscina… pero se quedaron allí. Se sacrificaron, formaron miles de médicos.
Cuando yo vi como maltrataban a aquellos médicos sacrificados por una cúpula de parásitos, de burócratas, me dije: “¿qué hago yo en este país? Yo no tengo alma de esclavo”. Yo no me arrepiento. Hoy por hoy no puedo entrar a mi país y ahora que estoy hablando menos menos. Me meten preso.
Uno tiene que ser coherente. Yo estoy hablando solamente de cosas que viví, de experiencias propias. Ojalá algún día Raúl se ponga la mano en el corazón y se siente a hablar con los médicos. Yo me acuerdo que hace unos 20 años Raúl pidió opiniones al pueblo y creo que no leyó ninguna respuesta. El Gobierno se ha burlado de nuestro pueblo durante mucho tiempo ya.
¿Cuánto gana un médico como usted en Cuba?
Respecto al sueldo del médico te voy a decir algo, a mí no me hubiera gustado tener que irme de mi país. Yo me fui porque no ganaba para comerme un huevo al día. Yo me acuerdo de la crisis argentina de 2001, cuando la gente no podía sacar dinero de los bancos, y recuerdo de ver a un hombre en la televisión que decía “mire lo que tenemos que comer” y mostraba en la televisión dos paquetes de fideos. Cuando vi eso me acordé de la crisis que vivimos en Cuba cuando se fueron los rusos en la época del 90 y que pasamos un hambre terrible. Recuerdo que yo tenía un paquete de fideos y era el hombre más feliz de la tierra.
El hambre en los años 93 y 94 fue terrible. En ese momento yo ganaba 18 dólares al mes, en un país donde las cosas no son más baratas que en otro país. Tengo un amigo cubano que es dermatólogo aquí también en Chile y él le decía al zapatero, “mire hoy le voy a comprar el zapato izquierdo”. Se lo decía en broma. Pero era una broma muy cierta. Yo me acuerdo que un neumático para mi bicicleta que la tomaba para ir a ver a mis enfermos y que era mi único medio de transporte valía unos 400 pesos cubanos, que es más o menos lo que ganaba yo por mes.
Me dieron ganas de irme a uno de esos hoteles en Varadero a cargar las maletas a los turistas, porque ellos podían llegar a ganar en dos días lo que yo ganaba en un mes
Yo entonces empecé a informarme, a escuchar Radio Martí y un amigo fiscal me dijo que debería dejar de hablar [mal del régimen] porque iban a meterme en la cárcel. No hay división entre el poder judicial y el poder ejecutivo en Cuba.
¿Por qué cree que continúa pegando fuerte la propaganda castrista en salud pública pese a las obvias carencias médicas?
Lo han sabido hacer muy bien. Han vendido una salud ideal que no existe. El Gobierno se aprovechó de internet y de los medios de comunicación y de la apertura que hay en la prensa de estos países democráticos.
Hay mucha falacia atrás de esa propaganda porque después de que la Unión Soviética se retiró la salud pública quedó en una debacle terrible. Se hicieron cosas horrendas. Los hospitales están semidestruidos y el Gobierno no invierte en ellos. Están los mismos equipos médicos de hace 20 o 30 años. Ni hablar del personal médico, muchos se han ido en estas misiones a Bolivia, Venezuela. Buscan limpiar la imagen del régimen con esas misiones. Los mandan como si ellos fueran los salvadores de este mundo.
¿Qué sucede con los médicos que desertan?
Muchos médicos se toman lo que nosotros llamamos “la Coca-Cola del olvido”. Pero el Gobierno cubano tiene con qué chantajearnos. A la gente que se porta mal y habla la verdad no la dejan regresar a su país. Son los dueños del pasaporte. Pueden impedir a uno traer a su familia para el nuevo país.
Pero los médicos dentro de Cuba tampoco dicen nada…
La mayoría de los turistas que van a Cuba miran para otro lado. Se podrá terminar con esa propaganda cuando los médicos puedan hablar sin que les tomen represalias por ello.
Cuénteme alguna experiencia como médico en Cuba…
Si aquí en Chile pasan cosas y se les paga bien a los médicos, imagínese cómo va a funcionar una medicina que tiene al médico pensando que tiene que ir a buscar parafina para encender el mechero para cocinar. Son necesidades tan precarias las que tiene un médico ahí que conspiran contra la calidad de la salud.
Le voy a contar algo que me han contado a mí. Parece que en una reunión de la Juventud [Comunista] se puso de pie un deportista olímpico y dijo que le parecía que los médicos debían trabajar gratis los turnos extra. Todo el mundo aplaudió y ahí se aprobó eso. No hay ningún sindicato que defienda a los médicos.
Nosotros nos quejábamos a eso de las 11 o 12 de la noche porque nos dolían las tripas del hambre que teníamos y nadie nos daba nada. Como mucho nos daban un pan.
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Me dieron ganas de irme a uno de esos hoteles en Varadero a cargar las maletas a los turistas porque ellos podían llegar a ganar en dos días lo que yo ganaba en un mes. Cuando uno se ve en esa situación en la que no te alcanza ni para comer tienes que ser práctico.
Finalmente, ¿es verdad lo que muestra el documental del estadounidense Michael Moore sobre la salud cubana?
Con respecto a ese documental pues es fácil de explicar. En Cuba existen dos medicinas. Existe la medicina del pueblo, adonde va mi familia, adonde va mi mamá y mis familiares más cercanos; y existe la medicina que es donde va la clase dirigente del país, que viven mejor que los capitalistas.
Ahí fueron esos extranjeros. Ahí tienen médicos que los mandan a capacitar a Canadá y a países de Europa y que tienen todas las facilidades, inclusive acceso a Internet. Cosas que no tienen el resto de los médicos que atienden al pueblo. Esos hospitales donde atienden a los extranjeros son como hoteles cinco estrellas. Por el contrario, el hospital donde va el cubano la persona debe llevar de todo: frazadas, la cubeta para recoger el agua, todo.