En el mundo la pobreza extrema se redujo de 1,9 mil millones de personas en 1990 a 838 millones en 2015, una caída superior a 50% en el último cuarto de siglo, según datos de las Naciones Unidas. Por su parte, entre 1990 y 2009, uno de cada dos latinoamericanos y caribeños dejaron de vivir en la pobreza (extrema o moderada).
El 25 de septiembre pasado 193 líderes mundiales se comprometieron a alcanzar los Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible —los sucesores de los Objetivos para el Desarrollo del Milenio, ODM— para “erradicar la pobreza extrema, combatir la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático”. PanAm Post presenta distintas opiniones sobre cuáles han sido las causas que han elevado las condiciones de vida de millones de personas.
Las Naciones Unidas consideran que un individuo vive en pobreza extrema cuando dispone de menos de US$1,25 al día para vivir.
Puesto de otro modo, estos datos implican que los países en vías de desarrollo que tenían a la mitad de su población sumida en la pobreza extrema; y ahora tienen solo a 14 por ciento de sus habitantes en esta situación.
Charles Kenny, del Center for Global Development, en Washington DC. dijo al Financial Times que “los últimos 25 años han visto la reducción global más rápida de pobreza en la historia de la humanidad”.
En un informe publicado en julio, la ONU sostuvo que “la cantidad de personas de la clase media trabajadora que vive con más de 4 dólares por día se ha triplicado entre 1991 y 2015. Este grupo ahora compone la mitad de la fuerza laboral de las regiones en desarrollo, a partir de sólo 18% en 1991”.
Asimismo, la meta de los Objetivos del Milenio de reducir a la mitad el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema se alcanzó hace cinco años, antes de cumplirse el plazo del año 2015”.
El Financial Times asegura que un argumento por el que se habría reducido la pobreza es que estos organismos facilitan y allanan el camino para un uso eficiente de los fondos de ayuda internacional.
Para Kenny, en realidad, la baja de la pobreza extrema “tiene poco que ver con los planes y objetivos de desarrollo y ayuda en dinero” sino que se relaciona con “la reanudación del crecimiento, tal vez el perdón de la deuda, y los altos precios de las materias primas dadas por China”, entre otras cuestiones.
Javier Milei, economista de Argentina y coordinador de la Mesa de Economía de la Fundación Acordar, le explicó a PanAm Post que “justamente es todo lo contrario”. “Gracias a estos organismos como las Naciones Unidas no avanzamos más rápido”, sostuvo.
Explicó que en 1800 el 85 por ciento del mundo vivía en condiciones de pobreza extrema y ahí es cuando nace el capitalismo.
“Si no hubiese sido por las Naciones Unidas y estas políticas de m(…) estaríamos muchísimo mejor… Si no fuera por esta manga de retrógrados, progresistas y zurdos de m(…)”, alertó.
Para él, un país sale de la pobreza abriendo la economía, reduciendo el sector público a la mínima expresión, no teniendo inflación y no inteviniendo los precios.
“A pesar de estas políticas [de estos organismos internacionales] el capitalismo es tan fuerte que logro todo eso. No es gracias a esas políticas sino a pesar de ellas”, concluyó.
El economista Roberto Cachanosky explica, en la misma vereda que su colega Milei, que el Gobierno jamás crea riqueza. En un articulo publicado en su sitio en enero de este año sostiene que “en el major de los casos el Gobierno le quita a Juan para darle a Pedro”, siempre bajo el supuesto de que la riqueza es un “juego de suma cero”.
“La redistribución (esencia del “paradigma mixto” en el que el capitalista produce lo que el gobierno reparte) no crea riqueza. A lo máximo la estanca, pero no la aumenta. Pretender lo contrario es un oxímoron”, destacó.
Añadió que Argentina es otro ejemplo de país con una alta tasa de redistribucionismo, “y a la vez una tasa creciente de pobreza. El resto de Latinoamérica no está en condiciones demasiado diferentes”, precisó el economista liberal.
Alejandro Demel, economista egresado de la Universidad Federal de Rio de Janeiro en Brasil y que trabaja en el ministerio de economía de Argentina disintió de Milei y aseguró que “la apertura de las fronteras demostró empíricamente que hubo una caída de las producciones nacionales de los países subdesarrollados”.
Para Demel además de aumentar la pobreza, abrir las fronteras trae desindustrialización, porque existen países con costos de producción más bajos, como el caso de China.
“Por tanto, se cierran fábricas y miles de puestos de trabajo, aumentando la pobreza de los países y consecuentemente caídas del PIB”, dijo el economista.
Finalmente, expresó que para los casos de pobreza extrema, lo que se recibe por la vía de la redistribución y los planes de ayuda gubernamental “hace que al menos puedan acceder a lo mínimo, les garantizan las condiciones mínimas para que puedan avanzar”.
América Latina en números
Según datos del Banco Mundial, en 1998 el 36 por ciento de la región vivía por debajo de la línea de pobreza y el 17 por ciento del total vivía en pobreza extrema. Además, 58 por ciento de los pobres vivían en centros urbanos.
Por su parte, explica el Banco Mundial en el informe “Prosperidad Compartida y Erradicación de la Pobreza en América Latina y Caribe”, que entre 1990 y 2009, “en total, 25 millones de personas dejaron de vivir en la pobreza (extrema o moderada), lo que representa una de cada dos personas que salió de la miseria en América Latina y en el Caribe”, continúa.
El otro informe publicado en 2012 el Banco Mundial reveló que en Colombia —uno de los países con mayor movilidad social— el número de personas que salió de la pobreza “prácticamente se duplicó en la última década”.
Entre 1992 y 2008 “América Latina y el Caribe en su totalidad registró un aumento del 50 por ciento en el número de personas que accedieron a la clase media en la última década”.