EnglishLos problemas financieros de Puerto Rico llevaron a más de 10.000 ciudadanos —incluyendo médicos, estudiantes universitarios, líderes religiosos y representantes sindicales y políticos— a marchar el jueves 5 para exigir una mayor financiación federal, acorde con el resto de los estados de Estados Unidos, al sistema de salud.
La Coalición para atender la Crisis de Salud de Puerto Rico organizó la marcha “Todos Unidos por la Salud” para el mediodía del jueves 5, hora local, con el apoyo y la presencia del gobernador Alejandro García Padilla.
“Los que se unieron a la marcha de hoy [por el jueves] hablaron en voz alta y clara: Washington debe actuar ahora para salvar la salud de los más de 3,5 millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico”, dijo Dennis Rivera, presidente de la Coalición para atender la Crisis de la Salud.
Rivera explicó que los organizadores quieren que “el presidente Obama y Congreso [de EE.UU.] actúen en la paridad de fondos para la asistencia sanitaria de Puerto Rico”. Ellos creen que “la financiación severamente insuficiente” está empujando el sistema de salud local al borde del colapso.
“La industria de la salud representa el 20 por ciento del PIB de Puerto Rico. Un colapso no sólo pondrá en peligro la atención de millones de estos ciudadanos estadounidenses, sino que también podría resultar en un golpe dramático para la débil economía de Puerto Rico”, precisó la coalición en su página web.
Su argumento es que las tasas de los fondos federales para Puerto Rico son la mitad de los que reciben el resto de los estados del país. Los puertorriqueños alegan que ellos cancelan el mismo impuesto por Medicare —a pesar de que los ingresos de Puerto Rico, y por lo tanto, su base imponible, son considerablemente más bajos que la del resto de Estados Unidos. Además, los puertorriqueños que permanecen en la isla no están sujetos al impuesto sobre la renta federal.
Tres destacados especialistas médicos de la isla —Edgar Colón, José Carlo-Izquierdo y Antonio Puras-Baez— solicitaron que el Gobierno federal de Estados Unidos intervenga en lo que consideran una “crisis humanitaria” que no hace más que empeorar.
“La Universidad de Puerto Rico (UPR) es la mejor escuela de Medicina de la isla y educa a los mejores estudiantes, pero (una vez que tienen su título) es muy fácil para ellos tomar un avión y encontrar mejores oportunidades de trabajo en los Estados Unidos”, afirmó Colón, decano de la Facultad de Medicina de la UPR.
En un reciente comunicado de prensa, él y sus colegas mencionan un “éxodo de profesionales de la medicina a EE.UU”, y se quejan de un número creciente de pacientes que visitan la sala de emergencias para recibir atención.
Carlo-Izquierda afirma que, aunque los médicos puertorriqueños “tratan de proporcionar a los pacientes el mejor tratamiento”, la falta de financiación adecuada les impide la contratación de un número suficiente de profesionales de la salud.
“Es una situación muy frustrante, nos gustaría hacer más por los pacientes”, dijo Puras-Báez, presidente del departamento de Urología de la UPR.
Para el líder sindical Dennis Rivera esta marcha enviará al Congreso un mensaje importante.
“Estamos en una encrucijada. En los próximos 18 meses podríamos perder US$3,000 millones en salud, todos sabemos de la falta de liquidez del Gobierno, así que el sistema de salud colapsaría y más de un millón de personas perdería su plan de salud”, sostuvo Rivera.
¿El sistema de salud está en terapia intensiva?
Luis Dávila, abogado y analista político de Puerto Rico, le dijo el jueves por la mañana a PanAm Post que el gobernador está evadiendo el verdadero problema: el gasto público. Él dice que la administración de Padilla debe dejar de despilfarrar y pagar sus deudas.
“El Congreso le ha dicho a los políticos puertorriqueños mil veces que no deben pedir nada hasta que reduzcan sus gastos y cambien su actitud sobre el pago de la deuda”, afirmó.
Pero, explica, el Gobierno “no está dispuesto a reducir los costos en el corto plazo”. En su opinión, es “ridículo” que la marcha se lleve a cabo en Puerto Rico en vez de en Washington D.C., donde se encuentra la sede del Congreso de Estados Unidos.
Con la contribución de Fergus Hodgson.